Las Unidades Geriátricas de Agudos (UGA) reducen el tiempo de hospitalización de los pacientes entre un 10 y un 20%, mejoran su situación funcional y evitan ingresos en residencias de ancianos. El ahorro puede situarse entre 400 y 500 euros por paciente y día.
A pesar de que el antiguo INSALUD recomendaba la existencia de una Unidad Geriátrica de Agudos (UGA) por área de salud y por cada 250.000 habitantes, la realidad es que en España sólo 38 hospitales -públicos y privados- disponen de este servicio destinado a la atención de enfermos ancianos con enfermedad aguda o crónica agudizada, según los datos disponibles en el Observatorio creado por la Sociedad Española de Geriatría (SEGG) para recopilar datos sobre los recursos asistenciales disponibles en España para el paciente geriátrico.
Y esto sucede pese a los claros beneficios asistenciales para el paciente y de ahorro económico para el centro hospitalario que aportan las UGA. “Los pacientes ancianos con enfermedad aguda o con una patología crónica agudizada que son atendidos en las UGA”, comenta el doctor Juan Ignacio González-Montalvo, jefe del servicio de Geriatría del Hospital Universitario La Paz de Madrid, “evolucionan mejor y reciben antes el alta hospitalaria. Concretamente, se reduce el tiempo de hospitalización entre un 10 y un 20%. Además, estos enfermos salen del hospital en mejores condiciones funcionales que si fueran atendidos fueras de las UGA”.
Valoración integral
Los pacientes ancianos graves que son atendidos en hospitales sin UGA no reciben una atención especializada. La diferencia fundamental es que los geriatras de las UGA realizan una valoración integral del paciente nada más ser ingresado. Esta valoración, explica el doctor González-Montalvo, autor de una revisión de los estudios sobre UGAs realizados en España y que ha sido publicado en la Revista Española de Geriatría y Gerontología editada por la SEGG, “incluye aspectos clínicos, funcionales, mentales y sociales.
De este modo, además de tratar la enfermedad, podemos planificar el alta del paciente teniendo en cuenta su grado de funcionalidad o dependencia y las medidas que habrá que tomar cuando salga del hospital. Esto permite reducir en un 10-20% el tiempo de hospitalización y, como consecuencia, la pérdida de funcionalidad que estos pacientes suelen sufrir durante su estancia en el hospital, así como las posibilidades de que el anciano tenga que ingresado en una residencia para recibir cuidados especialies por causa de un aumento de su grado de dependencia”.
Hay que tener en cuenta que los pacientes ancianos están infradiagnosticados y sobremedicados. “En general”, advierte este especialista, “a los ancianos no se les diagnostica con precisión y se les medica demasiado en función de los síntomas lo que lleva a que consuman medicamentos de baja utilidad terapéutica. La valoración integral que se realiza en las UGA permite precisar el diagnóstico y racionalizar el tratamiento en función del mismo y de su estado clínico. Así también se evita la realización de pruebas innecesarias”.
Todos estos beneficios terapéuticos del paciente anciano ingresado en las UGA tiene, por otra parte, un impacto directo sobre los costes asistenciales. “El menor tiempo de hospitalización, el menor número de pruebas diagnósticas que se realiza –únicamente las estrictamente necesarias- y la racionalización del tratamiento conllevan una reducción de los costes de 400-500 euros por paciente y día”, concluye el doctor González-Montalvo.
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