La probabilidad de choque con la Tierra del asteroide 2024 YR4 ha pasado de 3 % en 2032 a tan solo 0,001 %, según nuevas observaciones, por lo que ha sido descartado casi por completo como una amenaza para nuestro planeta.
Nuevas observaciones de 2024 YR4, realizadas con el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) y otras instalaciones en todo el mundo, han descartado prácticamente un impacto del asteroide con nuestro planeta. Este objeto ha sido monitoreado de cerca en los últimos meses, ya que sus probabilidades de colisión con la Tierra en 2032 aumentaron hasta el 3 %, la más alta jamás registrada para un asteroide de tamaño considerable. Sin embargo, tras las últimas observaciones, la probabilidad de impacto se redujo a casi cero.
El asteroide 2024 YR4, con un diámetro estimado entre 40 y 90 metros, fue descubierto a finales de diciembre en una órbita que sugería una posible colisión el 22 de diciembre de 2032. Debido a su tamaño y riesgo, ascendió rápidamente a la cima de la lista de objetos peligrosos de la Agencia Espacial Europea (ESA), que cataloga las rocas espaciales con posibilidades de impactar la Tierra.
A mediados de enero, el VLT de ESO observó el asteroide, proporcionando datos cruciales para calcular con mayor precisión su órbita. Combinadas con las mediciones de otros observatorios, estas observaciones permitieron afinar el modelo orbital de 2024 YR4, lo que llevó a una probabilidad de impacto superior al 1 %, umbral clave para activar protocolos de mitigación de desastres. Se realizaron más observaciones y la Red Internacional de Alerta de Asteroides emitió una notificación sobre el posible impacto, alertando a los grupos de defensa planetaria, incluido el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales.
Con múltiples telescopios de todo el mundo siguiendo al asteroide, la probabilidad de impacto subió al 3 % el 18 de febrero, la cifra más alta jamás registrada para un objeto de más de 30 metros. Sin embargo, al día siguiente, nuevas observaciones del VLT redujeron el riesgo a la mitad.
Imagen del asteroide 2024 YR4 tomada en enero de 2025. Las primeras observaciones aumentaron las probabilidades de impacto en diciembre de 2032, pero datos recientes muestran que las probabilidades son casi nulas. / ESO / O. Hainaut
Este aumento y disminución en la probabilidad de impacto sigue un patrón esperado y bien comprendido. Para predecir dónde estará el asteroide en 2032, la comunidad científica extrapola a partir de la pequeña parte de su órbita medida hasta el momento. El astrónomo de ESO Olivier Hainaut lo explica con una analogía: “Debido a las incertidumbres, la órbita del asteroide es como el haz de luz de una linterna: cada vez más ancho y borroso en la distancia. A medida que observamos más, el haz se vuelve más nítido y estrecho. La Tierra estaba cada vez más iluminada por este rayo: la probabilidad de impacto aumentaba”.
Las nuevas observaciones del VLT, junto con datos de otros telescopios, han permitido restringir la órbita lo suficiente como para descartar un impacto en 2032. “El haz más estrecho ahora se está alejando de la Tierra”, declara Hainaut. En el momento de redactar este artículo, la probabilidad de impacto reportada por el Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la ESA es de apenas 0,001 %, y el asteroide ya no encabeza la lista de riesgo de la ESA.
A medida que 2024 YR4 se aleja, su brillo disminuye y se vuelve más difícil de observar con la mayoría de los telescopios, salvo los más potentes. El VLT de ESO ha desempeñado un papel clave en su seguimiento gracias al tamaño de su espejo, su gran sensibilidad y los cielos oscuros del Observatorio Paranal, en Chile, que permiten detectar objetos débiles como este y otros asteroides potencialmente peligrosos.
Sin embargo, esos mismos cielos prístinos están en peligro debido al megaproyecto industrial INNA de AES Andes, subsidiaria de la eléctrica estadounidense AES Corporation. Se prevé que el proyecto, de tamaño similar al de una pequeña ciudad, se ubique a solo 11 km del VLT, lo que tendría efectos devastadores en la calidad del cielo nocturno, en especial por la contaminación lumínica de sus instalaciones.
Hainaut advierte: “Con un cielo más iluminado, el VLT perdería la capacidad de detectar un objeto como el débil 2024 YR4 aproximadamente un mes antes, lo que marcaría una gran diferencia en nuestra capacidad para predecir un impacto y preparar medidas de mitigación para proteger la Tierra”.