Al ritmo actual, dentro de 15 años nuestro planeta tendrá más kilómetros de carreteras asfaltadas que los que nos separan de Marte. Un nuevo método, propuesto por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y de la Concordia University of Montreal (Canadá) podría aplicarse en países con ecosistemas menos fraccionados donde se prevé que aumente el número de infraestructuras
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Concordia University of Montreal han colaborado en un estudio en el que analizan los efectos que provocan las infraestructuras humanas sobre aves y mamíferos. En el estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, proponen un método para poder evaluar dichos impactos y tratar de reducirlos en el futuro.
Las carreteras y zonas urbanas fragmentan el medio natural impidiendo que muchas especies animales dispongan de las áreas que necesitan para sobrevivir. La expansión de estas infraestructuras avanza a una velocidad que esas especies no son capaces de asimilar. La mayor parte del desarrollo urbano que se prevé para 2050 todavía no está construido, y para entonces, al ritmo actual, nuestro planeta tendrá más kilómetros de carreteras asfaltadas que los que nos separan del planeta Marte.
"Tras cartografiar el entramado de infraestructuras de transporte de Europa, hemos observado que la mitad de la superficie no urbanizada se encuentra a menos de 1,5 km de alguna carretera o vía férrea, y casi el 100% a menos de 10 km, y eso siendo conservadores”, explica Aurora Torres, la autora principal del estudio, que forma parte de su tesis doctoral. “Este aumento del número de infraestructuras implica que los animales no tienen muchas posibilidades de vivir alejados de la influencia humana", continúa.
"La aproximación para estimar y predecir el impacto de las infraestructuras propuesta en este estudio puede ayudar a evitar las pérdidas de biodiversidad que se han producido históricamente en zonas urbanizadas", comenta Juan C. Alonso, investigador del MNCN y director de la tesis.
Los autores proponen que esta investigación sirva como herramienta para evaluar los efectos de futuros desarrollos de infraestructuras en distintos escenarios. “Este trabajo puede ser el punto de partida para coordinar una red internacional de investigadores que evalúen el impacto global de las infraestructuras humanas sobre la fauna, aportando ideas y soluciones innovadoras” apunta Torres.
En concreto, se plantea optimizar el método propuesto en PNAS para aplicarlo en países en vías de desarrollo, con ecosistemas menos fragmentados y todavía ricos en biodiversidad, donde es previsible que se construya el 90% de las carreteras en los próximos 40 años.
La situación de España
El estudio, que abarca todo el continente europeo, analiza con más detalle la situación de España donde, junto a países escandinavos y bálticos, todavía encontramos grandes zonas alejadas de la presencia humana. Sin embargo, la región mediterránea es, de entre las de mayor biodiversidad del planeta, la que más desarrollo urbano ha experimentado en los últimos años.
Una primera exploración muestra la clara influencia de las infraestructuras sobre la distribución de especies emblemáticas de la península ibérica. “Especies como el lince ibérico, el oso pardo o el águila imperial muestran una mayor prevalencia en zonas alejadas del hombre, de ahí la importancia de conservar estas zonas con escasa influencia de infraestructuras. Posiblemente no se trate solo de una preferencia de estos animales por dichas zonas, sino además, de la elevada presión cinegética que sufrieron en épocas pasadas”, aclara Alonso.
Aplicando complejas técnicas de análisis espacial a alta resolución y funciones que describen cómo se reduce la densidad de aves y mamíferos cerca de las infraestructuras, los autores del estudio estiman que el impacto de éstas se extiende sobre el 55% de la superficie de nuestro país en el caso de las aves, y llega alcanzar valores del 98% en el caso de los mamíferos.
Los modelos predicen una disminución demográfica global de un 22% para las aves y un 47% para los mamíferos con respecto a lo que ocurriría en una situación ideal, sin infraestructuras. En el caso de mamíferos de gran tamaño, la ausencia de zonas sin infraestructuras en el mundo más desarrollado podría pronto impedir a los científicos medir la magnitud real de estos impactos.
Los medios agrícolas son los más perjudicados, lo que representa un problema para la conservación de la abundante biodiversidad que todavía albergan. Es muy probable que la desaparición de especies en estos medios sea muy rápida en un futuro próximo, al verse agravada por la intensificación agrícola y el cambio climático.
Referencia bibliográfica:
Torres, A., Jaeger, J.A.G. & Alonso, Juan C. (2016) "Assessing large-scale wildlife responses to human infrastructure development". Proceedings of the National Academy of Sciences.