Un total de 97 zonas de León y 30 de Palencia tienen características geológicas interesantes par ala ciencia. Un inventario que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León encargó a un grupo de investigadores de la Universidad de León ha permitido identificar, por primera vez, los lugares de interés geológico de ambas provincias.
Los Lugares de Interés Geológico (LIG) se caracterizan por poseer "algún rasgo geológico de interés que puede ser observado, en muchos casos, por personas no especialistas", explica una de las investigadoras del grupo de Patrimonio Geológico de la Universidad de León, Esperanza Fernández.
Todas las zonas geológicas y comarcas geográficas de las provincias de León y Palencia poseen algún elemento significativo, "aunque es verdad que en la montaña se ve un mayor número de ellas", afirma la especialista
El inventario es un encargo de la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad de 2007, que incluía por primera vez la protección del patrimonio geológico. Hasta ese año, algunas comunidades autónomas habían desarrollado sus propias normas sobre patrimonio geológico, pero éste no era el caso de Castilla y León. Por este motivo, Medio Ambiente encargó la realización del inventario. Con la información proporcionada en las dos primeras provincias donde se identificaron los puntos de interés geológico, la Fundación Patrimonio Natural ha elaborado dos DVD divulgativos.
Punto de partida
El equipo de la Universidad de León, compuesto por nueve integrantes, tomó como punto de partida un trabajo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) de 1985 que atribuía a ambas provincias muchos lugares de interés. En una primera fase, el grupo contabilizó cerca de 300 para León. "Estaba claro que teníamos que realizar una selección", indica Fernández.
En algunos casos, algunas zonas habían dejado de existir. La construcción del AVE hacia Asturias se llevó por delante un LIG y la autovía A-67 Cantabria-Meseta, tres. Sin embargo,la mayor reducción se realizó a través del trabajo de campo. "Esto no significa que haya menos puntos, sino que concentramos en áreas diferentes lugares de interés. Así, el valle de Pineda, en Palencia, contiene unos 15 puntos característicos, pero se cataloga como uno solo", profundiza la experta.
Para cada lugar de interés geológico los investigadores realizaron una ficha que contenía, entre otros datos, información de la gea, una cartografía sobre ortofoto y el valor patrimonial. Cada LIG se puede tipificar bajo varios criterios. Pueden existir puntuales, secciones (recorren una zona y muestran la evolución geológica de ese entorno) o áreas (amplias zonas que contienen varios puntos y/o secciones ).
También puede haber lugares de interés hidrogeológico (como la fuente de azufre de Ponferrada), paleontológicos, o mineralógicos, geomorfológico, petrológico, tectónico, estratigráfico.... Por último, los lugares son de interés internacional (en León existe el valle del Esla, la serie de Los Barrios de Luna y un yacimiento de fósiles en Salas de la Ribera, junto a Las Médulas), nacional (como el valle de Pineda, en Palencia), regional y provincial. En estas dos última categorías se incluye un teso de materiales blancos que se deslizan en la zona conocida como Las Derrumbadas y las Torres, en Cerrato, Palencia.
No hace falta ser un experto para reconocer algunos lugares de interés geológicos, aunque, advierte Fernández, "su auténtico valor se reconoce mejor si están explicados por un guía o especialista". Es el caso de los valles glaciares de ambas provincias, como el que existe en la ruta entre Torre de Babia y Laguna de las Verdes.
"En este lugar, se pueden observar plegamientos en las rocas que pueden hacer recordar que hay existieron grandes capas de hielo", indica la geóloga. La identificación de estos elementos geológicos proporciona al visitante un mayor grado de satisfacción cuando recorre estos parajes. No en vano, "no estamos habituados a caminar por el campo y cuando salimos a él estamos muy ciegos".
Investigadores del Instituto Geológico Minero del CSIC explican que, en eventos extremos como la DANA del pasado 29 de octubre, los materiales que arrastra la corriente aumentan los daños causados por las inundaciones.
Este fenómeno conlleva más cuantía e intensidad de las precipitaciones que un huracán del Caribe o un tifón asiático, aunque también menos viento, explica un experto en climatología. Las lluvias torrenciales, especialmente en la Comunidad Valenciana, han dejado de forma provisional una cifra de víctimas mortales que asciende a 62 personas, en lo que se considera la peor DANA del siglo.
