Los mayores expertos en neurociencias se han reunido en el XXII Congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP), en Estambul, donde se abordan desde el 12 de septiembre y hasta mañana los últimos avances en los aspectos genéticos del desorden de atención por hiperactividad (ADHD).
En el XXII Congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP), Barbara Franke, directora del Laboratorio de Investigación de Enfermedades Multifactoriales del Hospital Universitario Radboud (Países Bajos), ha mostrado hoy los últimos hallazgos en la identificación de los genes de riesgo para el ADHD, uno de los desórdenes neuropsiquiátricos más comunes en la infancia.
La literatura científica se ha puesto de acuerdo en subrayar el componente genético de la enfermedad, que es incluso mayor en la forma adulta que en la infantil. Por esta razón, un grupo de investigadores coordinados por Franke ha unido sus esfuerzos en el Multicentro Internacional permanente de Colaboración en el ADHD (IMpACT, por sus siglas en inglés) para estudiar esta forma del trastorno.
Según Franke, el IMpACT, que va a analizar la muestra clínica más grande en todo el mundo de ADHD, “ayudará a definir a los destinatarios y optimizará el desarrollo de nuevos y más efectivos tratamientos. Además, también contribuirá a mejorar la prevención temprana de la enfermedad”.
Hasta un 12% de los niños sufren ADHD y arrastran sus síntomas hasta la vida adulta, lo que supone importantes problemas laborales y sociales. Hoy los tratamientos para este trastorno incluyen terapia farmacológica, educación o entrenamiento adecuado.
Las orexinas y la adicción a la nicotina
Otra de las conferencias del congreso mostró ayer los últimos hallazgos del grupo de investigación en el que participa Ramón Maldonado, catedrático de Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en Barcelona. Los investigadores explicaron el papel de las orexinas, unos péptidos que se encuentran en determinadas estructuras del cerebro, en la adicción a la nicotina.
“Todavía desconocemos por qué la nicotina tiene un poder adictivo tan potente, sobre todo sabiendo que los factores placenteros primarios son menores que en otras drogas”, apunta Maldonado. “Quedan toda una serie de interrogantes sobre qué mecanismos biológicos son los que nos llevan a sentir ese nivel de adicción con la nicotina”.
Los investigadores estudian cómo estos péptidos intervienen en el comportamiento de búsqueda de nicotina tras la extinción de dicho comportamiento, ya que los estudios insisten en que el mayor problema para tratar la adicción a la nicotina es evitar las recaídas que aparecen tras el cese del consumo.
Según los expertos españoles, esta recaída está asociada a la implicación de los transmisores cerebrales que se denominan orexinas. “Las orexinas son ahora mismo un campo de investigación nuevo en el ámbito de las adicciones. Su conocimiento podría suponer en un futuro una importante herramienta terapéutica para dejar de fumar”, subraya Maldonado.