Miguel Barrueco, jefe de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario de Salamanca, ha publicado un artículo en la revista Gaceta Sanitaria en el que vincula la presencia de tabaco en el cine y el inicio del consumo del mismo por parte de niños y adolescentes.
El estudio es un artículo de revisión que concluye que existen "demostraciones científicas suficientes" acerca de esta relación, la mayoría basadas en investigaciones realizadas en Estados Unidos, aunque con datos extrapolables a Europa, donde apenas hay análisis similares y aún menos movimientos reivindicativos que reclamen la exclusión del tabaco en las películas, como sucede al otro lado del Atlántico.
"En España es un asunto poco conocido, pero en Estados Unidos se han realizado profundos estudios al respecto", afirma Miguel Barrueco. De hecho, en la Universidad de California nació una iniciativa a raiz de este tipo de estudios denominada Smoke Free Movies que realiza campaña activa para eliminar las escenas en las que se fuma de las producciones audiovisuales. "Hay investigaciones que denuncian el problema y otras que proponen soluciones, además de realizar campañas en periódicos y revistas, incluso entregan unos premios negativos a las películas con más tabaco", señala.
La influencia que tienen los medios audiovisuales, muy presente en la cultura en general, pero especialmente en la de los jóvenes, siempre es determinante en su conducta, pero en el caso del tabaco adquiere una relevancia y una gravedad especiales debido a las características adictivas de los productos que componen los cigarrillos, especialmente la nicotina. Un estudio estadounidense realizado con casi 5.000 escolares de 9 a 15 años permitió comprobar que entre los que habían visto menos de 50 escenas de tabaco fumaba el 5%, mientras que entre los que habían visto más de 150 escenas fumaba un 31%.
En muchos casos, los estudios "ponen de manifiesto la utilización por parte de la industria publicitaria y de la industria del tabaco de las películas como instrumento de propagación del consumo de tabaco". Así, cita un estudio que denunció que en el año 2000 la media de apariciones de fumadores en el cine fue de 10'8 por hora, mientras que en 1990 había sido de 5'9. La clave puede estar en que la industria tabaquera trata de compensar las restricciones publicitarias directas que se han impuesto en los últimos años con este otro tipo de apariciones.
Carencia de estudios sistemáticos en España
En España "no hay estudios sistemáticos, sólo comunicaciones en congresos con datos puntuales", señala Barrueco. Sin embargo, "la presencia intencionada del tabaco en las películas es muy importante, no es algo casual, ni fruto del guión ni de la libertad creativa, es algo buscado y cobrado", advierte. Muchos de estos artículos y comunicaciones en congresos tratan de "desenmascarar esta relación entre la industria del tabaco y del cine, que es muy antigua" para conseguir "que las productoras cinematográficas no se vendan a la industria del tabaco".
Aunque la presencia del tabaco es exagerada en el cine, lo es aún más en las series de televisión, según Barrueco, en una estrategia que se denomina localización del producto. "Igual que hay cartones de una determinada marca de leche o bebidas refrescantes, también se utiliza el tabaco", afirma.
Basado en todos estos datos, el artículo propone "algunas medidas de eficacia probada", como podrían ser una certificación en los títulos de crédito de no haber recibido pago alguno por mostrar tabaco en la película, la proyección de anuncios publicitarios antitabaco antes de las películas, no permitir la identificación de marcas y no subvencionar las películas que estimulen el consumo de tabaco.