Investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de Valladolid están colaborando con la empresa GMV Sistemas, ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo, en el desarrollo de dispositivos tecnológicos de gestión remota aplicados a autobuses, vehículos y trenes. En el primero de los casos, se trata de desarrollar el software que permite conocer cuánto tiempo resta para que un autobús llegue a determinada marquesina, a qué velocidad va o el combustible que está consumiendo, mientras que para los coches, esta colaboración se enmarca en un proyecto denominado MARTA (Movilidad y Automoción en Redes de Transporte Avanzadas) que persigue, entre otros objetivos, el desarrollo de unos dispositivos (ordenadores con GPS) que harán posible el diagnóstico remoto de vehículos averiados, la recogida y envío de información en caso de accidente, la localización precisa de flotas de vehículos, y el control de atascos de tráfico, entre otros.
En el caso de los autobuses, los investigadores vallisoletanos se han encargado de desarrollar el sistema operativo gracias al cual funcionan estos ordenadores de a bordo, que consiste en una versión del sistema Linux adaptada a las necesidades de este ordenador, de menores dimensiones que un portátil y con menor capacidad de memoria. Según han precisado Diego Rafael Llanos y Arturo González, directores de este grupo de investigación, en torno a unos 5.000 vehículos en toda España utilizan ya estos ordenadores, que permiten no sólo controlar su posición, sino saber cuánto combustible está consumiendo o su velocidad.
En cuanto al proyecto MARTA, se trata de un proyecto CENIT que está siendo desarrollado por un consorcio formado por 18 empresas, entre ellas GMV, y 19 centros públicos de investigación y universidades de ocho comunidades autónomas, incluida la Universidad de Valladolid. El papel que juega esta última y para el que han formado un grupo de I+D con la empresa ubicada en Boecillo consiste en desarrollar el software básico con el que funcionan estos dispositivos de forma que dé cobertura a las aplicaciones que posteriormente se quieran incorporar y que van desde diagnosticar de forma remota las averías que presenta el coche, el envío de información a los servicios de emergencia en caso de accidente o el control de atascos de tráfico.
Se trata de una iniciativa “con mucha proyección”, a juicio de los investigadores, puesto que una normativa europea obligará a que todos los nuevos vehículos vendidos en la Unión Europea lleven incorporado uno de estos dispositivos, denominados OBU (On Board Unit), a partir del año 2015. No obstante, el objetivo a “medio plazo” no es limitarse a lo que marque la normativa, sino “extender las aplicaciones de este sistema” de forma que no sólo facilite la información ya mencionada, sino que puedan incorporarse otros servicios, por ejemplo, combinar los servicios GPS con páginas web para compartir el uso de los vehículos entre varias personas (Car sharing), una aplicación que también podría utilizarse en autobuses rurales, para saber con antelación si habrá o no pasajeros esperando en determinada localidad y ahorrar así combustible.
En lo que están inmersos ahora mismo los investigadores es en intentar que este dispositivo capture toda la información técnica del vehículo, es decir, revoluciones del motor, velocidad… algo que será útil no sólo para el propio conductor, que podrá saber, por ejemplo, cómo ahorrar combustible, sino que también resulta de utilidad “para el cálculo de pólizas realizado por las compañías de seguro”.
También en colaboración con la empresa GMV, los investigadores están trabajando en el desarrollo de un sistema similar aplicable a locomotoras de tren de la empresa RENFE que permitirán al maquinista tener contacto con la central, además de enviar mensajes, ver ficheros PDF o consultar hojas de ruta. En este caso, el ordenador va acompañado de una pantalla táctil.