Investigadores españoles y daneses han desarrollado un método para estudiar in vivo el desconocido metabolismo del selenio, un elemento esencial para los seres vivos. La técnica puede ayudar a clarificar si posee o no ciertas propiedades antitumorales que se le han atribuido y que aún no están corroboradas por ensayos clínicos.
“Es vox populi que muchos médicos a título personal en todo el mundo están recomendando suplementos de selenio como apoyo a la terapia tradicional contra el cáncer o el virus del sida, pero en realidad el fundamento de estas propiedades no están claras”, explica a SINC Justo Giner, químico de la Universidad de Oviedo.
“Incluso el propio metabolismo general del selenio no está completamente dilucidado”, añade Giner, que junto a otros investigadores de su universidad y de la de Ciencias Farmacéuticas de Copenhague (Dinamarca) han desarrollado una nueva metodología para estudiar cómo se mueve este elemento por los organismos vivos. El trabajo se publica en marzo en la revista Analytical and Bioanalytical Chemistry.
El estudio se ha realizado in vivo con ratas de laboratorio, a las que se ha suministrado una dosis de un trazador metabólico estable de selenio enriquecido (77Se), “pero abre la puerta a la transferencia del método a ensayos clínicos con humanos, ya que se utilizan isótopos inocuos y no radiactivos”.
Los resultados revelan que, en función de la información que se pretenda buscar, se puede analizar la concentración del selenio marcado en muestras biológicas de tejidos, sangre u orina. Para ello se emplean técnicas de espectrometría de masas y un segundo trazador isotópico (74Se), que ayuda a cuantificar “con una calidad inigualable” las ínfimas cantidades de selenio en las diferentes formas químicas en las que se distribuya por el organismo.
Este elemento es antioxidante y desempeña un papel importante en la respuesta inmune del organismo. Conocer el camino que sigue desde que se administra hasta que se excreta puede ayudar a clarificar su metabolismo y su posible efecto protector frente al cáncer o el VIH.
La dosis ideal de selenio
Las fuentes principales del selenio son la ingesta de alimentos ricos en este elemento como levaduras, productos animales (carne, mariscos, lácteos) y vegetales como brócoli, germen de trigo, nueces –particularmente de Brasil–, avena, ajo y cebada. Actualmente la dosis diaria recomendada de selenio es de aproximadamente 55 microgramos para las mujeres y 70 microgramos para los hombres.
La falta de este elemento se asocia con diferentes patologías como cardiomiopatías endémicas, fibrosis quística, esclerosis múltiple, artritis reumática, hemólisis y distrofia muscular. Además, el metabolismo del tiroides también se ve afectado por sus niveles selenio, ya que las enzimas deyodinasas de esta glándula son selenoproteínas.
Por el contrario, a dosis mayores de sus requerimientos nutricionales, el selenio se puede considerar como ‘nutracéutico’, es decir, que se le supone un efecto beneficioso para la salud, principalmente por sus propiedades antioxidantes, aunque siempre sin superar el umbral en el que comienza a ser tóxico.
Referencia bibliográfica:
Kristoffer Lunøe, Justo Giner Martínez-Sierra, Bente Gammelgaard, J. Ignacio García Alonso. “Internal correction of spectral interferences and mass bias for selenium metabolism studies using enriched stable isotopes in combination with multiple linear regression”. Analytical and Bioanalytical Chemistry 402 (9): 2749–2763, marzo de 2012. Doi: 10.1007/s00216-012-5747-7.
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