Investigadores de la Universidad de Valladolid han fabricado unos paneles que se calientan despacio en verano pero toman más energía calorífica en invierno. Los materiales que llevan estos tabiques pueden absorber o expulsar el calor en función de la temperatura exterior.
El arquitecto Tomás González y el ingeniero Pedro Retortillo de la Universidad de Valladolid han patentado unos paneles para la edificación que integran sistemas activos de calefacción y refrigeración combinados con materiales de cambio de fase. Estos productos “realizan una transición que permite absorber calor o expulsarlo en función de la temperatura exterior”, explican los investigadores.
La patente se ha gestionado a través del programa Prometeo de la Fundación General de la Universidad de Valladolid (Funge), enmarcado en el Proyecto de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa (T-CUE) de la Junta de Castilla y León.
Según los autores, la iniciativa surge de su trabajo en común en el proyecto Urcomante, la vivienda solar de la Universidad de Valladolid que participó en 2010 en el concurso internacional Solar Decathlon Europe. “Durante los casi dos años que duró el proyecto vimos algún aspecto suelto que no era de aplicación en ese prototipo pero que podría dar pie a una patente”, señalan.
Aunque el prototipo que contribuyeron a construir era una casa solar, incluía “otros temas que tenían que ver con la sostenibilidad, el ahorro de energía, la eficiencia o el confort térmico", dicen los investigadores, "y que veíamos que no estaban incorporadas al uso común en la construcción, quizá por el coste que implican, aunque a la larga como sistema de ahorro energético se consigue recuperar la inversión”.
En concreto, estudiaron un sistema que aportaba inercia térmica a una vivienda y que tuviera la posibilidad de acumular también las energías renovables que están asociadas al ciclo diario, como la energía solar térmica. Es decir, idearon unos paneles o muros, algo similar a los tabiques de yeso laminado, capaces de absorber más calor en invierno y de calentarse más despacio en verano a través de los materiales de cambio de fase.
De este modo, como sucede con los muros de las casas antiguas, “que tardan mucho en calentarse en verano y más en enfriar en invierno”, diseñaron un sistema similar pero integrado “en un tablero más ligero y dirigido a la construcción, que permita modificar la tabiquería de una vivienda de forma sencilla y ahorrando espacio”. Se trata, añaden, “de una mezcla entre un tabique y un radiador”.
Respecto a la novedad, explican Tomás González y Pedro Retortillo, hay cosas parecidas ya en el mercado de la construcción como los suelos radiantes, que pueden incorporar alguno de estos sistemas aunque no tan completos. Fuera de este ámbito, los materiales de cambio de fase se utilizan por ejemplo en el transporte de fármacos para que se mantengan refrigerados.
“El problema es romper la inercia de mercado y que se considere que no es solo una pared sino también un sistema de ahorro de energía –indican los autores–. Pero creemos que su comercialización es viable puesto que ya hay otros elementos similares que finalmente se han incorporado a la construcción”.