El incremento del plástico de un solo uso durante la pandemia hace más que nunca necesarios el reciclaje y el uso de bolsas reutilizables, pero se pueden tomar más iniciativas por el medio ambiente. Desde SINC te hacemos algunas recomendaciones que te ayudarán a cambiar ciertos hábitos.
Las decisiones políticas en cuestiones medioambientales se están tomando. Esta misma semana el Gobierno español ha aprobado la estrategia hacia una economía circular para reducir la generación de residuos. Pero los ciudadanos también pueden colaborar de manera individual.
“Aunque nuestra contribución sea pequeña, todo lo que hagamos cuenta”, explica a SINC Andreu Escrivà, ambientólogo y consultor en sostenibilidad.
Reducir el consumo de carne, apostar por productos de proximidad, evitar el sobreembalaje y los largos procesos de comercialización, así como el desperdicio alimentario son algunas de las acciones individuales que pueden motivar de forma colectiva. De hecho, muchas de estas acciones se han podido poder en práctica durante el confinamiento.
Es necesario tener siempre en mente las tres ‘R’ de la ecología: ‘reciclar’, ‘reutilizar’ y ‘reducir’, de las cuales esta última es la más importante según Escrivà. “Somos ciudadanos antes que consumidores y por lo tanto, es necesario preguntarse antes de comprar: ¿Realmente necesito eso?”, recuerda el experto.
Además, las normas sociales pueden ejercer mucha influencia. “Antes se fumaba mucho pero de pronto se aceptó que fumar no molaba. Había una masa crítica y la gente adoptó ese comportamiento. Si ahora llevar una cantimplora con agua del grifo mola más que llevar una botella de plástico, el cambio arrastrará a mucha gente rápidamente”, explica.
Desde SINC proponemos algunos gestos para seguir protegiendo el medio ambiente en el día a día, además de utilizar el transporte público, reciclar, reducir el consumo de plástico y evitar el desperdicio de comida. Y recuerda, “que el resto del mundo lo haga mal no implica que nosotros no podamos actuar. Cada gramo cuenta”, insiste Escrivà.
Para fabricar móviles y otros dispositivos electrónicos se utiliza un material llamado coltán –entre otros muchos minerales–, que se obtiene en muy pocos países, como en la República Democrática del Congo, generando una gran inestabilidad política.
La explotación de las minas en las que se produce perjudica gravemente al medio ambiente y genera importantes conflictos armados que acaban, también, con la vida de animales salvajes.
Por eso, la próxima vez que vayas a cambiar de móvil, consola u ordenador, piensa si es realmente necesario. Además, recuerda que ese aparato se podría reparar o reutilizar, lo que evitaría que millones de dispositivos acaben acumulados en hogares o vertederos, una amenaza emergente para el medio ambiente y la salud.
Aplica esta regla al resto de tus pertenencias porque es más importante reducir el consumo que llegar a tener que reciclar. Al fin y al cabo, se trata de pensar en la reutilización como una forma de vida.
Frutas y verduras, mejor de temporada. / Pixabay
Cuidar de nuestra alimentación también contribuye a la protección del medio ambiente. Por ejemplo, el consumo de productos locales permite no solo revalorizar las variedades ecológicas, sino también evitar mayor transporte y envasado. Para ello, asegúrate de que frutas y verduras sean de temporada.
En cuanto al consumo de pescado, es prioritario comprar especies no vulnerables ya que la sobrepesca está poniendo en peligro la existencia de peces como el atún rojo, el bacalao o el salmón.
Según una encuesta de la Marine Stewardship Council (MSC), cuatro de cada cinco consumidores españoles están dispuestos a cambiar sus hábitos de compra por la sostenibilidad de los océanos. ¿Eres tú uno de ellos?
Si quieres consumir carne, recuerda que muchos productos proceden de la ganadería intensiva donde los animales son confinados por millares en granjas y fábricas. Para mantenerlos y alimentarlos es necesario cultivar soja, maíz o remolacha para alimentarlos, lo que requiere de grandes superficies agrícolas que a menudo le cuestan la vida a los grandes bosques. Además, los rumiantes generan una gran cantidad de metano tras consumir estos productos. Por eso, Naciones Unidas advirtió que para frenar el cambio climático, se debe reducir del consumo de carne.
Muchas especies entran en un estado de letargo prolongado durante el invierno para afrontar el frío (como el oso pardo, el tejón, las ardillas o los erizos). Por eso, es importante que evitemos molestar a los animales cuando paseamos por el campo. Esto podría provocar que huyan o se esconda teniendo consecuencia graves para ellos.
Asimismo, cuando se pueda elegir un lugar de vacaciones exótico recuerda que los animales salvajes no forman parte de la industria turística. El contacto con turistas hace que muchos de ellos, como los gorilas de montaña, queden expuestos ante enfermedades que pueden ser mortales para ellos.
Limítate a observarlos, haz el menor ruido posible cuando camines por sus hábitats y nunca te salgas de los senderos. En definitiva, respeta el ecosistema por el que andas.
Cuando la COVID-19 permita retomar algunos de los viajes a lugares exóticos, posiblemente nuestra forma de viajar ya no sea la misma, pero evita probar platos elaborados con especies en peligro como la carne de tiburón o pangolín, uno de los animales más amenazados por la caza furtiva y posible animal intermediario de la transmisión del virus SARS-CoV-2 de los murciélagos a los humanos.
La caza ilegal también genera productos o souvenirs como cuernos de rinoceronte o colmillos de elefante que resultan un desafío para la preservación de muchas especies.
Respetar el descanso de los animales es fundamental para conservar el ecosistema. / Pixabay
Los medicamentos son contaminantes orgánicos emergentes que pueden ocasionar riesgos ambientales si se mezclan con el resto de basura o se tiran por el desagüe.
Antibióticos, estimulantes, analgésicos y fármacos psiquiátricos que tomamos los humanos acaban dejando sus residuos en los ríos, por ejemplo. Este impacto ambiental, hasta hace poco difícil de medir, perjudica a los microorganismos incluso en concentraciones muy bajas de estas mezclas.
Para evitar los efectos de los fármacos en el medio ambiente, todas las medicinas y sus envases puedes enviarlas al punto SIGRE, que se encarga del reciclado de los mismos.
Es fácil que una especie exótica, como la tortuga de Florida, llame tu atención y quieras tenerla en casa. Sin embargo, si estos animales se liberan a un hábitat que no es el suyo puede ser peligroso para el ecosistema y la salud humana.
Estas especies invasoras muchas veces logran adaptarse a su nuevo entorno fácilmente. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, la tasa de nuevas introducciones a través de la horticultura, la agricultura o incluso la pertenencia de animales exóticos se ha acelerado y en el continente existen más de 10.000 especies invasoras. Deshacerse posteriormente de ellas puede ser costoso.
Por tanto, evita tener animales como los periquitos, las cotorras o ciertas tortugas exóticas en casa y, si ya lo has hecho, toma precauciones para que no se liberen en el medio ambiente.