Enrique Moles, Ignacio Bolívar, Honorato de Castro, Enrique Hauser, Emilio Herrera, Pedro Carrasco y Blas Cabrera. Los méritos de estos académicos represaliados durante la Guerra Civil y la dictadura se han reconocido hoy en un acto presidido por el ministro Pedro Duque y la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, quien ha entregado diplomas conmemorativos a los familiares y discípulos de aquellos científicos.
La vicepresidenta del Gobierno, ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo ha entregado hoy a los familiares y discípulos de siete académicos represaliados durante la Guerra Civil y dictadura un diploma como símbolo de la restitución de sus medallas y en reconocimiento a sus méritos.
La vicepresidenta ha estado acompañada del ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, quien ha recordado que la “Edad de Plata de la Ciencia Española surgió de una masa crítica de científicos cuyos objetivos son los mismos que hoy impulsan el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades: hacer crecer el sistema español de ciencia, tecnología e innovación”.
Durante su intervención en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Duque ha agradecido a los países que recibieron a los exiliados de la Guerra Civil, especialmente Francia y México, que acogieron a un importante número de científicos de diferentes disciplinas. Para finalizar, ha puesto en valor la ciencia y la innovación, importantes “para el futuro de cualquier país”.
También ha intervenido el presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Jesús María Sanz-Serna, quien ha hablado sobre los siete académicos.
En representación de los académicos han recogido los diplomas: de Ignacio Bolívar Urrutia, su nieto Antonio Bolívar Goyanes; de Blas Cabrera Felipe, el académico Antonio Hernando Grande; de Pedro Carrasco Garrorena y Honorato de Castro Bon, el académico Jon Marcaide Osoro; de Enrique Hauser Neuburger, el académico Arturo Romero Salvador; de Emilio Herrera y Linares, su nieto Emilio Herrera Soler, y, por último, de Enrique Moles Ormella, el académico Miguel Ángel Alario y Franco.
La Constitución de 1978 plasma la voluntad de reencuentro, reconciliación y concordia de los españoles con una clara vocación integradora y de respeto al pluralismo y a la defensa pacífica de todas las ideas. Por ello, adquiere una deuda especial con las personas que, durante los decenios anteriores a la Constitución, sufrieron las consecuencias de la Guerra Civil y del régimen dictatorial que la sucedió.
Recuperar el honor y la memoria
El acto conmemorativo de hoy es la culminación de la resolución del Consejo de Ministros del pasado 21 de diciembre de 2018 por el que se adoptó el Acuerdo por el que se reconoce el carácter injusto y se declara la ilegitimidad de las sanciones impuestas a académicos históricos de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, cesados durante el periodo de la Dictadura, recuperando así el honor y la memoria de los académicos agraviados y de sus familias.
El Gobierno creó una Comisión de Trabajo para la rehabilitación y garantía del derecho al honor de los miembros de las Reales Academias y Academias de ámbito nacional sancionados durante la Guerra Civil y la dictadura, que estará presidida por la secretaria de Estado de Universidades e I+D+I, Ángeles Heras.
Enrique Moles Ormella (Barcelona, 1883 – Madrid, 1953). Fue farmacéutico, químico y físico. En su memoria se creó el Premio Nacional de Investigación Enrique Moles. Investigó la determinación de las masas atómicas de los elementos y ganó los premios internacionales Cannizzaro, Van't Hoff y Solvay.
Durante la Guerra Civil fue director general de pólvoras y explosivos del gobierno republicano. Cuando finalizó la contienda se exilió en Francia, y a su regreso a España en 1941 fue encarcelado, para ser liberado en 1945. Falleció en Madrid en 1953.
Ignacio Bolívar y Urrutia (Madrid, 1850 — Ciudad de México, 1944). Fue naturalista y entomólogo, investigador e impulsor del desarrollo de la ciencia biológica. Presidió la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas de Madrid y la Real Sociedad Española de Historia Natural.
También fue director del Museo de Ciencias Naturales y del Real Jardín Botánico de Madrid. A los 89 años, durante la Guerra Civil, se exilió al sur de Francia, en 1939. En ese mismo año, se trasladó a México, donde fue nombrado Doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México. Falleció a la edad de 94 años.
Honorato Castro Bonel (Borja, 1885-México, 1962, fue un físico, matemático, académico y político republicano. Obtuvo por oposición la cátedra de Cosmografía y Física del Globo de la Universidad Central.
Fue elegido diputado de Acción Republicana en las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931 por Zaragoza en la candidatura de la Conjunción Republicano Socialista y fue director general del Instituto Geográfico, Catastral y de Estadística durante el primer bienio republicano.
Finalizada la Guerra Civil Española, se exilió, primero en Estados Unidos y Puerto Rico y después en México, donde moriría en 1962.
Durante su estancia en Estados Unidos y Puerto Rico, estuvo al servicio de la Marina estadounidense, diseñando defensas de costa.
Enrique Hauser y Neuburger (Gibraltar, 1866-París, 1943), fue inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Minas.
Además, fue presidente del Consejo de Minería y profesor jefe del Laboratorio Químico Industrial de la Escuela de Minas y de su sección de Investigaciones Científicas, presidente de la Comisión del Grisú y presidente de la Sociedad Española de Física y Química. Fue nombrado caballero Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica en 1923. Obtuvo una medalla de oro, en 1929, por la Sociedad de Química Industrial de París. Se marchó de España hacia 1938, durante la Guerra Civil.
Emilio Herrera Linares (Granada, 1879 - Ginebra, 1967), fue ingeniero militar, destacado como aviador y científico. Fue presidente del Gobierno de la República española en el exilio entre 1960 y 1962. Ingresó con 17 años en la Academia de Ingenieros de Guadalajara. Se graduó como teniente en 1903, solicitando su traslado a la Escuela Práctica de Aerostación para aprender el manejo de los aerostatos.
Después de la participación de los aerostatos militares en las campañas de África, Herrera dirigió la Sección de Globos Aerostáticos. Desde 1918 intenta crear una línea aérea transoceánica, la Transaéra Colón, que uniera Europa y América para el transporte de pasajeros.
En la década de los años 20, ayuda a Juan de la Cierva con su invención del autogiro. Participa en la construcción y diseño del Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, inaugurado en 1921 y dotado de uno de los túneles de viento más grande y modernos del momento. Este sería el futuro embrión del actual Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
Aquí empezaría a investigar la vestimenta y los sistemas de respiración más adecuados para la navegación aérea. Durante la II República la Sociedad de Naciones le nombró experto internacional de aviación: en 1932, representó a España en la Conferencia de Desarme de la Sociedad de Naciones; en este mismo año la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le eligió académico, en la que ingresó el 19 de abril de 1933 con un discurso sobre ‘Ciencia y Aeronáutica’.
En 1935 crea la escafandra estratonáutica, un modelo de uniforme y escafandra autónoma para los tripulantes de globos de gran altitud que se convertiría en el precursor del traje espacial. Varias décadas después, la agencia estadounidense NASA se basaría en sus estudios para la elaboración de los trajes espaciales.
Herrera fue director técnico de la fuerza aérea republicana. Con el comienzo de la guerra civil en 1936, su proyecto se vio definitivamente abandonado. Se mantiene fiel al gobierno republicano y en 1937 es uno de los pocos oficiales ascendido al grado militar de General. El final de la Guerra de España le encontró en Sudamérica, adonde había viajado en 1939 en misión oficial acompañando al político Indalecio Prieto. Aunque en un primer momento estuvo exiliado en Chile, poco después se dirigió a Francia, y falleció en Ginebra en 1967.
Pedro Carrasco Garrorena (Badajoz, 1883 - México D.F., 1966, fue físico y astrónomo. Trabajó en el Observatorio Astronómico de Madrid, del que llegó a ser director. Con el final de la Guerra Civil, debió exiliarse en México, formando parte de la Junta de Cultura Española. Allí accedió como profesor a la Universidad Nacional Autónoma y a la Universidad de Morelia.
Destacó en sus estudios sobre la corona solar. También publicó los más detallados artículos en España sobre las tres conferencias que ofreció Albert Einstein en Madrid.
Blas Cabrera y Felipe (Arrecife, 1878 – 1945). Fue un físico experimental y desarrolló su mayor actividad en el campo de las propiedades magnéticas de la materia, consiguiendo un puesto singular en la física de su tiempo.
Fue el primer científico en España en usar los métodos de la teoría de errores y de los mínimos cuadrados para la determinación de las constantes físicas. Algunas de sus medidas de susceptibilidad magnética siguen siendo las más precisas existentes en la actualidad.
Anfitrión de Albert Einstein en su visita a España en 1923, en 1928 fue elegido miembro de la Academia de Ciencias Francesa, siendo patrocinado por los físicos Paul Langevin y Maurice de Broglie. Ese año recibió el mayor reconocimiento de toda su carrera: propuesto por Albert Einstein y Marie Curie, Cabrera fue nombrado miembro del Comité Científico de la VI Conferencia Solvay. Estos congresos, de periodicidad trianual, reunían a los mejores físicos del mundo.
En 1937 fue nombrado secretario de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, cargo que ocuparía entre 1937 y 1941 en París. Fue depurado como catedrático por el bando franquista mediante Orden Ministerial en febrero de 1939. Se exilió en México, donde fue acogido por la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde trabajó como Profesor de Física Atómica y de Historia de la Física. Falleció en 1945 en México, en el exilio.