Investigadores de la Universitat Politècnica de València y la Czech University of Life Sciences Prague han obtenido en el laboratorio microcápsulas con aceites esenciales de tomillo, canela, orégano y clavo que podrían utilizarse como biopesticidas para luchar contra el hongo Aspergillus niger.
El Aspergillus niger es un hongo que provoca la aparición de una mancha negra en plantas ornamentales, frutas y verduras, por ejemplo, en tomates, lechugas, cacahuetes, uva o cebollas. “En este último caso, el hongo puede causar daňos en la etapa de poscosecha; aplicando estas microcápsulas antes de empezar la cosecha podríamos hacerle frente”, apunta Andrea Bernardos, investigadora del Centro de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico de la UPV.
Según destacan en su estudio, publicado en el Journal of the Science of Food and Agriculture por investigadores españoles y checos, los principales componentes de los aceites esenciales son conocidos por sus propiedades antifúngicas; sin embargo, la alta volatilidad limita su aplicación como agentes antimicrobianos. Para controlarlos, analizaron el potencial de la encapsulación en materiales porosos.
“Estas microcápsulas podrían aplicarse directamente en los campos de cultivo, usándolo como biopesticidas en el crecimiento de frutas y verduras. Habría un contacto directo entre hongo y micropartícula en el suelo, lo que permitiría actuar de una forma más eficaz contra él”, destaca Andrea Bernardos.
Orégano, canela, tomillo y clavo
En el trabajo, los investigadores evaluaron la actividad antifúngica in vitro de carvacrol –componente principal del orégano–, el cinamaldehído de la canela, el timol del tomillo y el eugenol del clavo.
Los que mejores propiedades antifúngicas mostraron fueron el carvacrol y timol en el material de sílice mesoporoso MCM-41, en comparación con el compuesto puro del aceite esencial o con los encapsulados en ciclodextrinas. “De hecho, carvacrol y timol son capaces de mantener la actividad antifúngica e inhibir el crecimiento del hongo durante un mes, lo que sugiere su mayor potencial como conservantes naturales”, añade Bernardos.
El estudio ha sido financiado mediante una ayuda del Gobierno de la República Checa y de la Internal Grant Agency of the Czech University of Life Sciences Prague CIGA.