Un equipo internacional de 25 investigadores ha empezado a recibir los datos de la sonda Rosetta en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) que tiene la de la ESA en Madrid. La nave llegará este verano al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, que ya ha entrado en actividad sublimando material helado.
“Hemos empezado a recibir los primeros datos científicos de los instrumentos de Rosetta en marzo y abril, y todo está funcionando según lo previsto”, ha explicado este martes Laurence O'Rourke en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Villanueva de la Cañada, Madrid. Aquí un equipo internacional de 25 investigadores e ingenieros gestiona la información científica de la nave.
Rosetta llegará este verano a la órbita del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, tras más de diez años de viaje por el espacio interplanetario. Esta nave de la ESA se lanzó en marzo de 2004 con el objetivo de convertirse en la primera que órbita y aterriza –un módulo llamado Philae– en un cometa.
“Los cometas están hechos del mismo material del que se formaron los planetas, pero sin procesar, así que estudiando los cometas se puede aprender mucho sobre cómo se formó el sistema solar”, explica Michael Küppers, del Centro de Operaciones Científicas de Rosetta (RSGS) en ESAC, que coordina las operaciones científicas de esta misión junto a O'Rourke.
Los 11instrumentos que lleva la nave, y ella misma, han permanecido en hibernación durante gran parte de su viaje. El pasado enero todos los sistemas se reactivaron de forma automática, de cara al comienzo del estudio del cometa este verano, aunque Rosetta ya ha enviado información.
Sus observaciones han revelado, por ejemplo, que el cometa ya ha entrado en actividad. A medida que un cometa se aproxima al Sol el calor hace que se sublime el material helado que lo compone, generando la estela de gas y polvo característica de estos objetos, la coma. 67P/Churyumov-Gerasimenko está ahora a unos 600 millones de kilómetros del Sol, y Rosetta ha fotografiado su coma incipiente, que debe medir unos 1.300 kilómetros.
El equipo de Rosetta en ESAC lleva a cabo ahora una labor fundamental: planificar la agenda de observaciones científicas de los instrumentos y la orientación de la nave. Para ello ejerce de centro coordinador de los requisitos y peticiones de los equipos de los instrumentos, distribuidos por numerosos centros en Europa y EE UU.
“Es una labor delicada porque no es fácil encajar las condiciones de todos los instrumentos”, señala Küppers. “Por ejemplo los instrumentos que estudian el gas del cometa necesitan centrarse en el núcleo, pero los espectrógrafos quieren ver también la coma”.
De ESAC a ESOC
El equipo de ESAC envía la planificación de la orientación del satélite para las observaciones al centro de operaciones de la misión en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA en Darmstadt, Alemania. Lo hace con ocho semanas de antelación, y los comandos finales para los instrumentos, una semana antes.
Una vez realizadas las observaciones, los datos científicos son recogidos por las antenas de espacio profundo que siguen a Rosetta –entre ellas la de Cebreros, en Ávila–, que están conectadas a ESOC. Desde ahí los datos científicos son enviados a ESAC.
“En ESAC comprobamos que los datos tienen la calidad adecuada”, explica O'Rourke, “y que las observaciones que hemos planificado han sido ejecutadas correctamente. En el caso muy excepcional de que no haya sido así, coordinamos con el equipo del instrumento la repetición de la observación”.
Una de las partes más complejas de la misión tiene que ver con la definición de la trayectoria de vuelo de Rosetta, tarea en que también participa ESAC. Cuando Rosetta llegue al cometa, el próximo agosto, primero debe sobrevolarlo y después orbitarlo, siguiendo trayectorias definidas por el equipo en ESOC. Sin embargo, la definición de las trayectorias de vuelo que deberá seguir Rosetta después del aterrizaje de la sonda Philae, en noviembre de este año, corresponde a en gran medida al equipo en ESAC.
Ya se están analizando en ESAC las trayectorias previstas para finales de 2014 y principios de 2015, que llegado el momento deberán ajustarse en función del grado de actividad del cometa. Como explica Küppers, “la cantidad de gas y su orientación afecta a los instrumentos, por eso debemos planificar con cuidado. Por ahora estamos trabajando en dos tipos de trayectorias, con alta actividad y con baja”.
Philae será lanzada después de que Rosetta haya mapeado la superficie del cometa. La operación será un hito en la misión y en la historia de la exploración planetaria, puesto que nunca se ha intentado algo así. Durante los meses posteriores Rosetta seguirá al cometa a lo largo de su viaje, registrando todos sus cambios a medida que se calienta. Ninguna otra misión espacial ha hecho jamás nada parecido. El máximo acercamiento al Sol se producirá en agosto de 2015.
El principal objetivo de Rosetta es ayudar a entender el origen y la evolución del sistema solar. En particular, Rosetta investigará el papel que pueden haber jugado los cometas a la hora de traer el agua a la Tierra, y quizá incluso la vida.