De pequeño fue un mal estudiante, pero con el tiempo y esfuerzo llegó a comandar la Estación Espacial Internacional, en la que se convirtió en el estadounidense que más tiempo seguido ha permanecido en el espacio. El astronauta Scott Kelly lo cuenta en su libro Resistencia, que ha presentado esta semana en Madrid, donde también ha lamentado la escasa formación científica de la administración Trump.
“He estado unos 500 días de mi vida –340 de forma continuada– en la Estación Espacial Internacional (ISS), una enorme nave que experimenta temperaturas extremas, construida por socios internacionales de 15 países, con distintas culturas, idiomas y formas diferentes de hacer ingeniería. Es lo más difícil que hemos construido en la historia y si podemos hacer esto, podemos hacer cualquier cosa. Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”.
Con estas palabras terminó el astronauta y comandante retirado Scott Kelly de la NASA la presentación este lunes de su libro Resistencia (Debate, 2018) en el Espacio Fundación Telefónica, en Madrid, donde recordó que en el colegio fue un pésimo estudiante y que no dejaba de hacer trastadas junto a su hermano gemelo Mark: “Fuimos casi delincuentes juveniles", aunque al final los dos llegaron a ser astronautas. "No hay que rendirse, ni tener miedo al fracaso", subrayó.
La llegada del primer hombre a la Luna, y sobre todo, la lectura de Elegidos para la gloria de Tom Wolfe, animaron a Scott a convertirse en piloto. Primero de un caza F-14, luego de un transbordador espacial y, finalmente, llegó a comandar la estación espacial. Allí permaneció entre el 27 de marzo de 2015 y el 1 de marzo de 2016, convirtiéndose en el estadounidense que más tiempo seguido ha permanecido en el espacio (y el cuarto humano en conseguirlo, junto al cosmonauta ruso con el que viajó).
El comandante ya había estado antes en el complejo orbital, de donde regresó con problemas oculares. “La radiación cósmica te hace ver lucecitas incluso con los ojos cerrados”, comenta. Pero también sufrió algo más serio: un cáncer de próstata que pensó le impediría regresar, pero no fue así. Lo superó y fue reelegido para volver cuando explicó a sus superiores que era el candidato ideal por tener un hermano gemelo con el que se podrían cotejar los cambios que experimentara su cuerpo tras pasar casi un año en el espacio. Este tipo de estudio es importante para analizar la respuesta del cuerpo humano en viajes espaciales largos, como los previstos a Marte.
El beneficio del espacio en los telómeros
Los resultados de este experimento todavía no se han publicado, pero Scott ya ha adelantado que sus telómeros (los extremos de sus cromosomas) parecen estar mejor que los de su hermano, lo que sugiere que envejeció un poco menos allí arriba, aunque reconoce que no se pueden sacar conclusiones de un solo caso.
El astronauta Scott Kelly considera que la voluntad y el presupuesto son los dos valores esenciales para llegar algún día a Marte. / Fundación Telefónica
Además de contar aspectos de su vida cotidiana en la estación espacial, el extripulante ha recordado los paisajes espectaculares que se divisan desde esa privilegiada atalaya, especialmente los desiertos y las zonas marinas de un azul intenso como el que se observa al sobrevolar las Bahamas.
“He aprendido que nuestro planeta es la cosa más hermosa que he visto nunca y que somos afortunados de tenerla”, destaca Scott, quien subraya la necesidad de conservar la Tierra y se avergüenza de que su país haya abandonado el Acuerdo de París sobre cambio climático durante la era Trump.
“Necesitamos más gente en el Gobierno de EE UU que tenga formación científica, y no solo personas preocupadas por la reelección: gente que crea en datos”, subrayó el astronauta, que tampoco se toma muy en serio la propuesta de Trump de volver a la Luna: “Siempre que llega un nuevo presidente hay un nuevo plan, y en este caso, además, ha venido acompañado de un recorte presupuestario. Lo normal sería que la NASA tuviera una financiación a diez años vista”.
De esta forma, con presupuesto y determinación, algún día podremos llegar a Marte, según el veterano comandante, aunque no se atreve a dar una fecha: “Cuando estaba en la ISS se descubrió agua líquida en Marte y se decía que eso aceleraría nuestro viaje al planeta rojo, pero yo no estaba tan seguro, y comenté que hubiera sido mejor encontrar dinero. Para ese viaje tenemos que resolver algunos aspectos, como el tema de la radiación; pero, como dice mi hermano, ir a Marte no es un tema de ingeniería espacial, sino de voluntad política”.
Para presentar su libro en el Espacio Fundación Telefónica, Scott Kelly mantuvo un debate con el periodista científico Jorge Alcalde, y una de las preguntas que se le formuló al astronauta se centró en cuáles fueron la mejor y la peor noticia que recibió estando en la Estación Espacial Internacional.
El comandante retirado no dudó al señalar que la peor noticia fue cuando, estando en una de sus misiones a la ISS, le avisaron de que su cuñada –la congresista Gabrielle Giffords, esposa de su hermano Mark– había recibido un tiro en la cabeza en Tucson (Arizona), durante un atentado en que fallecieron seis personas y varias resultaron heridas. “Sentí muchísimo no poder volver a casa en esos momentos”, comentó.
Respecto a la mejor noticia, fue el correo que recibió de su hija Charlotte, con 12 años, quien le contó que había sido nombrada capitana de uno de los dos equipos del colegio, y a la hora de elegir a sus miembros seleccionó a un chico con discapacidad el primero. Scott Kelly la llamó para decirle lo orgulloso que se sentía de ella, que le contestó: “¿Sabes, papá? A ese chico siempre le eligen el último, así que se merecía ser el primero”.