Un nuevo informe de la OMS identifica cinco factores de riesgo clave que impiden lograr una buena salud, como la seguridad de ingresos, las condiciones de vida y el capital social y humano. Los expertos aclaran que estas desigualdades podrían reducirse en el transcurso de un solo gobierno.
El primer informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el estado de la equidad en salud revela que las desigualdades en muchos de los 53 países de la región europea siguen siendo las mismas o han empeorado a pesar de los intentos de los gobiernos por abordarlas.
“Por primera vez, este texto proporciona a los gobiernos datos y herramientas para abordar las desigualdades en materia de salud y producir resultados visibles en un período de tiempo corto, incluso durante un gobierno nacional de cuatro años”, explica Zsuzsanna Jakab, directora regional de la OMS para Europa.
El informe identifica cinco factores de riesgo clave que impiden lograr una buena salud y llevar una vida segura y asigna a cada uno de ellos un porcentaje que refleja su contribución a la carga global de la inequidad.
En el primer puesto está la seguridad de ingresos y protección social. Alrededor del 35 % de las desigualdades en salud se deben a que “no se puede llegar a fin de mes”. Después se sitúan las condiciones de vida (29 %), que incluye cuestiones como falta de recursos, de disponibilidad de viviendas apropiadas o barrios inseguros.
En el tercer lugar está el capital social y humano, que representa el 19 % de las desigualdades y se refiere a sentimientos de aislamiento, bajos niveles de confianza en los demás o violencia contra las mujeres.
Tras esto se encuentra el acceso y calidad de la atención sanitaria (10 %), ya que la falta de una sanidad universal y los altos pagos directos por servicios de salud pueden obligar a las personas a elegir entre utilizarlos o satisfacer otras necesidades básicas.
Por último, está la incapacidad para participar plenamente en el mercado laboral, que representa el 7 % de las desigualdades en salud. La calidad del empleo es igualmente importante, ya que los empleos inseguros o temporales y las malas condiciones de trabajo tienen un efecto igualmente negativo en la salud.
Según los expertos, reducir las desigualdades en un 50 % produciría beneficios financieros para los países que oscilan entre el 0,3 % y el 4,3 % del PIB.
Los hallazgos muestran una brecha significativa en materia de salud. Si bien la esperanza media de vida en toda la región europea aumentó a 82,0 años para las mujeres y 76,2 años para los hombres en 2016, sigue habiendo importantes desigualdades: dicha esperanza en mujeres se reduce hasta en 7 años y en hombres hasta en 15 años si pertenecen a los grupos más desfavorecidos.
Casi el doble de mujeres y hombres en el 20 % menos acomodado de la población reportan enfermedades que limitan su libertad para realizar sus actividades diarias, en comparación con las del 20 % más acomodado.
Es más, en las zonas desfavorecidas un 4 % más de bebés no sobreviven a su primer año, en comparación con los nacidos en las zonas más ricas.
Además, el informe identifica grupos nuevos y emergentes en riesgo de caer en la inequidad en salud. Entre ellos se incluyen, por ejemplo, los jóvenes que abandonan prematuramente la escuela o las personas que viven con una enfermedad que limita sus actividades diarias.
Referencia bibliográfica: