El empleo masivo del vehículo privado en las grandes ciudades españolas alcanza hoy tales dimensiones que compromete uno de sus mayores valores: el espacio público. Ésta es la conclusión que recoge una investigación de Francisco Cárdenas, jefe de planificación y programación de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona.
La Agencia de Ecología Urbana de Barcelona ha presentado un nuevo estudio que analiza la situación actual del modelo de movilidad urbana y propone algunas pautas de actuación. “El espacio público define el grado de bienestar social y ambiental de una ciudad; es el espacio donde se desarrolla la vida de la ciudad, dando cuerpo a la esencia de la misma, es decir, al contacto, al intercambio y a la comunicación”, describe a SINC Francisco Cárdenas, coordinador de la investigación y experto en ecología urbana.
Cárdenas enumera los principales inconvenientes de un modelo de movilidad que ha llevado a las grandes ciudades a dedicar hasta el 75% del espacio publico al vehiculo motorizado. La ineficiencia de la red es uno de ellos, y menciona el caso del cinturón interior de Madrid, donde la velocidad media de circulación apenas llega a los 10 km/h, “un velocidad por debajo, incluso, de la que se alcanzaba a principios del siglo pasado, cuando la tracción era animal”.
El modelo de movilidad vigente no sólo peca de baja eficiencia, sino que es además insostenible, según la investigación que ha aparecido en el último número de la Revista del Instituto de Estudios Económicos. El creciente uso del vehiculo motorizado privado lleva asociado una serie de problemas que menoscaban la calidad de vida de sus habitantes: “contaminación atmosférica, ruido, movilidad entorpecida para peatones y ciclistas, congestión circulatoria, inseguridad, elevada accidentabilidad e intrusión visual del paisaje urbano”.
La imagen mediática del coche como símbolo de libertad y estatus social es una de las razones por las que muchas personas lo prefieren por encima de otros medios de transporte. La otra razón, añade Cárdenas, cabría buscarla en el hecho de que “el usuario no tiene que pagar los daños provocados por el uso del coche”.
Los modelos de planificación urbanística y de infraestructuras que rigen hoy las ciudades españolas hacen prever que en los próximos años, si no se hace nada, “incrementará la dependencia al vehículo privado”.
La necesidad de una solución integral
Hasta ahora, la resolución de este problema se ha centrado en regular la oferta con el denominado ‘aparcamiento disuasorio’ (de pago), peajes urbanos o el aumento de carriles. Pero este tipo de soluciones, subraya el urbanista, “se ven rápidamente superadas y devuelven al sistema a la misma situación de saturación inicial”.
La solución a los problemas de movilidad urbana “pasa por el empleo de medios de transporte más sostenibles”, asegura Cárdenas, y esto sólo es posible con la aplicación de medidas de restricciones en el uso del vehículo. “No es suficiente la promoción del transporte público o el incremento de la bicicleta”, afirma.
No obstante, abordar un problema de tal calado requiere, más que soluciones puntuales, una aproximación sistémica donde “intervengan instrumentos económicos, técnicos, organizativos, normativos, de educación y participación”, explica el ecólogo urbano.
Para Cárdenas, el modelo de movilidad urbana debería considerar, además, al peatón como elemento de referencia: “Es la figura más importante, muchas personas no disponen de vehículo, y todos los conductores son peatones en algún momento”.
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Referencia bibliográfica:
Francisco Cárdenas Ropero. “Bienestar social y movilidad en las áreas metropolitanas. La experiencia de las grandes ciudades en España”. Revista del Instituto de Estudios Económicos, 4: 211-228, OCT-DIC 2008.
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