Desde el año 2001, los rebecos del Pirineo padecen la Enfermedad de la Frontera con mortalidades de hasta el 80%. Un estudio del Centro de Investigación en Sanidad Animal y de la Universidad Autónoma de Barcelona revela que los rebecos de la comarca del Ripollès (Cataluña) no sufren esta enfermedad porque tienen una segunda cepa atenuada del mismo virus que les da inmunidad para superarla.
La 'enfermedad de la frontera' es conocida en todo el mundo en animales de ganadería como las ovejas y las cabras, ya que provoca una enfermedad abortiva que reduce la producción de animales. El patógeno, del género Pestivirus, inofensivo para los humanos, se transmite vía placentaria de hembras a crías, pero también por contacto directo entre animales infectados.
El rebeco (Rupicapra p. pyrenaica) es el primer animal que ha sufrido brotes de mortalidad muy elevada en ejemplares adultos infectados con el virus. Estudios anteriores han confirmado que este Pestivirus está presente en todas las poblaciones de rebecos del Pirineo, aunque en la Cerdanya, el Alt Urgell y en el Cadí es donde ha habido más mortalidad. De hecho, en 2005 se registró el episodio más grave en el que murieron el 86% de todos los ejemplares de rebecos de la Cerdanya y el Alt Urgell.
Sorprendentemente, las poblaciones de rebecos del Pirineo más Oriental, en concreto las de la Reserva Natural de Caza Freser-Setcases, siempre se han mantenido estables desde que se sabe que este Pestivirus está en el Pirineo.
Según los expertos, después de un brote epidémico pueden pasar dos cosas. El virus puede seguir circulando entre la población provocando más mortalidad o también puede pasar que la población se recupere rápidamente porque se ha parado la transmisión y el virus ha dejado de circular. En los rebecos de la comarca del Ripollès nunca se ha producido ninguno de estos dos escenarios.
Desarrollo de anticuerpos
Un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA) y del Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje (SEFaS) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), publicado el mes de abril en la revista Transboundary and emerging diseases, explica esta exclusividad. Los científicos han identificado dos cepas diferentes del mismo virus de la Enfermedad de la Frontera.
“La cepa más virulenta es la que afecta a los rebecos del Pirineo Occidental (Andorra, la Vall d’Aran y la Cerdanya), donde la mortalidad de las poblaciones es muy elevada. La otra cepa, la menos virulenta, es la que actualmente circula entre las poblaciones de rebecos del Pirineo Oriental, en el Ripollès”, dice Òscar Cabezón, investigador de la UAB adscrito en el IRTA-CReSA.
Esta segunda cepa atenuada ha hecho que los rebecos de esta zona desarrollen anticuerpos que, a su vez, les protege de la cepa más agresiva del virus. “Esto está actuando como una barrera inmune que no deja pasar la cepa virulenta hacia la parte Oriental del Pirineo”, añade el investigador.
La aparición de diferentes cepas en los virus es un hecho habitual y forma parte de la propia evolución de los virus, especialmente si son de tipo RNA como el caso del virus de la 'enfermedad de la frontera'.
“Este tipo de virus tienen más capacidad de sufrir mutaciones –variaciones en su material genético– a medida que van infectando animales y al final esto hace que se creen nuevas cepas del mismo virus diferentes entre ellas”, explica el equipo científico. Los experimentos de este estudio se han podido llevar a cabo gracias a la Unidad de Biocontención del IRTA-CReSA, una Infraestructura Científica y Técnica Singular de España (ICTS), que permite trabajar con agentes de alta patogenicidad bajo condiciones de nivel 3 de Bioseguridad.
Entender las enfermedades de la fauna salvaje es clave para la salud del ganado
Los expertos destacan que en la gestión del medio ambiente y de las zonas rurales es importante conocer las enfermedades que afectan a la fauna salvaje y la fauna doméstica para tomar decisiones y definir estrategias de gestión.
“Este estudio demuestra que es importante considerar los diferentes grados de agresividad de los patógenos en el ámbito de la epidemiología. Esto nos ayudará a entender la dinámica de las enfermedades, los mecanismos de transmisión y evaluar el impacto en la fauna según la zona geográfica”, explica Cabezón.
Para los científicos, haber descubierto esta cepa atenuada del virus ha sido una buena noticia para esta especie de rumiante alpino, ya que las poblaciones del Ripollès han sido capaces de preservar más variabilidad genética y esto les ayudará a luchar contra futuras nuevas enfermedades.
Afortunadamente, en el mismo estudio los investigadores han comprobado que ninguna de las dos cepas del rebeco es mortal para rumiantes domésticos como las ovejas, las cabras o las vacas. No obstante, remarcan que hay que hacer más estudios para evaluar la posibilidad de transmisión de esta enfermedad entre diferentes especies de rumiantes.