Doctores del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid han hallado un caso sin precedentes de calcificación de la epiglotis en un varón de 70 años que ingresó en el centro por sospecha de flemón parafaríngeo, un caso de infección aguda. Los textos clásicos señalan que el cartílago epiglótico es el único que no sufre esta transformación ósea por sus propiedades elásticas, aunque sí se ha descrito algún caso “con extremada rareza”.
Ana Fernández Rodríguez y José Ignacio Benito-Orejas, residente y adjunto del Servicio de otorrinolaringología, relata cómo se produjo el descubrimiento. “Nos encontrábamos en una guardia y había ingresado un paciente el día anterior con un caso infeccioso agudo para el que se solicitó un escáner. Al verlo, nos dimos cuenta de que la epiglotis tenía una pequeña calcificación”, asegura el doctor.
La epiglotis es el cartílago que cubre la entrada de la laringe para que, al ingerir, los alimentos sólidos o líquidos no entren en la tráquea y los pulmones. Por otro lado, la calcificación es el proceso por el cual se generan depósitos de calcio en los tejidos, haciendo que se endurezcan. Este proceso afecta normalmente a cartílagos hialinos (tiroides, ricoides y aritenoides) y es reflejo, según los expertos, del incremento de la apoptosis (muerte celular) en relación con la edad.
Tras observar el escáner, la doctora se puso en contacto con el Servicio de Radiología del hospital, ya que estas calcificaciones pueden verse generalmente en radiografías. La radióloga Adriana Elena Jiménez-Pérez, quien también forma parte del artículo, realizó placas y tomografías computarizadas en las que, de forma casual, se encontró una calcificación lineal de la epiglotis y se comprobó su recorrido “en el centro del cartílago”.
“Aunque hay algún caso descrito, su extremada rareza nos ha impulsado a publicar las imágenes”, aseguran los expertos, quienes han confeccionado hipótesis sobre su origen y sus posibles consecuencias. Los tejidos cartilaginosos se componen de células llamadas condrocitos que, con el envejecimiento del individuo, se degeneran y pueden dar lugar a una calcificación.
Se estima que el 99 por ciento del calcio que ingresa en el cuerpo se acumula en los huesos y los dientes, mientras que el uno por ciento se disuelve en sangre. No obstante, cuando un trastorno afecta al balance entre este mineral y otros el calcio puede depositarse en otras partes del organismo, como los riñones, las arterias, el cerebro o los cartílagos laríngeos.
Finalmente, los autores del artículo añaden que la calcificación epiglótica “podría generar problemas en el cierre de la laringe y la alteración de sus propiedades mecánicas favoreciendo la aspiración”, que es el paso de sustancias sólidas a la vía respiratoria, con el consiguiente riesgo de propiciar “la neumonía por aspiración”. No obstante, es una afirmación difícil de contrastar al no existir suficientes casos.