Investigadoras del Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) han realizado un estudio para explorar la comprensión de la televisión subtitulada por parte de un grupo de alumnos de diferentes franjas de edad afectados de sordera severa y profunda. Los resultados obtenidos indican que los niños y los adolescentes sordos tienen dificultades para hacer un seguimiento conjunto de los subtítulos y de las imágenes, debido a la velocidad a la que se emiten.
Las investigadoras consideran necesario revisar los criterios de subtitulación empleados hasta ahora y definir nuevos criterios, como por ejemplo la posibilitado de ofrecer diferentes niveles de subtitulación (de menos a más complejo).
Cristina Cambra, Núria Silvestre y Aurora Leal, miembros del Centro de Investigación sobre Sorderas y Trastornos en la Adquisición del Lenguaje (GISTAL) de la UAB, han estudiado si, tras casi 20 años desde el inicio del servicio de subtitulación en la televisión, los subtítulos realmente ayudan las personas sordas, principales usuarias de este servicio, a entender los programas televisivos, si los pueden leer bien y cómo interpretan el mensaje transmitido por la imagen.
El trabajo de investigación, llevado a cabo con el apoyo del CAC (Consejo Audiovisual de Cataluña) y del MEC (Ministerio de Educación y Ciencia), se ha realizado con alumnado con sordera de diferentes franjas de edad, teniendo en cuenta el papel que juega la información visual, la auditiva y la procedente del lenguaje oral y escrito. Las investigadoras seleccionaron un grupo de 20 adolescentes de 12 a 19 años. Todos ellos afectados de sordera severa o profunda, estaban escolarizados en centros ordinarios de la provincia de Barcelona con compañeros oyentes y utilizaban la lengua oral como modo de comunicación, con la ayuda de la prótesis auditiva y la lectura labiofacial.
A los participantes se les pedía que explicaran qué sucedía en un fragmento de la serie televisiva emitida por TV3 “El cor de la ciutat”, que se les presentó primero sólo con imágenes, después con sonido pero sin subtítulos, y posteriormente con sonido y subtítulos.
Al finalizar las pruebas, un 30% de los adolescentes habían entendido la coherencia global del discurso cuando se les pasó el fragmento sólo con imágenes, cifra que aumentó al 40% cuando se incorporó el sonido y cuando se incorporaron los subtítulos.
Estas cifras, según las investigadoras, indican que los subtítulos, tal y como se presentan actualmente, no son un recurso suficientemente útil para los adolescentes con sordera para mejorar la comprensión de los programas de televisión. Concretamente, constataron que la velocidad a la que se emitían era excesiva y que la subtitulación literal de los diálogos no les permitía tener tiempo para mirar las imágenes y extraer un significado global.
Las investigadoras realizaron posteriormente dos investigaciones más con alumnado sordo de edades inferiores: un estudio piloto con 7 niños de 6 y 7 años y un segundo estudio con 16 niños y niñas de entre 7 y 10 años. Ambos grupos vieron un fragmento de la serie “Shin-Chan”, el segundo de ellos con los subtítulos adaptados por las propias profesoras (utilizando nuevos criterios de velocidad y selección del texto). En el primer caso, sólo 2 niños entendieron la historia. El porcentaje de comprensión global de la historia en el segundo caso fue del 65,5%.
Los estudios llevados a cabo constatan la necesidad de revisar los criterios de subtitulación que se emplean actualmente y definir otros que tengan en cuenta la información que aporta la imagen, el sonido y el lenguaje oral, así como la competencia lingüística de las personas sordas. Dos criterios generales de subtitulación que se deducen de los resultados del estudio son: en primer lugar, respetar la heterogeneidad del colectivo de personas sordas y ofrecer la posibilidad de acceder a más de un nivel de subtitulación, con diferentes grados de complejidad lingüística para que cada telespectador pueda escoger el que más se ajuste a su competencia.
En segundo lugar, especialmente cuando se trata de la programación infantil, es aconsejable subtitular sólo la información esencial que no se puede deducir a partir de las imágenes y, en cambio, cuando las imágenes son suficientemente explícitas, como por ejemplo los estados emocionales de los personajes, dejar que el telespectador infiera el significado. Se trataría, por lo tanto, de compaginar un tiempo para leer los subtítulos y un tiempo para mirar las imágenes.
Según las investigadoras, en el caso del alumnado infantil con sordera, la adaptación de los subtítulos es especialmente necesaria, puesto que se encuentran en proceso de aprendizaje de la lectura, una etapa en la cual los subtítulos pueden fomentar la motivación por leer.
Destacan también el hecho que los programas de televisión subtitulados pueden ser un recurso educativo adicional de las escuelas para enseñar a leer, tanto al alumnado con sordera como el que no presenta déficit auditivo pero que, por diferentes razones, la lengua escrita puede ser un complemento para la comprensión de la lengua oral. De hecho, las profesoras Cambra, Silvestre y Leal están trabajando en esta línea para elaborar material didáctico destinado tanto al profesorado como las familias con niños con sordera.
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Referencias bibliográficas:
Cristina Cambra, Núria Silvestre, Aurora Leal, “Función de la subtitulación y la interpretación de la imagen en la comprensión de los mensajes televisivos: la comprensión de una serie por parte de los adolescentes sordos”. Cultura y Educación, Volumen: 20 Número: 1 Páginas: 81-93 Editado: MAR 2008.
Cristina Cambra, Núria Silvestre, Aurora Leal, “Comprehension of the television message in deaf pupils at various stages of education”. The American Annal of the Deaf. En prensa.