La versión electrónica de esta herramienta se ha presentado en París en vísperas del Día Mundial de la Lengua Materna, que se celebra el próximo 21 de febrero. Las novedades son que los propios usuarios podrán completar, corregir o actualizar estos datos. En total, hoy existen más de 2.500 idiomas en peligro en todo el mundo, es decir más una tercera parte de la biodiversidad lingüística del planeta.
La UNESCO ha presentado en París la versión electrónica de la nueva edición de su Atlas de las lenguas en peligro del mundo. Se trata de una herramienta digital interactiva que contiene datos actualizados de más de 2.500 idiomas, y que podrá completarse, corregirse o actualizarse de forma permamente gracias a las aportaciones de los usuarios.
España recoge tres de estos idiomas en peligro, si bien su estado actual no es crítico. De los cinco niveles de vitalidad en que están clasificadas las lenguas -vulnerables, en peligro, seriamente en peligro, en situación crítica y extintas (desde 1950)- el vasco está en el nivel 1 mientras que el aragonés y el asturiano o bable están ya en el nivel 2.
Algunas de las informaciones presentadas son particularmente preocupantes: de los 6.000 idiomas existentes en el mundo, más de 200 se han extinguido en el curso de las tres últimas generaciones, 538 están en situación crítica, 502 seriamente en peligro, 632 en peligro y 607 en situación vulnerable.
El atlas muestra que 199 idiomas tienen menos de diez locutores y 178 más tienen un número de hablantes comprendido entre 10 y 50. Entre las lenguas muertas recientemente, el nuevo atlas cita, por ejemplo, el manés de la Isla de Man, que se extinguió en 1974 con la muerte de Ned Maddrell; el aasax de Tanzania, extinguido en 1976; el ubyh de Turquía, que se extinguió en 1992 con la muerte de Tefvic Esenc; o el eyak de Alaska (Estados Unidos), que desapareció en 2008 con la muerte de Marie Smith Jones.
El Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura ha sido contundente: “La desaparición de una lengua conduce a la desaparición de varias formas de patrimonio cultural inmaterial y del legado invaluable de las tradiciones y expresiones orales de la comunidad que la habla, que incluye poemas y chistes, proverbios y leyendas. Asimismo, la pérdida de los idiomas indígenas va también en detrimento de la biodiversidad, porque las lenguas vehiculan numerosos conocimientos tradicionales sobre la naturaleza y el universo”.
Amenazas a la biodiversidad lingüística
El trabajo de los más de 30 lingüistas que han participado en la realización del Atlas muestra que el fenómeno de la desaparición de lenguas es patente en todas las regiones y se da bajo condiciones económicas muy variables.
Por ejemplo, en África Subsahariana la población usa más de 2.000 idiomas para comunicarse, es decir, casi un tercio de todos los idiomas del mundo. Según el trabajo, es muy probable que al menos el 10% de las lenguas africanas desaparezca en los próximos 100 años.
El Atlas constata también que India, Estados Unidos, Brasil, Indonesia y México, países con una gran diversidad lingüística, son al mismo tiempo aquellos que tienen más lenguas en peligro. En Australia, el atlas señala no menos de 108 lenguas en distinto grado de peligro. En Francia, de los 26 idiomas en riesgo de desaparición, 13 están seriamente en peligro, ocho en peligro y cinco en situación vulnerable.
Hacia la recuperación de lenguas
Con todo, la situación que presenta el Atlas no es sistemáticamente alarmista. Así, Papua Nueva Guinea, el país con la mayor diversidad lingüística del mundo (se hablan más de 800 lenguas), es también uno de los que, proporcionalmente, tiene menos en peligro (88).
Además, hay lenguas que el atlas señala como extintas y que son objeto de una revitalización activa. Es el caso del córnico (Cornualles) o el sîshëë de Nueva Caledonia, que podrían transformarse de nuevo en lenguas vivas.
Además, gracias a políticas lingüísticas favorables ha aumentado el número de locutores de varias lenguas indígenas. Es el caso del aymará central y el quechua en Perú, del maorí en Nueva Zelandia, del guaraní en Paraguay y de varias otras lenguas de Canadá, de Estados Unidos y de México.
El nuevo documento permite confirmar que, debido a circunstancias de índole económica, y a políticas lingüísticas diferentes, a menudo una lengua no tiene el mismo grado de vitalidad según los países en los que se habla.
Para Christopher Moseley, lingüista australiano y redactor jefe del trabajo, “sería ingenuo y simplista afirmar que las grandes lenguas antiguamente coloniales, como el inglés, el francés y el español son siempre y en todas partes responsables de la extinción de otras”. Según el investigador, el fenómeno se debe a un “sutil juego de fuerzas”, y este trabajo permitirá a cualquier persona” entender mejor ese juego”.
La realización de este Atlas interactivo, ha sido posible gracias a la ayuda económica de Noruega, y se inscribe en el programa de la UNESCO para la salvaguardia de las lenguas.
Apoyándose en su papel de centro de intercambio de información, el objetivo de la UNESCO es facilitar el acceso a los datos y mapas disponibles y servir como foro de debate abierto a las comunidades, los especialistas y las autoridades nacionales.