Según una investigación realizada en la Universidad de Granada, el 82,1% de las niñas y niños de entre 11 y 14 años que viven en un entorno urbano y conviven en clase con estudiantes gitanos considera que éstos “son ladrones y atracadores”
El 82,1% de las niñas y niños de entre 11 y 14 años que viven en un entorno urbano y conviven en clase con estudiantes gitanos considera que éstos “son ladrones y atracadores”, un porcentaje cuatro veces menor (17,9%) en el entorno rural. Las diferencias de la percepción que los niños tienen de esta etnia varían notablemente si viven en el campo o en la ciudad: el 65,4% de los chavales de ciudad creen que los gitanos “son malos o hacen el mal”, cifra que se reduce a un 34,6% si los encuestados viven en un pueblo.
Así se desprende de un trabajo de investigación realizado en el departamento de Antropología Social de la Universidad de Granada por Sonsoles Sánchez-Muros Lozano, y que ha sido dirigido por el profesor Juan Gamella. Para este trabajo, los investigadores realizaron una encuesta entre 241 niños de 1º y 2º ESO (11-14 años) pertenecientes a 6 colegios de enseñanza primaria de la provincia de Granada, con las más altas concentraciones de alumnado gitano de la Unión Europea, y en zonas donde la presencia de dicha población es de larga tradición y en varios estatus socioeconómicos. En estos centros, 3 de cada 10 alumnos son de etnia gitana.
¿Qué opinión tenemos del "otro"?
La investigación pretendía dilucidar la opinión que las niñas y los niños tienen de sus compañeros de pupitre, mediante una redacción abierta sobre una familia gitana y un cuestionario de respuestas abiertas.
De este trabajo también se desprende que el 39% de los escolares rechazan o condicionan la presencia de compañeros gitanos en clase y les atribuyen, en mayor medida a la media, rasgos negativos como “violentos”, “destructores” o “vagos” en proporciones muy superiores a la media global.
Sin embargo, no todo es negativo, a la luz de este trabajo. Un 20% de los niños encuestados considera que los gitanos “son alegres”, cifra que se sitúa en el 64% cuando se les relaciona con el arte y se destacan sus cualidades creativas. Además, el 19% consideran que son “muy trabajadores” y se esfuerzan. En estos colegios, afirma la investigadora, “se observan ejemplos de solidaridad interétnica y mutua cooperación”.
Sonsoles Sánchez-Muros destaca que es necesario “utilizar la experiencia personal de los niños y niñas, que a estas edades van tendiendo a basar sus evaluaciones en la propia experiencia personal”. La investigadora apunta que sería conveniente utilizar el análisis de redes para la identificación, reclutamiento y formación de líderes de opinión que ejerzan su influencia para cambiar los climas de opinión en las aulas. “Es necesario no enfatizar las diferencias étnicas, ni construir a partir de éstas, sino trabajar el concepto de igualdad de oportunidades en el aula”, concluye.
Sonsoles Sánchez-Muros Lozano y Juan Gamella obtuvieron el Premio Nacional de Investigación Bancaja en el año 1998 por esta línea de trabajo.
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