Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han estudiado los residuos reciclables del contenedor amarillo y han determinado que la ubicación del contenedor influye en la mayor o menor aceptación del sistema.
La Universidad Politécnica de Madrid (UPM), a través de la Cátedra ECOEMBES de Medio Ambiente, ha estudiado durante estos últimos cinco años, qué factores influyen en la cantidad y calidad de los residuos reciclables que hay en el contenedor amarillo. Una de las conclusiones más importantes es que la ubicación del contenedor es un factor fundamental para la aceptación o el rechazo social del sistema, dando servicio, además, al 97% de la población.
La ley de envases y de residuos de envases de 1997, establecía un sistema para el depósito de los residuos de envases a través de un Sistema Integrado de Gestión, denominado ECOEMBES (Ecoembalajes España S.A.). ECOEMBES administra el sistema del “punto verde” en España, que no es más que todos aquellos residuos de envases (latas de bebidas, conservas, envases de plástico y briks, y envases de madera) que lleven este anagrama, han de depositarse en el denominado “contenedor amarillo”.
Por otro lado, la Directiva Europea de envases, estableció que para el 2008 el nivel de reciclaje de estos productos fuera del 55% como mínimo, en todo el territorio de la UE.
Para alcanzar este valor, se puso en marcha una investigación en la UPM, financiada por ECOEMBES, para hacer que en todo el territorio nacional se superase este umbral, y se tomó como unidad piloto los 180 municipios de la Comunidad de Madrid, poniendo aquí a punto, una metodología basada en la utilización de Sistemas de Información Geográfica (SIG), para la optimización de recogida selectiva.
Cabe destacar que, para los ciudadanos en general, la ubicación de los contenedores tipo iglú de 2700 litros en las calles, no es caprichosa, ni está hecha al azar. Detrás de ello, hay unos profundos estudios y trabajos de campo en los que se han barajado variables tales como: tipología de las calles, en cuanto a accesibilidad de los peatones y vehículos y existencia de comercios; visibilidad de los contenedores por parte de los ciudadanos; densidad de población en los barrios y tipología de viviendas, así como otros parámetros muy complejos de tipo técnico.
Municipio a municipio se fueron estudiando todos los casos y tras su análisis con el SIG, se obtuvieron las ubicaciones óptimas, que podemos ver hoy día en todas las ciudades, en las que se constituyen “áreas de aportación” donde se encuentran juntos los contenedores para papel/cartón, vidrio y envases (azul, verde y amarillo), alejados relativamente de los contenedores de la fracción resto de recogida diaria (basura normal).
Con este sistema, todo ciudadano ha de visualizar un contenedor amarillo cuando salga de su domicilio, fijándose el radio de cobertura en 150 metros, dando así servicio al 97% de la población española.
Un resultado palpable en el año 2009, es que se ha llegado a más del 70% de recuperación de envases ligeros frente al 55% que proponía la directiva europea y, lo que es mejor aun, de tener más del 75% de rechazos en los contenedores amarillos (materiales impropios) en el año 2004, a estar por debajo del 50% en la media nacional y del 25% en la Comunidad de Madrid.
Para el director de la investigación, José Vicente López Álvarez de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, es necesario aprovechar estos buenos resultados para desarrollar una buena metodología de seguimiento y control en el tiempo de estos contenedores y sus contenidos dado que, con mucho, vamos por delante del resto de los países de la UE en esta materia y la metodología aquí desarrollada se está transfiriendo al resto de los países a través de sus propios sistemas integrados de gestión.