El entrenamiento cognitivo temprano es una estrategia aprovechable para hacer frente a las deficiencias neuropsiquiátricas. El hallazgo, en ratas de laboratorio, resulta prometedor en enfermedades como la esquizofrenia.
Una intervención temprana parece ser la clave que han encontrado investigadores de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés) para mejorar trastornos cerebrales como la esquizofrenia.
A través del entrenamiento mental –por ejemplo, con ejercicios de la función ejecutiva que enseñan a los pacientes a centrar su atención selectiva y recordar información importante–, los científicos han intentado abordar estas enfermedades. El último número de la revista Neuron recoge sus resultados.
Aunque históricamente estos métodos, conocidos como rehabilitación cognitiva, han sido de valor limitado debido a que se han aplicado en pacientes con condiciones demasiado avanzadas, una intervención temprana puede ser un enfoque viable para el tratamiento.
Según los autores, el entrenamiento mental aprovecha el potencial de desarrollo del cerebro joven para compensar los circuitos neuronales anormales.
"Si se detecta una anomalía en el cerebro lo suficientemente pronto, se puede redirigir la trayectoria del desarrollo y entrenar al cerebro joven a resolver los problemas que enfrenta el cerebro adulto", explica André Fenton, uno de los coautores del estudio.
El equipo llevó a cabo su trabajo en ratas de laboratorio en dos etapas diferentes de la vida: la adolescencia –a la edad de 35 días, el equivalente humano de 13 años de edad– y en adultos jóvenes de 60 días de edad, el equivalente humano de poco más de 20 años, cuando suele producirse el inicio de síntomas de esquizofrenia.
A través de una serie de experimentos, los investigadores examinaron el comportamiento y la fisiología del cerebro de las ratas sanas y de las que sufrían esquizofrenia.
¿Cómo se distingue la información relevante?
En el experimento inicial, las ratas tuvieron que aprender a dirigir correctamente un pequeño disco en forma de carrusel para no entrar en un área que les provocaría un choque eléctrico suave. En el carrusel giratorio, las ratas recibieron dos tipos de señales espaciales, unas necesarias para evitar el área de la descarga, y otras irrelevantes.
La prueba fue diseñada para imitar los retos de la función ejecutiva que enfrentan las personas con esquizofrenia: la incapacidad de distinguir la información relevante de la irrelevante.
Primero se probó en las ratas de 60 días de edad. Mientras que las normales rápidamente aprendieron a diferenciar las señales y evitar la zona de choque, las afectadas tuvieron dificultades. Sin embargo, con suficiente entrenamiento y repetición, estas ratas adultas aprendieron también a evitar la descarga, pero fallaban de nuevo si se cambiaba la tarea a realizar.
El experimento simula lo que se observa a menudo en pacientes con esquizofrenia, donde la rehabilitación cognitiva puede mejorar la cognición, pero sus mejoras asociadas son limitadas.
En el segundo experimento, con ratas adolescentes, los investigadores quisieron probar si el entrenamiento cognitivo preferente temprano puede ser beneficioso en la edad adulta y disminuir el deterioro cognitivo.
"Nuestros hallazgos muestran que si el cerebro joven se concentra en adquirir un cierto tipo de experiencia, se puede entrenar para resolver problemas que más tarde tendrá que afrontar en la vida adulta", concluye Fenton. "Pero esto debe hacerse cuando el cerebro es flexible para conseguir las competencias de un cerebro normal".
Referencia bibliográfica:
Heekyung Lee, Dino Dvorak, Hsin-Yi Kao, Áine M. Duffy, Helen E. Scharfman, André A. Fenton. “Early Cognitive Experience Prevents Adult Deficits in a Neurodevelopmental Schizophrenia Model”. Neuron, Volume 75, Issue 4, 714-724, 23 de agosto de 2012. DOI: 10.1016/j.neuron.2012.06.016.
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