Validada la existencia del trastorno desintegrativo de la infancia

El trabajo en el que Rubén Palomo, Personal Investigador en Formación del Departamento de Psicología Básica de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del grupo IRIDIA, ha colaborado con el M.I.N.D. Institute, de la Universidad de California Davis, para validar cientificamente la existencia de un tipo muy infrecuente de trastorno generalizado del desarrollo, el denominado trastorno desintegrativo de la infancia.

Foto: José Barbanza.
Foto: José Barbanza.

El Trastorno Desintegrativo de la Infancia (TDI) es un Trastorno Generalizado del Desarrollo que afecta a 1.7 de cada 100.000 individuos (Fombonne, 2002). Al igual que el autismo (Trastorno Generalizado del Desarrollo prototípico), el TDI se caracteriza por alteraciones cualitativas en las áreas de interacción social, la comunicación, el juego y la presencia de conductas repetitivas (Asociación Americana de Psiquiatría, 2004).

Sin embargo, en el TDI la aparición de los síntomas va precedida de un período de al menos 2 años de desarrollo dentro de los límites normales y se asocia con una pérdida de habilidades en varias de las siguientes áreas: interacción social, comunicación, juego, habilidades motrices o de autocuidado (Asociación Americana de Psiquiatría, 2004).

El propósito del trabajo realizado por el doctorando Rubén Palomo y publicado en J Autism Dev Disord fue estudiar la validez del TDI como trastorno por sí mismo así como investigar las características de la regresión de habilidades. El trabajo describe el caso de un chico con TDI quién, tras un período de aproximadamente 4 años de desarrollo normal, experimentó una grave pérdida de habilidades a la vez que emergieron los síntomas característicos de autismo.

Además, y como algo específico de éste trabajo, se analizó su desarrollo estudiando las grabaciones familiares desde su nacimiento hasta después de la regresión. Las cintas fueron sistemáticamente codificadas por observadores (que no conocían el diagnóstico del chico ni los objetivos del estudio) entrenados hasta alcanzar la fiabilidad en un código de observación previamente validado (Werner & Dawson, 2005).

Usando Noldus 5.0, The Observer, programa de observación informatizado, se cuantificó objetivamente la proporción de miradas a la gente, vocalizaciones, palabras, combinaciones de palabras, orientación al nombre, señalar, conducta repetitiva (motora y acciones con objetos) y conductas visuales inusuales del niño.

El análisis sistemático de las cintas familiares, así como la observación clínica, mostraron una dramática reducción de las conductas de orientación social, los gestos de señalar y el lenguaje, así como un gran incremento de las conductas repetitivas y la inspección visual inusual de objetos tras 4 años de desarrollo típico.

No se encontraron causas médicas u otros correlatos. La regresión fue abrupta en su inicio y la pérdida continuó durante cerca de un año siendo la mejoría del paciente muy limitada. Por tanto, la validez del TDI ha sido confirmada. Sin embargo, tanto las características de la regresión así como la necesidad de contar con criterios diagnósticos más claros, dado el solapamiento entre el TDI y el autismo con regresión, han de seguir siendo trabajados.

Fuente: Universidad Autónoma de Madrid
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