La nave que la Agencia Espacial Europea ha mandado para explorar el Sol ha efectuado hoy su primera aproximación al objetivo, quedando a tan solo 77 millones de kilómetros de la superficie solar. En julio veremos las fotografías que está tomando, las más cercanas a nuestra estrella captadas jamás.
Tras su lanzamiento el pasado 10 de febrero y varios meses de viaje, la misión Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha realizado este 15 de junio su primer acercamiento a nuestra estrella, situándose a 77 millones de kilómetros de su superficie, lo que equivale a la mitad de la distancia que la separa de la Tierra.
Durante la semana siguiente a este primer perihelio, el punto a lo largo de su órbita de máximo acercamiento al Sol, los científicos de la misión probarán los diez instrumentos de la nave, incluidos los seis telescopios que, por primera vez, capturarán imágenes cercanas del Sol de manera simultánea.
De acuerdo con Daniel Müller, científico del proyecto Solar Orbiter de la ESA, estas imágenes, que se publicarán a partir de mediados de julio, serán las fotografías más cercanas al Sol jamás tomadas: “Ha habido primeros planos con una mayor resolución, como los capturados este mismo año por el telescopio solar de cuatro metros Daniel K. Inouye de Hawái. Pero debido a la atmósfera que se interpone entre los telescopios terrestres y el Sol, estos solo pueden ver una pequeña parte del espectro solar en comparación con lo que se observa desde el espacio”.
Por su parte, la sonda solar Parker de la NASA, lanzada en 2018, se acerca más a nuestra estrella. Sin embargo, no cuenta con telescopios capaces de mirarla directamente.
“Nuestros telescopios de imágenes en el ultravioleta tienen la misma resolución espacial que los del Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA, que toman imágenes en alta resolución del Sol desde una órbita cercana a la Tierra. Como en estos momentos estamos a la mitad de distancia al Sol, durante este perihelio nuestras imágenes tienen el doble de resolución que las del SDO”, señala Müller.
El objetivo principal de estas primeras observaciones es comprobar si los telescopios de Solar Orbiter están listos para las futuras observaciones científicas.
“Por primera vez podremos combinar las imágenes de nuestros cuatro telescopios y ver cómo recogen datos complementarios de distintas partes del Sol, incluyendo la superficie, la atmósfera exterior o corona, y la heliosfera más amplia que lo rodea”, dice el investigador.
El equipo de la misión también analizará datos de los cuatro instrumentos in situ que miden las propiedades del entorno alrededor de la nave, como el campo magnético y las partículas que constituyen el viento solar.
“Es la primera vez que nuestros cuatro instrumentos in situ funcionan a tan poca distancia del Sol, por lo que nos ofrecerán una visión sin precedentes de la estructura y la composición del viento solar”, apunta Yannis Zouganelis, científico adjunto del proyecto Solar Orbiter de la ESA—. En lo que se refiere a estos instrumentos, no se trata de una prueba únicamente, sino que esperamos nuevos resultados de gran interés”.
Solar Orbiter concluye su fase de puesta en servicio el 15 de junio, y comienza la fase de crucero, que se extenderá hasta noviembre de 2021. Durante la fase científica principal, que empezará inmediatamente después, la nave llegará a tan solo 42 millones de kilómetros de la superficie del Sol, acercándose más que el planeta Mercurio.
A principios de 2021 tendrá lugar su siguiente perihelio. Durante el primer gran acercamiento durante la fase científica principal, que tendrá lugar a principios de 2022, quedará a 48 millones de kilómetros del Sol.
En ese momento, los operadores de Solar Orbiter utilizarán la gravedad de Venus para ir desviando la órbita de la nave fuera del plano de la eclíptica en el que orbitan los planeta del sistema solar. Estas maniobras de asistencia gravitatoria permitirán a Solar Orbiter mirar al Sol desde latitudes más elevadas y obtener la primera imagen de sus polos propiamente dicha.
Estudiar la actividad en las regiones polares ayudará a los científicos a entender mejor el comportamiento del campo magnético del Sol, que da lugar al viento solar que, a su vez, afecta a todo el sistema solar y provoca los fenómenos de meteorología espacial producidos en los alrededores de nuestro planeta.
Como la nave en estos momentos se encuentra a 134 millones de kilómetros de la Tierra, las imágenes del perihelio tardarán aproximadamente una semana en descargarse a través de la antena del espacio profundo de 35 m situada en Malargüe (Argentina). A continuación, se procesarán las imágenes antes de publicarlas a mediados de julio. Los datos de los instrumentos in situ se lanzarán a lo largo de este año tras una cuidadosa calibración de los distintos sensores.
“Disponemos de una ventana de descarga de nueve horas cada día, pero nos encontramos muy lejos de la Tierra, por lo que la velocidad de datos es mucho menor de lo que era en las primeras semanas de la misión, cuando aún estábamos muy cerca –aclara Müller–. En las siguientes fases, habrá ocasiones en que los datos tarden varios meses en descargarse completamente, ya que Solar Orbiter es una misión verdaderamente de espacio profundo. A diferencia de las misiones cercanas a la Tierra, en este caso podemos almacenar muchos datos a bordo y descargarlos cuando la nave vuelva a estar cerca de nosotros y la conexión de datos sea mucho mejor”.