Las mujeres dentro de la propia familia son las que mayoritariamente asumen los cuidados a personas de la tercera edad o con algún tipo de discapacidad. Una nueva investigación advierte de la importancia de la previsión del aumento de esta necesidad y de las posibles vías para afrontar este problema. Los autores subrayan que es fundamental una redistribución de estas tareas entre todos los sectores sociales.
“Existe una demanda de cuidados cada vez mayor de la que alguien tiene que hacerse cargo”, ha afirmado esta mañana en Madrid María Ángeles Durán, profesora del CSIC, en la presentación de un estudio sobre trabajo no remunerado financiado por la Fundación BBVA.
El cuidado de terceros es una de las labores más presentes en la lista de trabajos no remunerados, a los que en total los españoles dedican una media de más de 49 horas semana. Un 91,9% de las mujeres participan en este tipo de trabajo, frente a un 74,7% de los hombres, según los datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo de 2009-2010 del INE.
En el estudio anticipan un crecimiento de la demanda de cuidados del 50% de aquí a 2050. Sobretodo aumentarán entre las personas mayores, que pasarán a suponer el 27,5% de la demanda de cuidados al 46% en 2050.
No hay una estimación oficial del peso del trabajo no remunerado respecto al PIB. “A partir de la media del mercado y de los datos del INE, llegamos a la conclusión de que el PIB aumentaría en un 53% si se contabilizara el trabajo no remunerado”, asegura Durán.
Un trabajo realizado sobre todo por mujeres
El 10% de los adultos españoles cuida a personas enfermas o discapacitadas. Entre los cuidadores predominan las mujeres, y en particular en edades comprendidas entre los 50 y los 64 años, según esta investigación.
Y la tendencia es que esta labor aumente en los próximos años, debido al envejecimiento de la población. “Se plantea un problema de distribución: ¿Hasta qué punto pueden los hogares asumir los cuidados sin recibir ninguna recompensa por ello? y, ¿quién, dentro de los hogares, se ocupa de esto?”, plantea Durán.
“Hasta ahora, el cuidado se ha hecho en casa y se han ocupado las mujeres”, afirma Durán. “Pero se impone un modelo mucho más igualitario en el que el cuidado se reparta entre todos. El gran reto es la participación de los varones”.
“Las mujeres quieren incorporarse al mercado de trabajo, por lo que en unos años habrá muchas menos disponibles en casa para ocuparse del cuidado de niños y sobretodo de ancianos”, explica la investigadora. “Tendremos que cambiar nuestra estructura tanto en la oferta de servicios del mercado como públicos”.
La participación de la mujer en el trabajo remunerado ha aumentando en tres puntos y la del hombre ha bajado en 4 puntos, según la Encuesta de Empleo de Tiempo en INE, pero las diferencias siguen siendo importantes.
Un reto para toda la sociedad
Este tema se plantea como un desafío tan grande que no basta con una solución, tiene que tomarse medidas desde todos los flancos. “Por un lado, hay que concienciar de la necesidad de cuidados que tendremos al ser mayores, y que los ahorros de toda la vida irán destinados a esto”, ha enunciado Durán.
Además de una redistribución de la tarea dentro de los hogares, Durán también ha hablado de una posible restructuración fiscal. “En España, en comparación con otros países como Suecia o Alemania, se depende mucho más de la familia para cubrir estas necesidades”, señala el estudio.
“Pero la gente no quiere pagar más impuestos, así que todo el peso no puede recaer en esta vía”, ha reflexionado la investigadora. “Así que también el mercado debe diseñar sistemas eficaces y accesibles a la inmensa mayoría de la población para resolver la demanda de cuidados”.
Los autores han señalado la necesidad de prever clínicas gerontológicas, centro de cuidados infantiles y toda nuestra estructura de producción de servicios, que va a tener que ajustarse a este crecimiento de la demanda de cuidados.