Una investigación liderada por la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago (EE UU) asegura que los individuos con bajos ingresos a menudo juegan a la lotería, no se registran en programas de asistencia, ahorran muy poco o piden demasiado dinero prestado.
El escritor afroamericano James Baldwin escribió: “Cualquier persona que ha luchado con la pobreza sabe lo extremadamente caro que es ser pobre”. Esta declaración podría describir las conclusiones de un estudio de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago (EE UU), que dice que el comportamiento de las personas pobres suele dificultar su propia salida de la miseria.
“Cuando carecemos de recursos, pensamos en el futuro de manera diferente. Nos preocupan los problemas específicos, las demandas inmediatas que puedan surgir, y nos centramos en resolver aquellos en los que la escasez de recursos es más relevante”, declara a SINC Anuj K. Shah, autor principal del estudio que publica la revista Science.
Hasta el momento, los expertos tendían a explicar este comportamiento en términos de factores ambientales, tales como la vivienda o el acceso al dinero, así como por las particulares de la personalidad de las personas pobres.
Anuj K. Shah y su equipo sugirieron una visión alternativa, que era que tener menos recursos hace que la gente se enfoque más en sus problemas inmediatos y descuide los menos urgentes.
Para probar esta hipótesis propusieron a varios voluntarios una serie de juegos y les dieron a algunos más dinero u oportunidades de préstamo que a otros, esencialmente para calificar a unos como ‘pobres’ –con pocos recursos– y otros como ‘ricos’ –muchos recursos–.
“Realizamos cinco experimentos en total en los que participaron aproximadamente 525 personas. Una parte de los voluntarios pertenecían a la Universidad de Princeton (EE UU) y otros los reclutamos a través de una muestra de internet mediante un servicio contratado a través de Amazon Mechanical Turk”, explica Shah.
Menos recursos, más préstamos
Para cada juego, los participantes usaron algún recurso –como tiempo o fichas– para ganar premios. Los investigadores observaron que los ‘pobres’ estaban más centrados que los ‘ricos’ en la forma en la que podían utilizar sus recursos, prestaron más atención a sus decisiones e invirtieron más tiempo en tomarlas. Sin embargo, a medida que avanzó el juego los primeros se mostraron más fatigados, tendieron a centrarse más en la actual ronda y se olvidaron de las futuras partidas.
Es decir, los ‘pobres’ cambiaron su enfoque a raíz de tener menos recursos. Como resultado, cuando a los participantes se les dio la oportunidad de pedir préstamos a tasas de interés exorbitantes, los pobres pidieron prestados demasiados recursos porque solo se enfocaron en una parte del juego, lo que finalmente les resultó más contraproducente.
“Si la pobreza conduce a estos cambios de comportamiento, serían muy útiles los programas de atención a personas pobres orientados a conseguir objetivos de ahorro. Por ejemplo, algunos investigadores han descubierto que, cuando a la gente se les envía mensajes de texto recordándoles sus propias metas de ahorro, las personas son más propensas a reservar dinero para conseguir estos objetivos”, concluye el investigador.
Según sus estimaciones esta estrategia podría aplicarse a gente que tiene otro tipo de escasez de recursos, como falta de tiempo libre.
Referencia bibliográfica:
A.K. Shah, S. Mullainathan, E. Shafir. "Some Consequences of Having Too Little". Science 338: 682-685, 2 noviembre 2012.
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