La esclerosis múltiple es una enfermedad heterogénea desde los puntos de vista clínico, molecular y celular. Son numerosos los factores que influyen en su aparición y todavía no se conocen los mecanismos moleculares que intervienen en su evolución. Según Haritz Irizar, experto de la UPV/EHU, va a ser muy importante organizar toda la información y crear un mapa etiológico. En su investigación ha utilizado el análisis de redes para estudiar las interacciones entre ciertos parámetros.
La esclerosis múltiple es una afección autoinmune de gran complejidad. Son diversos los factores que influyen tanto en su aparición como en su evolución. No es una enfermedad completamente genética, pero esta tiene un gran peso en su aparición debido a que son muchos los genes que influyen en el riesgo de enfermar. Hasta ahora se ha obtenido mucha información acerca de la etiología o las causas de la esclerosis múltiple. Por una parte hay que tener en cuenta los factores genéticos y, por otra, es necesario contemplar los factores ambientales, como el sexo, el virus de Epstein-Barr, el metabolismo de la vitamina D está relacionado con la enfermedad, etc.
El investigador del departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Haritz Irizar ha estudiado las interacciones entre algunos de esos factores y ha concluido que la investigación de la esclerosis múltiple, así como seguramente de la mayoría de enfermedades complejas, tiene dos grandes problemas. En su opinión, es preciso ordenar toda la información obtenida sobre los factores etiológicos (tanto genéticos como ambientales). Y, además, "debajo del paraguas clínico al que llamamos esclerosis múltiple hay diversas patologías moleculares". Cabe destacar que propone construir mapas etiológicos para resolver dichos problemas.
En opinión de Irizar, si se describen las interacciones estadísticas de todos los factores, se podrían formar grupos entre ellos, ya que no todos interaccionan con todos, y se podrían utilizar para definir subgrupos de la enfermedad así como para clasificar a los enfermos en conjuntos mucho más homogéneos. "Todo ello incrementaría las posibilidades de investigación", añade.
En los trabajos realizados hasta ahora, la tendencia ha sido analizar sistemas biológicos pequeños con gran precisión. "Pero si no integramos toda esa información parcial en marcos globales, nunca llegaremos a entender el sistema en su totalidad", apunta el investigador. En este sentido, en biomedicina está cobrando auge la utilización del análisis de redes, en el cual se omiten todos los detalles y se contemplan y estudian las conexiones o interacciones entre elementos de todo el sistema (elementos físicos, estadísticos...).
Según Irizar, todavía no se sabe qué relación tienen entre sí todos los factores que influyen en la enfermedad; se sabe que todos están implicados, pero no cómo se relacionan entre sí. Por tanto, el análisis de redes es una herramienta muy útil, en opinión del investigador, ya que la posibilidad de ver las interacciones entre factores y la de componer una red podría ayudar a formar grupos y a definir subgrupos moleculares de la enfermedad.
Diferenciación por sexos
La investigación de Irizar ha tenido tres fases. En dos de ellas, el investigador ha concluido que la enfermedad no sigue el mismo patrón en mujeres y en hombres, es decir, que se debería diferenciar entre hombres y mujeres.
En primer lugar, ha investigado el mecanismo por el que la variación del gen relacionado con el riesgo a enfermar incide en la aparición de la enfermedad, es decir, qué mecanismos patogénicos hay en dicha relación. Y, más importante si cabe, ha concluido que dicha variación sólo crea peligro en mujeres. En opinión del investigador, "dicho hallazgo indica que bajo la esclerosis múltiple puede haber diversas patologías". La variante citada es el alelo 15:01 del gen HLA-DBR1.
En segundo lugar, ha analizado la expresión de todos los genes, y ha intentado ver las alteraciones relacionadas con la enfermedad. Ha obtenido datos sobre la actividad de miles de genes de muchas personas, y, con todo ello, ha estudiado las alteraciones relacionadas con la afección, es decir, las alteraciones existentes en la expresión global de tales genes.
Han comparado muestras de pacientes y de personas que no tienen ninguna patología neurológica (personas de la misma edad y sexo que los pacientes analizados); además, las muestras de los pacientes eran de dos fases de la enfermedad: muestras en fase de brote y en remisión. De esta manera, han podido ver cuáles son los genes, o cuáles son las alteraciones en la expresión de los genes, relacionados con la dinámica de brote-remisión. Han descubierto que los mecanismos moleculares relacionados con el patrón brote-remisión es diferente en hombres y en mujeres.
Por último, en la tercera fase de la investigación, han creado redes combinando y comparando los datos de la investigación de Irizar y de su compañera Maider Muñoz, aprovechando que ambos tenían datos de las mismas muestras. De ahí han obtenido una lista de pequeños ARNs no codificantes que pueden ser blanco de intervenciones terapéuticas futuras.
Referencias bibliográficas:
H. Irizar, M. Muñoz-Culla, M. Saenz-Cuesta, I. Osorio-Querejeta, L. Sepúlveda, T. Castillo-Triviño, A. Prada, A. López de Munain, J. Olascoaga, D. Otaegui. ‘Identification of sncRNAs as potential therapeutic targets in Multiple Sclerosis through differential sncRNA – mRNA network analysis’. BMC Genomics. (under review)
H. Irizar, M. Muñoz-Culla, L. Sepúlveda, M. Sáenz-Cuesta, A. Prada, T. Castillo-Triviño, G. Zamora-Lopez, A.L. de Munain, J. Olascoaga, D. Otaegui (2014). ‘Transcriptomic profile reveals gender-specific molecular mechanisms driving multiple sclerosis progression’. PLOS One 28;9(2):e90482.
H. Irizar, M. Muñoz-Culla, E. Goyenechea, O. Zuriarrain, T. Castillo-Triviño, A. Prada, M. Saenz, D. De Juan, A. Lopez de Munain, J. Olascoaga, D. Otaegui (2012). ‘HLA-DRB1*1501 and multiple sclerosis, a female association?’. Mult. Scler.;18(5):569-77.