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Agencia Sinc

Los apellidos poco frecuentes cuentan la historia familiar de sus portadores

En la mayoría de las sociedades, los apellidos se transmiten de padres a hijos, al igual que el cromosoma Y. De ello se desprende que los hombres que comparten los mismos apellidos podrían tener cromosomas Y emparentados. Un nuevo estudio analiza esta correlación en España y revela que gran parte de los que llevan apellidos inusuales son familiares lejanos.

Familia Bonet Gonzalez
Familia Bonet Gonzalez./ Anna

La relación entre apellidos y cromosomas Y –ambos heredados por vía paterna– ha sido objeto de estudio anteriormente en Gran Bretaña e Irlanda. Ahora, por primera vez, una investigación explora la correlación entre apellidos y cromosomas en España con muestras de más de 2.000 voluntarios y establece una relación inversa entre la frecuencia del apellido y la prevalencia del cromosoma Y.

“Hay mucha relación entre apellido y cromosoma Y en España. La mayoría de los hombres que comparten apellidos relativamente raros –con menos de 6.000 portadores en total en el territorio nacional– también suelen compartir un cromosoma Y idéntico o muy similar, lo que significa que descienden de los mismos fundadores originales de dicho apellido por vía paterna”, explica Conrado Martínez-Cadenas, investigador del Departamento de Medicina de la Universidad Jaume I de Castellón y del Grupo de Genética Evolutiva Humana de la Universidad de Oxford, y autor principal del artículo, publicado en la revista European Journal of Human Genetics.

En España, la mayoría de los hombres que comparten apellidos con menos de 6.000 portadores descienden de los mismos fundadores

Sin embargo, el análisis muestra que conforme los apellidos se hacen más comunes, la correlación en el cromosoma Y se va perdiendo. Los datos indican que en los apellidos frecuentes ya no se encuentran hombres que desciendan del mismo linaje, ya que todos tienen cromosomas Y diferentes.

La frecuencia de apellido, clave en la correlación

Para el estudio, en el que también ha participado el Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela, se seleccionaron 37 apellidos españoles con el objetivo de proporcionar una amplia cobertura geográfica y de representar un espectro de frecuencias extenso. A continuación se clasificaron en cinco grupos: muy frecuentes, apellidos con más de 150.000 portadores nacionales –Fernández, Martínez–; moderadamente frecuentes, entre 15.000 y 150.000 portadores –Aguirre, Díez–; medio, entre 5.000 y 15.000 individuos –Tirado, Ibarra–; poco frecuentes, entre 3.000 y 5.000 portadores –Bengoechea, Cadenas–; y muy raros, entre 100 y 3.000 portadores –Nortes, Albiol–.

Se recogieron un total de 1.766 muestras de ADN de voluntarios varones no emparentados de cada uno de los 37 apellidos, y se obtuvieron otras 355 muestras de control.

“Los datos muestran que la correlación o coancestralidad entre apellido y cromosoma Y no depende en absoluto del origen geográfico (castellano, catalán o vasco) o del tipo de apellido (patronímico, toponímico, de profesión, de apodo o mote, característica física) –explica Martínez-Cadenas–. Solamente depende de la frecuencia del apellido”.

Redes de relaciones entre hombres con el mismo apellido, para cuatro apellidos españoles con frecuencias distintas. Las relaciones se han trazado basándose en los haplogrupos del cromosoma Y, es decir, las diferencias en el ADN que permiten trazar la línea de descendencia por línea paterna./ Universidad Jaume I

Redes de relaciones entre hombres con el mismo apellido, para cuatro apellidos españoles con frecuencias distintas. Las relaciones se han trazado basándose en los haplogrupos del cromosoma Y, es decir, las diferencias en el ADN que permiten trazar la línea de descendencia por línea paterna./ Universidad Jaume I

Según el trabajo, la edad media estimada de origen de los apellidos españoles es de alrededor de 536 años. Sin embargo, algunos son más antiguos que otros: las edades oscilan entre los 200 y los 800 años. “Esta edad se calcula averiguando el ancestro común más reciente de los participantes actuales con un determinado apellido, pero no es la edad real de su origen, sino la edad en la que los participantes de un mismo apellido en este estudio tuvieron el antepasado común más reciente por vía paterna”, puntualiza el investigador.

La edad media de origen de los apellidos españoles es de 536 años, sin embargo, algunos son más antiguos: las edades oscilan entre los 200 y los 800 años

Los irlandeses, un caso diferente

Antes de este estudio sobre apellidos españoles, las únicas investigaciones detalladas que existían habían analizado la correlación entre apellidos y cromosoma Y en Gran Bretaña e Irlanda.

Los investigadores decidieron realizar una comparativa con estos análisis para comprobar las diferencias y las similitudes entre las tres poblaciones y descubrieron que los patrones de correlación entre apellidos y cromosoma Y en España se parecían a los del estudio británico, pero diferían de los del irlandés.

“Los análisis indican que los apellidos irlandeses son mucho más antiguos que los de España y Reino Unido y que tienen correlación independientemente de la frecuencia” afirma Martínez-Cadenas.

“En Irlanda, algunos apellidos muy comunes presentan mucha correlación entre apellido y cromosoma Y –algo que no se ve en España o Reino Unido–, mientras que otros no”, concreta.

Según el estudio, a pesar de que España es una población con un fondo histórico, demográfico y genético diferente a las islas británicas, las similitudes con el desarrollo de los apellidos británicos apuntan a que la correlación inversa entre la frecuencia de apellidos y cromosoma Y podría ser un proceso general.

El desarrollo de los apellidos irlandeses, que aparecen con clanes en los que incluso gente que no es familia comparte el mismo apellido, sería el fruto de unas circunstancias propias y más inusuales.

Referencia bibliográfica:

Conrado Martínez-Cadenas et al. “The relationship between surname frequency and Y chromosome variation in Spain”. European Journal of Human Genetics (2016) 24, 120–128; DOI:10.1038/ejhg.2015.75

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

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