Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que analiza el impacto de las reformas laborales de los últimos 30 años y las condiciones de vida de las nuevas generaciones, asegura que estas reformas son el origen y la causa del modelo de desarrollo actual, basado en la explotación de los más jóvenes.
“El estudio indica que el modelo español de desarrollo económico de las tres últimas décadas -con altos ritmos de crecimiento económico y de creación de empleo- se sustenta sobre una ‘sobreexplotación de las nuevas generaciones de trabajadores’” declara a SINC Pablo López Calle, autor del artículo que publica la revista Ábaco e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM.
Este hecho explica para López Calle “la crisis económica actual y la especial virulencia que tiene en España”, así como la limitación de las posibilidades de desarrollo futuro.
La investigación se basa en la recopilación y análisis de datos estadísticos sobre los efectos de las reformas laborales de los años 80 y 90 en las condiciones de vida y de trabajo de las nuevas generaciones de trabajadores, así como en una treintena de historias de vida de jóvenes madrileños con perfiles “sociológicamente significativos”.
“Las reformas de los años 84 y 94 supusieron la incorporación al mercado de trabajo de nuevas generaciones de trabajadores bajo fórmulas de ‘excepcionalidad’ que en la actualidad ya están plenamente ‘normalizadas’”, recalca el estudio.
La primera gran reforma laboral, en el año 1984, introdujo una "flexibilidad externa" en el mercado de trabajo -contratos temporales y abaratamiento del despido-. La segunda, la del año 94, se centró en una "flexibilización interna” de los recursos humanos con la progresiva individualización de la negociación de los salarios y las condiciones de trabajo, así como de la parte del salario variable que se materializaba en pluses.
“Estos cambios, dirigidos específicamente a aquellos que se incorporaban por primera vez al mercado de trabajo, ponían en cuarentena algunos de los derechos antes integrados en el Estatuto Salarial”, apunta el investigador.
Un futuro incierto
La accidentalidad laboral, uno de los indicadores sociales más utilizados para evaluar la evolución de la intensidad del trabajo, “no sólo ha aumentado en esos quince últimos años -alcanzando su pico más alto en el año 2002-, sino que se concentra en las empresas de menos de 50 trabajadores y afecta de modo particular a los trabajadores jóvenes con menos de un año de antigüedad y con contrato temporal”.
Actualmente un trabajador menor de 25 años tiene cuatro veces más posibilidades de sufrir un accidente que un adulto, según la Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo.
“Con una tasa de paro de más del 30% en algunas regiones y 200.000 puestos de trabajo ocupados por becarios, el panorama profesional de los jóvenes españoles, y por extensión, el futuro del sistema productivo, se presenta incierto”, concluye López Calle.
---------------------------------------------
Referencia bibliográfica:
Pablo López Calle. “El impacto de las reformas laborales y la reorganización productiva en España sobre el empleo juvenil”. Abaco: Revista de cultura y ciencias sociales 66 (Ejemplar dedicado a: Generación NI-NI), 2010.
Solo para medios:
Si eres periodista y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC como periodista.