Un análisis publicado por el Institute on Assets and Social Policy (IASP, en sus siglas en inglés) de la Universidad de Brandeis (EE UU), señala que la brecha de riqueza entre las familias blancas y las afroamericanas ha aumentado en EE UU en más de cuatro veces entre 1984 y 2007. Las familias blancas de ingresos medios ahora poseen mucha más riqueza que las familias afroamericanas de ingresos altos.
"Nuestro estudio muestra una fisura en la consecución de logros. Aunque los afroamericanos hacen todo lo que se supone que deben hacer como es formarse y trabajar duro en puestos de trabajo bien remunerados, no llegan al nivel de riqueza de sus iguales blancos dentro de un mismo grupo de trabajo y esto se traduce en unas oportunidades de vida muy diferentes”, afirma Thomas Shapiro, director del IASP y coautor de este informe.
Basándose en datos económicos del mismo conjunto de familias representativo del país en el período de 1984 a 2007, el análisis del IASP desveló que las ganancias y pérdidas reales de riqueza durante estos años demuestran una creciente brecha racial.
Durante los 23 años que han analizado los expertos, la brecha de riqueza racial ha aumentado 75.000 dólares. Los activos financieros entre las familias blancas crecieron un valor medio de 22.000 dólares a 100.000 dólares durante ese período, mientras que entre los afroamericanos se observó un aumento muy pequeño en activos en dólares reales y tenían un patrimonio medio de 5.000 dólares en 2007.
Sumando todos los activos y deudas, uno de cada diez afroamericanos debía al menos 3.600 dólares en 2007, cerca del doble de su carga de deudas en términos reales desde 1984, según el IASP.
"Es necesario dar un giro de 180 grados. Las políticas públicas han desempeñado y continúan desempeñando un papel muy importante en la creación y el mantenimiento de la brecha de riqueza racial, y deben participar en su eliminación”, afirma Shapiro.
Un desfase económico que afecta a todos
Otro informe de investigación del IASP informó de que muchos afroamericanos tienen más deudas que activos, y que al menos el 25% de las familias afroamericanas no tenían recursos a los que acogerse en tiempos de apuros económicos.
“Una brecha de riqueza racial nos afecta a todos porque significa que una gran parte de la población no puede contribuir a aumentar la riqueza y la solidez de nuestro país, y todos salimos perdiendo con esto”, explica Meizhu Lui, directora de la propuesta Closing the Racial Wealth Gap Initiative (Cerrar la brecha de riqueza racial) del Insight Center for Community Economic Development (Los Ángeles, EEUU).
Según este informe, los recortes a los impuestos por rendimiento de inversiones y sobre transmisiones patrimoniales, que benefician a los más ricos, favorecen la discriminación persistente en cuanto a vivienda, crédito y mercado laboral.
Del mismo estudio se desprende que el crecimiento de la brecha de riqueza racial afecta de forma significativa al futuro económico de las familias de Estados Unidos. El desfase actual es tan grande que con él se podrían pagar las matrículas de cuatro cursos anuales en una universidad pública a dos personas, comprar o dar una importante entrada para una vivienda o crear un colchón al que poder recurrir en tiempos de paro o crisis.
"La brecha priva de oportunidades y asegura la inigualdad económica racial para la siguiente generación” afirma Tatjana Meschede, coautora del informe político.
Creación de una agencia de protección financiera al consumidor
El análisis del IASP desveló que hasta 2007 los hogares blancos de ingresos medios acumularon de media unos 74.000 dólares de patrimonio, lo que supone un aumento de 55.000 dólares durante este período, mientras que la familia media afroamericana de ingresos altos obtuvo 18.000 dólares, una caída de 7.000 dólares. Esto causó una brecha de riqueza de 56.000 dólares para una familia afroamericana que ganaba más de 50.000 $ en 1984 en comparación con una familia blanca que estaba ganando cerca de 30.000 $ en el mismo año.
“Estas cifras dejan claro que unos ingresos más altos no garantizan por sí solos una creciente riqueza, seguridad y movilidad económica para los afroamericanos. Estos consumidores se enfrentan a muchas barreras (en cuanto a créditos, vivienda e impuestos), y este hecho reduce dramáticamente las oportunidades de movilidad económica”, asegura el informe.
“Estos son problemas que hay que atajar, mediante la creación de una Agencia de protección financiera al consumidor, que ahora se está debatiendo en el Congreso de EE UU., y con otros cambios políticos”, afirma el IASP.
Los resultados hacen una aportación muy significativa al debate actual sobre cómo garantizar una mayor seguridad económica y oportunidades para todos los ciudadanos. "Los datos sugieren que las políticas públicas necesitan una atención renovada que proporcione oportunidades reales para el progreso reduciendo las barreras a la movilidad inherente en nuestro sistema de impuestos y aumentando la transparencia de los mercados inmobiliarios y de crédito”, asegura Laura Sullivan, otra de las coautoras del estudio.