Las empresas alimentarias podrán disponer de un sistema que les permitirá testar la seguridad de sus productos a través de internet gracias a una iniciativa que se incluye en el proyecto de investigación europeo PathogenCombat, cuyos integrantes participaron en la Universidad de Burgos su reunión anual. El encuentro ha congregado en los tres últimos días a 70 investigadores pertenecientes a los 44 grupos de 17 países que integran el proyecto, en el que participan científicos y empresas. Precisamente, la nueva herramienta de seguridad alimentaria se presentó a 20 empresas españolas.
Jordi Rovira, vicerrector de Investigación y miembro del Departamento de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Burgos ha explicado a DiCYT que el nuevo sistema consta de dos partes. "Primero, realiza un diagnóstico a base de preguntas sobre la actividad de gestión y control de los productos en materia de seguridad alimentaria, lo que sirve para elaborar gráficos que indican en qué puntos puede mejorar", ha comentado. El segundo paso consiste en analizar muestras biológicas de acuerdo con las especificaciones del sistema, acerca de "qué tipo de muestras hay que tomar o dónde se deben recoger", apunta.
Al combinar los dos parámetros, las industrias pueden saber cuál es el nivel de seguridad de los alimentos que comercializan. Tras probarlo con las empresas que participan en la investigación y después de ver los resultados presentados en Burgos a lo largo de esta semana, los expertos concluyen que "el método que estamos diseñando para evaluar los sistemas de seguridad alimentaria en las empresas funciona", asegura Jordi Rovira, de manera que el próximo paso es incorporar a más compañías del sector, que sólo necesitarán una clave para acceder a la herramienta de internet.
Investigaciones básicas
Además de esta aplicación, el encuentro ha servido para seguir profundizando en un proyecto internacional que lleva cuatro años de andadura y que tiene prevista su finalización en marzo de 2010. Por lo tanto, los resultados científicos están ya muy avanzados y esta reunión no ha contado con grandes novedades, reconoce Rovira, salvo la presentación de algunas investigaciones básicas concretas, por ejemplo, acerca de los cultivos de microorganismos probióticos como protectores de la carne fresca, apartado del que se ocupa, precisamente, el área de Tecnología de los Alimentos de la universidad burgalesa dentro del consorcio europeo.
El proyecto está financiado por el Sexto Programa Marco de la Unión Europea y su principal propósito es reducir la presencia de patógenos en los alimentos a través de la transferencia de los resultados de la investigación a las empresas del sector. Los científicos de Burgos trabajan con técnicas de PCR (Polymerase Chain Reaction o reacción en cadena de la polimerasa) para ver qué tipo de bacterias están presentes en los alimentos, en concreto, tratan de determinar si en el alimento hay algún fragmento de ADN que se corresponda con algún patógeno. Asimismo, investigan qué bacterias se adhieren a superficies que pueden entrar en contacto con los alimenos y estudian cultivos protectores cuya misión es proteger el producto para que no crezcan los patógenos.