La cuenca del Tajo, clave para el estudio del Achelense en Europa

El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana participa en un trabajo que demuestra la presencia de grupos humanos con tecnología achelense en el centro de la península ibérica durante más de 600.000 años.

Yacimiento de Valdocarros/Equipo de Investigación del Pleistoceno de la Cuenca del Tajo.
Yacimiento de Valdocarros / Equipo de Investigación del Pleistoceno de la Cuenca del Tajo

Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) participan en un trabajo que se ha publicado recientemente en la revista Quaternary International, liderado por Susana Rubio-Jara, del Instituto de Evolución en África (IDEA), sobre los yacimientos achelenses situados en el tramo medio de la Cuenca del Tajo, donde se constata que grupos humanos emplearon esta tecnología durante más de medio millón de años, con la que aprovecharon grandes mamíferos, entre los que destacan los proboscídeos, y desarrollaron actividades cinegéticas.

La Cuenca del Tajo, entre las provincias de Toledo y Madrid, constituye uno de los archivos más importantes de Europa para el estudio del Pleistoceno y el conocimiento de los grupos humanos anteriores a nuestra especie. En los tramos bajos de los valles de los ríos Jarama y Manzanares se encuentra la mayor concentración de yacimientos paleolíticos de la península ibérica.

La Cuenca del Tajo ha jugado un papel clave en la expansión europea de la tecnología achelense

Como se explica en este trabajo, la Cuenca del Tajo ha jugado un papel clave en la expansión europea de la tecnología achelense, ya que, probablemente penetró en nuestro continente por el Estrecho de Gibraltar. Además, los testimonios achelenses en el tramo medio de esta cuenca, abarcan más de 600.000 años, lo que implica uno de los marcos cronológicos más dilatados de Europa para este período.

“La excavación de estos yacimientos ha permitido constatar desde el aprovechamiento de elefantes, como se ha documentado en el yacimiento madrileño de Áridos, uno de los pocos donde se ha corroborado este hecho, hasta el consumo de pequeños mamíferos, pasando por caballos, ciervos o bóvidos.” explica el arqueólogo Joaquín Panera, uno de los investigadores del CENIEH que ha participado en este artículo.

“Además, la excavación de 836 m2 en otro yacimiento cercano, el de Valdocarros, una de las mayores superficies excavadas de un yacimiento achelense en Europa, ha permitido documentar una de las pocas actividades cinegéticas del Pleistoceno Medio europeo, y la recurrente ocupación de un meandro abandonado bajo episodios climáticos fríos y templados”, añade Joaquín Panera.

Fuente: CENIEH
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