El proyecto LIFE Polyfarming implementa durante 5 años el modelo agroalimentario regenerativo en una finca abandonada y demuestra su rentabilidad y su potencial para luchar contra el cambio climático y el abandono rural.
La agricultura expulsa cada año a la atmósfera un 12 % del total de CO2 que emite España. Producir comida es imprescindible para nuestra supervivencia, reducir las emisiones también. ¿Existe un modelo agroalimentario capaz de revertir esta situación?
El Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), a través del proyecto LIFE Polyfarming, demuestra con datos científicos que el modelo agroalimentario regenerativo, centrado en recuperar la salud del suelo, es una solución factible a este reto mundial.
Según los resultados obtenidos durante los últimos tres años en la finca piloto de Planeses (Girona, Catalunya), el suelo vivo y fértil de un huerto regenerativo almacena alrededor de 30 veces más carbono atmosférico al año que uno convencional. Además, los pastizales regenerativos, que se gestionan con animales pastando, secuestran alrededor de tres veces más carbono al año que el pasto sin gestionar.
Estas tasas anuales de secuestro de carbono se producen durante los primeros 6 años después del cambio de modelo agroalimentario convencional al regenerativo. Una vez pasado este tiempo, el suelo se mantiene como un gran sumidero, puesto que el carbono almacenado no se libera a la atmósfera. Por otro lado, este modelo agrícola ya ha demostrado emitir un 40% menos de CO2 que el convencional al no usar pesticidas ni fertilizantes químicos y reducir la maquinaria.
Con la finalidad de que el sistema regenerativo testado por Polyfarming pueda replicarse a escala local y global, se ha presentado el Manual del Sistema Polyfarming. Un ’abecedario’ de la agricultura y ganadería regenerativa que pretende dotar de herramientas y conocimiento para que cualquier persona interesada pueda replicarlo en su propia finca.
“Es urgente transformar el modelo agroalimentario intensivo para que pase de ser uno de los causantes principales del cambio climático a ser un gran aliado”, comenta el coordinador del proyecto e investigador del CREAF, Marc Gràcia. “De hecho, hemos calculado que si toda la superficie agraria y de pastizales de Cataluña hiciera una transición a prácticas regenerativas, se compensarían completamente las emisiones anuales de CO2 del sector agrícola catalán”, continúa.
La comunidad experta reclama que la transición de un modelo a otro debe ser un objetivo a corto plazo, aunque reconoce que el cambio puede resultar difícil, porque implica un gran apoyo social, económico y político.
Huerta regenerativa. / CREAF
El eje central de las prácticas regenerativas es recuperar la fertilidad de la tierra, mantenerla húmeda y en condiciones para que la vida del suelo, que abarca microorganismos, plantas o insectos, sea capaz de secuestrar y almacenar una gran cantidad de carbono atmosférico en forma de materia orgánica.
En Planeses, los últimos tres años, la materia orgánica del suelo se ha duplicado. Este aumento también ha mejorado la capacidad de retener agua del suelo entre un 15 % y 20 % respecto al sistema convencional.
“Si el suelo tiene más materia orgánica, es capaz de retener más agua y se suaviza el efecto de las inundaciones, la erosión por fuertes lluvias y contribuye a que los cultivos puedan ser productivos bajo condiciones climáticas áridas severas, como las sequías, que cada vez más frecuentes en el mediterráneo debido al cambio climático”, señala Maria Josep Broncano, técnica del CREAF del proyecto Polyfarming.
Para conseguir estos niveles de materia orgánica el sistema regenerativo utiliza un sistema productivo circular y poco invasivo, “en el que el suelo es el centro del sistema”, comenta Marc.
Por ejemplo, las vacas pastan cada día en una parcela de pasto diferente y tardan un tiempo en volver a esa zona, para no estropear las plantas con el pisoteo: fertilizan con sus excrementos, se comen el mejor pasto y regresan cuando éste vuelve a estar en su punto.
Las gallinas y los conejos se mueven también, libremente, por una zona de pasto diferente cada día, transportados en gallineros y corrales móviles. Marc puntualiza que en el modelo regenerativo "la relación planta-animal es esencial, ya que el ganado es una pieza clave para recuperar la fertilidad del suelo”.
En la finca tampoco se utiliza prácticamente maquinaria pesada y se emplean los recursos del bosque para nutrir y proteger el suelo a la vez que se aumenta su capacidad de absorber o retener agua. Para ello, se elabora carbón vegetal o biochar, entierran troncos de madera, esparcen astillas de madera triturada (BRF), o fertilizan con abono Bocashi, un abono orgánico que se obtiene con restosvegetales y animales o biofertilizantes que se elaboran con plantas y microorganismos de montaña.
Las gallinas se mueven libremente por la huerta / CREAF
“Planeses era una finca abandonada antes de implementar el modelo regenerativo, allí el sistema convencional no hubiese sido rentable. Hoy, unos años más tarde, es un proyecto en el que trabajan ocho personas y que ha recuperado la actividad agraria y ganadera de la finca”, comenta Marc.
Gracias a que el sistema Polyfarming reduce la dependencia de insumos de mercado y de maquinaria pesada, y utiliza tecnologías accesibles para todos y aplicables a diferentes escalas, es una fórmula efectiva para recuperar la actividad agrosilvopastoral en zonas de montaña mediterránea abandonadas.
“Un país que no disponga de tierra fértil no es capaz de producir alimentos, ni de decidir políticas agrarias y alimentarias propias. Recuperar la fertilidad perdida permite promover la soberanía alimentaria y producir para toda la sociedad alimentos de calidad sin que exista un control por grandes lobbies externos”, añade el coordinador del proyecto.
El manual lo componen varios capítulos que explican el sistema regenerativo desde la perspectiva del suelo, el bosque, el prado, el ganado y los cultivos y que detallan cómo combinar e integrar los recursos que nos ofrecen en un modelo de producción agroalimentario. También incorpora técnicas concretas de agricultura y ganadería regenerativas y los beneficios ambientales, productivos y económicos que conlleva aplicarlas. Además, incluye una sección con el coste que implica ponerlo en marcha, tanto las diferentes técnicas por separado como el balance total. Este material es fruto de un trabajo exhaustivo de documentación, análisis y evaluación de la experiencia real de aplicar el sistema Polyfarming en la finca Planeses.
El proyecto también planea tres sesiones para replicar el modelo regenerativo en Extremadura, País Vasco y en la región de Ariège, Francia. La formación se enfocará a ganaderos y agricultores que busquen maneras más sostenibles de producir alimentos, tanto a nivel medioambiental como económico. En ellas se explicará sobre el terreno cómo pueden adaptar el modelo regenerativo a las diferentes condiciones ambientales y en función de los recursos disponibles.
“Polyfarming demuestra que el modelo regenerativo es una opción real y factible. Queremos que la finca y el manual sirvan como ejemplos que faciliten y contribuyan al cambio”, finaliza Marc.
La agricultura regenerativa es un concepto nuevo y revolucionario basado en alimentar de forma natural las plantas y utilizar solo los recursos de la tierra para hacerlo. No se trata de volver al pasado y hacerlo como se hacía en el siglo pasado.
Hoy en día se tiene un conocimiento científico muy avanzado de cómo funcionan los procesos naturales y la nutrición de las plantas que el modelo regenerativo ha utilizado para proponer técnicas nuevas. El centro del modelo es el suelo y por lo tanto la preocupación principal del agricultor es el de mantener un suelo vivo y húmedo.
Gracias a las técnicas mencionadas en las secciones anteriores, este modelo utiliza los recursos naturales de la finca para conseguir regenerar el suelo, recursos del bosque, los animales de pastoreo (con sus deyecciones) y del propio huerto.
La agricultura regenerativa protege el suelo de toda aquella intervención que puede afectar sus propios procesos biológicos: no se labra, no se deja suelo desnudo o sin cubierta y no se utilizan fertilizantes ni pesticidas químicos, entre otros.