Entre el 7 y 8 de mayo la Sociedad Geológica de España ha organizado rutas gratuitas en todas las provincias para conocer mejor el paisaje que nos rodea, así como otros territorios más remotos de una forma virtual. Como adelanto, ha enseñado a los periodistas el antiguo Madrid, “edificado sobre agua y con muros de fuego”.
Después de los peores años de la pandemia, este fin de semana vuelve el Geolodía, el gran evento anual de divulgación geológica promovido por la Sociedad Geológica de España (SGE). Su presidente y catedrático de la Universidad de Huelva, Juan Antonio Morales, considera que quizá es “la actividad con más participación ciudadana que hay ahora mismo en España, además de un referente a escala internacional que ya imitan en países vecinos como Francia y Portugal”.
“La geología no solo es esa historia de millones de años de la Tierra que vemos en los libros –subraya–, lo hemos visto recientemente con el volcán de La Palma, que es un proceso geológico, como lo son también las inundaciones o las erosiones costeras. Además tiene mucha utilidad social: para obtener agua, energía, buscar minerales con los que luego se fabrican nuestros móviles y dispositivos... Todo esto hay que divulgarlo”.
El Geolodía 2022 ofrece recorridos geológicos gratuitos y abiertos a todos los públicos en todas las provincias españolas. Proponen desde 'bucear' en un antiguo mar en Córdoba, seguir las huellas de los neandertales en Huelva, visitar un cementerio de elefantes en Ciudad Real, las torcas en Cuenca o buscar pistas geológicas en paisajes de Ávila, hasta recorrer un casco urbano en Zaragoza, el meandro de un río en Ourense, comprender la importancia del suelo para el vino de Navarra o los garbanzos de Segovia, así como adentrarse en un valle salino de Barcelona o descubrir la geología de un cementerio en Bizkaia.
“Se trata de ver con ojos geológicos el paisaje que nos rodea. No hace falta saber nada. Se viene a aprender y a divertirse, además de conocer el trabajo que desarrollan los geólogos y las geólogas”, apunta Blanca María Martínez, responsable del proyecto a nivel nacional, quien también recuerda, que de modo virtual se pueden ver charlas divulgativas en el canal de Youtube de la SEG, donde a partir del 7 de mayo se estrenan vídeos sobre volcanes submarinos, la erupción de La Palma, los secretos de la Luna y la formación del petróleo. Para los aficionados a los videojuegos también se presentará Game of Stones.
Junto a otros miembros de la SGE y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) a los que pertenece, Martínez ha comentado los detalles del Geolodía 2022 durante una actividad previa para periodistas en el entorno de la catedral de la Almudena y el Palacio Real de Madrid, guiados por el antiguo lema de la capital: “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”. Así figuraba en el primer escudo de Madrid, anterior al siglo XII, donde aparece un pedernal de sílex sumergido en agua, junto a dos eslabones que hacen saltar chispas al rozar la piedra.
“Madrid tiene una íntima relación con el agua, y su gran potencial acuífero era conocido desde sus orígenes musulmanes”, explica Raquel Martín, “fue el emir Muhammad I de Al-Andalus quien mandó construir una ciudadela fortificada (el alcázar de Mayrit) entre dos antiguos arroyos, que hoy son las calles del Arenal y Segovia. El primero surgía de una zona siempre encharcada en la conocida Plaza [o Puerta] del Sol, y el segundo, el antiguo arroyo de San Pedro, de una gran fuente en la actual Plaza de Puerta Cerrada”.
“Respecto a la segunda parte del lema –prosigue–, “mis muros de fuego son”, cuenta la leyenda que cuando los cristianos intentaban invadir la ciudadela, sus lanzas y flechas chocaban contra las piedras de la muralla, y como eran de sílex, se veían chispas de fuego por la noche”.
Primer escudo de Madrid y recreación imaginaria de cómo sería la ciudad en el siglo XVI pintada por Pierre Schild. / Madrid Árabe/Wikimedia
Otro investigador del IGME, Rafael Lozano, añade: “El sílex fue el primer material pétreo que se utilizó para producir fuego. Cuando se golpea contra un sulfuro de hierro, como la pirita, se generan chispas. El impacto hace que el hierro se ponga incandescente y el azufre se evapore, mezclándose con el hidrógeno del aire para formar ácido sulfídrico, que huele a huevos podridos”. Hasta principios del siglo XX se usó sílex para generar las chispas y el fuego, utilizando mecheros con una pieza metálica como el que nos enseña el experto.
Durante el recorrido, Lozano también nos mostró un ‘diamante’ de San Isidro recogido en la famosa pradera del santo. “Realmente no son diamantes –aclara–, sino cristales centimétricos de cuarzo hialino procedente de la Sierra de Guadarrama. Normalmente son de color blanco y opacos, pero los que crecieron más despacio son transparentes e incoloros. Luego bajan rodando por el río Manzanares, se van redondeando y su superficie se vuelve esmerilada. En un determinado momento, cuando la energía del agua ya no es suficiente para seguir moviendo los cantos rodados, los cuarzos se depositan en las terrazas que van quedando. La Pradera de San Isidro es una antigua terraza dejada por el antiguo cauce del río Manzanares. Antes de que se edificara sobre ella, era posible recoger alguno de estos ‘diamantes’, que gozaron de mucha fama e incluso el rey Felipe II llevó uno en el sombrero”.
Diamante de San Isidro expuesto en el Museo Geominero. / Museo Geominero
Por su parte, Miguel Gómez Heras, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), destaca que en las terrazas del Manzanares han aparecido fósiles de grandes vertebrados y herramientas líticas, como en el cerro de San Isidro, un lugar importante en la historia de la paleontología que nos señala a lo lejos, desde el mirador situado entre la catedral y el Palacio Real.
En los muros blancos de estos edificios nos llama la atención sobre sus pequeñas manchas o costras negras: “Aparecen debido a los gases sulfurados de la contaminación, que reaccionan con el agua de lluvia para producir ácido sulfúrico. Este, a su vez, reacciona con el calcio de la caliza para formar yeso, que crece ennegrecido en presencia de partículas de contaminación que actúan como catalizador. Madrid, al no tener tanta humedad, no es un sitio tan propicio como Budapest, por ejemplo, para que se formen costras negras potentes”.
La visita geológica guiada finaliza junto a la antigua Muralla Árabe, sobre la que se levanta la catedral de la Almudena. De abajo a arriba, los expertos nos muestran el sílex utilizado desde el Paleolítico y en la base de la muralla, luego formas de disolución que indican calizas, otras rocas calizas blancas traídas desde Portugal para la cripta, y piedras de Alicante, pizarras de Ourense y granitos de Madrid para la nave principal.
Catedral de la Almudena sobre la muralla árabe, recorrido por la zona y vista del entorno del río Manzanares a su paso por Madrid. / Carlos Delgado/SGE
Además de los materiales de construcción, la geología también tiene muchas otras aplicaciones, como la extracción de recursos mineros. Así lo apuntan la geofísica María Druet y dos de sus colegas del IGME, Manuela Chamizo y María del Carmen Feria, que han participado en el proyecto cartográfico Planageo en Angola, un país con importantes yacimientos de petróleo y diamantes.
Chamizo, que también es coordinadora de la Comisión de Mujeres y Geología de la SGE, advierte que existe “una indiscutible brecha de género en esta disciplina”. Aunque no se conoce la proporción exacta de geólogas y geólogos, existen algunos datos, como el índice de techo de cristal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que muestra que se está lejos de la paridad, especialmente en el área de los recursos naturales. Otro ejemplo es que las mujeres solo representan el 27 % de los miembros del Colegio de Geólogos.
El objetivo es mejorar la situación y animar a las jóvenes que se quieran dedicar a esta profesión. “La Geología es una ciencia apasionante que abarca gran cantidad de áreas de conocimiento, tan diversas como la paleontología o la geología planetaria. Requiere realizar trabajo de campo y en muchas ocasiones permite realizar viajes y vivir experiencias únicas que aportan un enriquecimiento personal importante”, comenta la coordinadora, quien recuerda a todas aquellas jóvenes que decidan embarcarse en esta aventura que cuentan con la ayuda del programa Geólogas en Red”.
Como muestra del cambio de tendencia, durante el Geolodía para periodistas había el mismo número de geólogas que de geólogos en las explicaciones. Antes de finalizar, Enrique Díaz Martínez, experto del IGME en patrimonio geológico, también ha destacado que España es el segundo país del mundo (por detrás de China) que más geoparques tiene en el mundo. Actualmente son quince los reconocidos por la UNESCO, unas ventanas a la historia de nuestro planeta donde se une patrimonio, ciencia y turismo sostenible.
“Nosotros somos seres humanos gracias a la geología”, concluye Gómez Heras, “ya que la hominización tuvo que ver con la ella: los primeros homínidos surgen en el valle del Rift africano, una incipiente dorsal que genera un microclima donde la selva pasa a sabana, y los primates tienen que adaptarse, cruzar zonas no arbóreas, esto impulsa la bipedestación, eso la inteligencia, se comienzan a manipular herramientas, la Edad de Piedra, del Bronce y del Hierro... La geología es el motor de todo”.
Blanca Martínez coincide, y añade que el oficio más antiguo del mundo no es el que todo el mundo piensa, sino el de geólogo: “La especie más antigua del género Homo, al que pertenecemos los sapiens, es Homo habilis, llamada así porque era capaz de crear herramientas líticas. Es decir, los primeros humanos eran geólogos, porque buscaban y seleccionaban las rocas que les servían para sobrevivir. Y esto no es más que un ejemplo de cómo la Geología –que no es solo hablar de rocas, minerales y fósiles– condiciona toda nuestra evolución, como especie y como sociedad”.
Geolodía 2022 para periodistas. / SINC
El Geolodía es una actividad organizada por la Sociedad Geológica de España (SGE) con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT, Ministerio de Ciencia e Innovación), la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (AEPECT), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), la International Association of Sedimentologists (IAS), Repsol y otras compañías e instituciones.