Investigadores españoles y suecos han estudiado hasta qué punto los profesionales de atención primaria tienen en cuenta la violencia de compañero íntimo en sus consultas. El 67,2% de los 265 trabajadores sanitarios encuestados afirma haber preguntado sobre violencia de compañero íntimo a sus pacientes en los últimos seis meses.
El personal sanitario de atención primaria tiene un papel clave en la detección y abordaje de la violencia de compañero íntimo. Los centros de atención primaria son, en muchos casos, el primer y único punto de contacto de las víctimas con el sistema de salud.
Un equipo de investigación de la Universidad de Alicante y la universidad de Umëa (Suecia) ha publicado un estudio en la revista Gaceta Sanitaria en el que analiza hasta qué punto los profesionales de atención primaria tienen en cuenta la violencia de compañero íntimo en sus consultas. El 67,2% de los 265 trabajadores sanitarios encuestados afirma haber preguntado sobre violencia de compañero íntimo a sus pacientes en los últimos seis meses.
Realizado en quince centros de atención primaria de Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana y la Región de Murcia, los resultados del estudio contrastan con la poca información que sus profesionales dicen recibir al respecto. Un 19,2% del personal sanitario de atención primaria manifiesta no haber realizado ninguna formación en violencia de compañero íntimo, mientras que el 25,3% ha recibido menos de una hora de adiestramiento.
Sin embargo, a mayor número de horas de formación recibida y nivel formativo en violencia de compañero íntimo, se observa una mayor probabilidad de realizar preguntas o de indagar sobre este tema en atención primaria. Así, por ejemplo, los profesionales sanitarios que han recibido más de 21 horas de formación en materia de violencia de compañero íntimo tienen 13 veces más probabilidad de preguntar al respecto en sus consultas que los que han recibido menos formación.
Sin recursos suficientes para la detección
Por otro lado, cerca del 60% de los profesionales encuestados declaran no estar familiarizados con las políticas y los programas de detección y manejo de casos de violencia de compañero íntimo. También perciben que no disponen de los recursos apropiados en caso de detectar casos en su centro de salud.
La acción más común en atención primaria, en el 46% de los casos, es derivar a las pacientes a otros servicios profesionales, como el trabajo social, la policía, la línea telefónica local de ayuda o el programa de casas de acogida. En el 37% de los casos se recurre al consejo individual y en el 28% de las situaciones, a la entrega de información. Otras medidas importantes que se utilizan con menor frecuencia en atención primaria son la colaboración en la realización del plan de seguridad para las mujeres o la valoración del riesgo de los hijos.
Desde 2007, España dispone de un protocolo común de actuación sanitaria contra la violencia de género, revisado en 2012, con el objetivo de proporcionar unas pautas de actuación homogéneas en los casos de violencia de compañero íntimo, tanto en la atención y el seguimiento como en la prevención y el diagnóstico precoz.
“Nuestros resultados corroboran que la capacitación del personal sanitario a través de una formación específica es importante para que desarrollen buenas respuestas frente a los casos de violencia de compañero íntimo. Resulta imprescindible seguir invirtiendo en esa formación, tal como está previsto en el Plan Nacional de Sensibilización y Prevención frente a la Violencia de Género”, concluyen los autores del estudio.
Referencia bibliográfica:
Gloria M. Rodríguez-Blanes et al. Detección de violencia de compañero íntimo en atención primaria de salud y sus factores asociados. Gac Sanit 2017.