El colisionador de protones LHC ha tenido que retrasar su puesta en marcha por un cortocircuito intermitente en uno de los grandes imanes que forman parte de esta gran infraestructura científica. El reinicio, tras dos años de inactividad, tendrá una demora de “entre unos pocos días y unas semanas” según fuentes del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN).
Un cortocircuito intermitente ha sido la causa del retraso en el reinicio del gran colisionador de hadrones o LHC del CERN, previsto para hoy. Según el organismo, el fallo se detectó el pasado sábado y afecta a uno de los imanes del sector 3-4, encargados de enviar protones alrededor del colisionador. Después de una pausa de dos años, el acelerador se preparaba para iniciar su actividad con un incremento de la energía de las colisiones.
Una de las zonas cercanas –sector 4-5– a donde se ha producido el incidente ya sufrió una avería de mayor gravedad en el 2008. La máquina acababa de comenzar a funcionar cuando se produjo un fallo en la soldadura de la conexión eléctrica entre dos imanes. Esto provocó que la temperatura de más de cien imanes se disparara en casi 100 grados. La reparación duró más de un año y este incidente provocó que el acelerador empezara a funcionar con menos energía de lo previsto. Los objetivos de 13 teralectronvoltios (TeV) habían sido retrasados para esta segunda fase.
Una segunda fase a más velocidad
El segundo periodo de operación o Run 2 se prolongará a lo largo de los próximos tres años. El LHC es el acelerador de partículas más grande y potente del mundo, un anillo gigantesco de 27 kilómetros que ha sido reparado y actualizado desde principios de 2013, cuando finalizó su Run 1, una etapa en la que se descubrió el famoso bosón de Higgs.
Hoy, nuevamente, iban a empezar a circular los haces de protones, aunque las colisiones no estaban previstas hasta finales de mayo o principios de junio. Se producirán a temperaturas próximas al 0 absoluto y a 13 TeV, el doble de energía que en la primera etapa.
Según el CERN, el experimento prevé que al incrementar la energía de las colisiones, podría aumentar la posibilidad de crear nuevo bosones de Higgs. Esto ayudaría a medirlos con más precisión y comprobar sus modos de desintegración. Se podrían detectar pequeñas y sutiles diferencias entre lo que parece el bosón según los experimentos y lo que predice el modelo estándar.
Investigar la antimateria
Los experimentos de la potente máquina también indagarán sobre la desconocida gravedad y su posible propagación hacia dimensiones extra. Otra de las líneas de investigación es la antimateria. Cada partícula de materia tiene su correspondiente antipartícula, una réplica exacta pero con carga opuesta. Cuando ambas contactan se aniquilan, desapareciendo en un destello de energía.
Si el Big Bang creó las mismas cantidades de materia que de antimateria, ¿por qué hay más de la primera en el universo? Funcionar a energías mayores permitirá generar más antipartículas, permitiendo a los físicos comprobar si sus propiedades difieren de las de la materia.