Un grupo de expertos de la universidad hispalense investiga los ecosistemas del manglar, su reforestación y las especies que conviven en este hábitat. Además, forma a las poblaciones de Nicaragua para que mantenga una conservación sostenible de su ecosistema.
Un grupo de expertos de la Universidad de Sevilla desarrolla un proyecto de investigación con vertiente social en el que forman a las poblaciones nicaragüenses para la conservación sostenible de los manglares.
En colaboración con el Departamento de Fisiología Vegetal de la Universidad Autónoma de Nicaragua en León se están realizando investigaciones sobre la ecofisiología del ecosistema del manglar y se están diseñando estrategias para su conservación y para la reforestación de zonas degradadas.
La estrategia empleada incide tanto sobre el refuerzo institucional (dotación de equipos de investigación, de recursos humanos y bibliográficos, y creación de docencia de postgrado) como sobre la implicación de los moradores del manglar y en la transferencia de conocimientos e intereses desde la universidad a la sociedad.
Tras media década de trabajo, se ha logrado que muchos nicaragüenses sean partícipes directamente de la conservación de este hábitat formado por árboles (mangles) muy tolerantes a la sal que ocupan la zona intermareal cercana a las desembocaduras de cursos de agua dulce de las costas de latitudes tropicales de la Tierra. Tienen una enorme diversidad biológica con alta productividad, con gran número de especies tanto de aves como de peces, crustáceos o moluscos.
La responsable de este proyecto, Sofía García-Mauriño Ruiz-Berdejo, del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, afirma que la implicación de los habitantes de las zonas adyacentes es la garantía de conservación a largo plazo de este ecosistema. Y no solo para que sean capaces de autogestionarlo y obtener de él recursos (crustáceos, peces, madera) que les aseguren su subsistencia, sino también para crear nuevas alternativas de desarrollo sostenible, como cooperativas de ecoturismo. Además, estos manglares son la primera barrera de protección ante un desastre meteorológico como puede ser un tornado, una tormenta tropical o un tsunami.
La directora del grupo de investigación 'Fosforilación de Proteínas en Plantas y Metabolismo del Carbono', Cristina Echevarría Ruiz de Vargas, del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, informa de que este conjunto de investigadores se encarga también, y como investigación fundamental, del estudio de una familia de proteínas, la fosfoenolpiruvato carboxilasa (PEPC), que está presente en todas las plantas para conocer su regulación y sus funciones biológicas.
Así, se investiga su implicación en la fotosíntesis de tipo C4, como participan en la adaptación de las plantas a situaciones de estrés, en la regulación del pH de las células, en el equilibrio entre en nitrógeno y el carbono, en la regulación del movimiento de los estomas y en el desarrollo y la germinación de las semillas.
“Nos interesa, por ejemplo, conocer cual de cada una de estas variantes de la enzima se expresa en los diferentes tejidos y órganos de la planta y la cadena de señalización que se pone en marcha para que la planta decida cuando estas proteínas deben forforilarse y aumentar su actividad ”, explica Echevarría Ruiz de Vargas, quien añade que gracias a estos estudios se pueden mejorar biológicamente las plantas, desarrollar nuevas especies transgénicas mas resistentes a diferentes estreses y producir semillas con más calidad. Una observación preliminar de este grupo de investigación es que las plantas germinan mejor y de forma más robusta cuando carecen de una de estas enzimas.