Investigadores del Departamento de Ingeniería Gráfica de la Universidad de Sevilla han modelado y animado por ordenador las piezas que componían el ingenio mecánico de Juanelo Turriano, un artilugio que permitía subir el agua desde el río Tajo hasta la ciudad de Toledo, durante los reinados de Carlos I y Felipe II.
Para la reconstrucción virtual del artificio de Juanelo ha sido necesario “sintetizar las diversas teorías propuestas y explicar cómo funcionaba aquella máquina del Renacimiento, venciendo las incongruencias e indefiniciones existentes”, indica a SINC el investigador Lucas González Conde, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros (ETSI) de la Universidad de Sevilla y uno de los autores del estudio.
González Conde explica que el relojero y matemático italiano Giovanni Torriani (conocido como Juanelo Turriano) llegó de la mano de Carlos I a Toledo, por entonces capital del imperio español. En 1565 se le encargó la construcción de una máquina para subir el agua, a presión atmosférica, desde el río hasta los depósitos de El Alcazar, superando un desnivel de unos cien metros. Hasta entonces el suministro se realizaba en cántaros a lomos de asnos.
Turriano fabricó su ingenio en tres años, logrando que el mecanismo subiera más de 12.400 litros diarios de agua hasta los depósitos. Con la excusa de que el caudal quedaba para uso exclusivo del Palacio Real, la ciudad no le pagó el trabajo, por lo que el italiano se vio obligado a costear el mantenimiento de su propio invento durante seis años. Aún así, Turriano construyó un segundo artefacto en 1581, financiado en parte por la Corona, pero nuevamente las autoridades de la ciudad no le abonaron lo acordado. Juanelo Turriano acabó arruinado, y falleció pocos años después, el 13 de junio de 1585.
El ingenio mecánico estuvo funcionando ininterrumpidamente hasta mediados del siglo XVII, causando admiración en cuantos lo veían, según las crónicas de la época. Pero la falta de mantenimiento y el robo de piezas contribuyeron a su abandono y olvido. “Hoy sólo quedan un par de piedras junto al Tajo”, se lamenta Gloría Del Río, profesora de la ETSI y co-autora del estudio, “y no se ha encontrado plano o dibujo alguno que lo represente”.
A pesar de ello, gracias a los estudios de historiadores e ingenieros, se han propuesto diversas hipótesis sobre el funcionamiento del artefacto de Turriano. Hoy la teoría más aceptada plantea que el sistema subía el agua mediante dos elevaciones. La primera se producía mediante una rueda hidráulica y una cadena de vasijas o cangilones que transportaban el líquido. En la segunda elevación también existía una rueda idéntica a la anterior, pero un mecanismo de tirantes y forzantes denominado ‘Stangenkunst’ ponía en funcionamiento una torre de cazos para elevar el agua.
Este sistema es el que han recreado por ordenador los ingenieros sevillanos. Para diseñar y animar las piezas se ha utilizado el programa CATIA (Computer Aided Three Dimensional Interactive Application), “una herramienta básica en el diseño industrial, sobre todo, en los sectores aeronáutico y automovilístico”, explica Gloría Del Río. Los investigadores, que han contado con el apoyo de la Fundación Juanelo Turriano, han puesto el vídeo demostrativo del funcionamiento virtual del artilugio a disposición de museos u otras instituciones interesadas.
Los autores de este trabajo reivindican la figura de Turriano como un “genio del Renacimiento”, que también construyó otras obras de ingeniería, como la presa del pantano de Tibi, en Alicante –la más alta del mundo durante casi 300 años-, además de diseñar algunas de las campanas del Monasterio de El Escorial, y construir relojes, molinos, e incluso varios autómatas, como danzarines, guerreros y pájaros voladores.
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Más información:
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Referencia bibliográfica:
Lucas González Conde, María Gloria del Río Cidoncha, Juan Martínez Palacios. “Torriani's mechanical device for carrying water to Toledo” Ingenieria Hidraulica en México 23 (2): 33-44 APR-JUN 2008 (Supervisión: catedrático Miguel Bermejo Herrero)
Los leones marinos usan las aletas para nadar y caminar, los pájaros chukar se apoyan en las alas para subir pendientes pronunciadas. Ingenieros de EE UU se han basado en la observación de la locomoción de distintas especies para construir un autómata que se desplaza por múltiples entornos. Entre sus usos, se encuentran las exploraciones espaciales, labores de rescate y envíos de paquetes.
Ingenieros de la Universidad Carlos III de Madrid y otros socios europeos han desarrollado un robot subterráneo autónomo para realizar trabajos de perforación en las ciudades. Un georradar incorporado en un vehículo de superficie permite descubrir posibles obstáculos bajo tierra. El prototipo se ha probado con éxito en Madrid y Lennestadt (Alemania).
