El propio desarrollo de este tipo de demencias condiciona y limita a los pacientes a la hora de mantener una alimentación adecuada a sus necesidades. Así lo ha expuesto en el curso de Soporte Nutricional Específico celebrado en Tenerife Francisca Pereyra, especialista del servicio de Endocrinología del en el Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC), e investigadora de la relación entre nutrición y demencia.
Las personas que padecen algún tipo de enfermedad neurodegenerativa son más proclives que otras a presentar desnutrición, ya que este tipo de patologías supone la pérdida progresiva de las funciones cognitivas y por tanto, una merma en la realización de actividades cotidianas, entre las que se incluye alimentarse adecuadamente. En el caso de los pacientes con Alzheimer, éstos se desnutren a lo largo de su enfermedad, por lo que se aconseja realizarles valoraciones periódicas y precoces de la ingesta de nutrientes así como una dieta individualizada para cada persona.
El soporte nutricional en la demencia ha sido uno de los temas abordados en la última jornada del curso Soporte Nutricional Específico desarrollado en el Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC) en Tenerife, por Francisca Pereyra.
Según explica la especialista del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética, “un elevado aporte de grasas y calorías está asociado a una mayor prevalencia de demencias de tipo Alzheimer, mientras que ésta es menor en personas que mantienen un elevado consumo de pescado y cereales, tal y como recogen publicaciones en esta materia”, así se recoge en estudios epidemiológicos el papel protector de la dieta mediterránea ( ingesta elevada de grasa monoinsaturada, pescado, cereales y aceite de oliva entre otros).
Para Pereyra, “son muchos los factores que influyen en que una persona con Alzheimer no se encuentre equilibrado nutricionalmente debido a que pueden presentarse complicaciones a la hora de la ingesta, bien por trastornos neurosensoriales, por problemas mecánicos como pérdida de piezas dentarias o dolores, causas funcionales de origen neurológico así como trastornos de la conducta que se manifiestan por la negación, oposición o anorexia por parte del enfermo a la hora de comer”.
Diagnosticar la disfagia
De hecho, una de esas complicaciones es la disfagia, un trastorno de la deglución que se caracteriza por la dificultad de una persona de preparar el bolo alimenticio y desplazarlo desde la boca hasta el estómago. En este sentido, hasta un 84% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer puede presentar disfagia y debe diagnosticarse siempre en un enfermo que pierde peso de manera importante.
Pereyra recomienda que para las estrategias alimentarias que deben llevarse a cabo para alimentar adecuadamente a pacientes con demencias deben seguir unas pautas horarias regulares, fraccionar la dieta en 5 ó 6 tomas, aprovechar los gustos de los pacientes para preparar platos que les aporten muchos nutrientes, ofrecer cada plato de comida por separado para evitar la confusión, así como usar vajilla irrompible para evitar lesiones, entre otras.