Cruz Gallástegui Unamuno será el investigador homenajeado en la III edición del Día do Científico Galego, promovido por la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC). Gallástegui fue pionero en Europa en el campo de la experimentación con los híbridos del maíz y es considerado el padre de la modernización de la agricultura gallega a través de su labor en la Misión Biológica de Galicia, de la que fue fundador y de la que estuvo al frente casi cuatro décadas.
Este reconocimiento a la figura de Gallástegui, que coincide con el 50 aniversario de su fallecimiento, llega justo 25 años después de que la Real Academia Galega de Ciencias le rindiera homenaje, en marzo de 1985.
En la presentación de la edición de este año del Día do Científico Galego, celebrada esta mañana en Santiago de Compostela, intervinieron el presidente de la Real Academia Galega de Ciencias, Ernesto Viéitez; el profesor de investigación de la Misión Biológica de Galicia (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC) Amando Ordás; y el nieto del homenajeado, Juan Ramón Gallástegui Otero, profesor de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universidad de Santiago de Compostela.
El Día do Científico Galego se celebró por primera vez en 2008 con el recuerdo de la figura del matemático Enrique Vidal Abascal, continuando en 2009 con el reconocimiento de la labor del geólogo Isidro Parga Pondal. Su conmemoración tendrá lugar el 22 de abril, con un acto que se celebrará en la sed de la RAGC con la presencia de representantes de la comunidad científica y de instituciones gallegas.
La RAGC quiere consolidar el Día do Científico Galego como una celebración de toda la sociedad de Galicia, en la que la comunidad científica busca homenajear a las figuras más destacadas de su Historia, difundiendo su contribución para que la opinión pública pueda percibir, a través de los ejemplos más destacados del pasado, el prestigio actual de la investigación en Galicia y la necesidad de invertir recursos en ella para que su potencial sea cada vez mayor hacia el futuro.
Cruz Gallástegui
La elección de Gallástegui como protagonista del Día do Científico Galego en 2010 fue aprobada por unanimidad por el pleno de la RAGC con base "en su importantísima aportación a la modernización de la agricultura gallega, en su labor pionera en Europa en el campo de la experimentación con los híbridos del maíz y en su dedicación plena a la puesta en marcha y consolidación de una institución singular en el mapa científico gallego: la Misión Biológica de Galicia", tal y como recordó Viéitez en su comparecencia ante los medios esta mañana. El presidente de la RAGC fue discípulo de Gallástegui durante los años 50, una etapa en la que colaboró en sus investigaciones sobre el castaño.
Según Ordás, Gallástegui, a quien definió como "una figura clave de la ciencia española", fue "un gran conocedor de los problemas del campo gallego y pionero en la transferencia de tecnología al sector productivo".
Aunque no nació en Galicia, su trayectoria profesional estuvo ligada casi desde el principio a su tierra de adopción, donde se instaló definitivamente después de su período de formación en el extranjero, con un recorrido internacional inusual en su época. De hecho, como recordó su nieto esta mañana, su integración en la que se convirtió en la sede definitiva de la Misión Biológica de Galicia era tal que, el científico se identificaba al teléfono diciendo "hola, soy Gallástegui, de Pontevedra".
Gallástegui nació en Bergara (Guipúscoa) el 3 de mayo de 1891. Después de unos primeros años de estudios en su tierra natal, fue enviado por su padre, experto en horticultura, fruticultura y ganadería, a Limoges y a Alemania, donde se graduó como ingeniero en la Real Escuela Superior de Agricultura de Hohenheim. Allí conoció Xulio López Suárez, que le proporcionaría su primer contacto con Galicia invitándolo a conocer la finca que su hermano, 'Xoán de Forcados', tenía en O Saviñao (Lugo). Durante una temporada, dirigió allí, junto con su amigo, la granja experimental y la escuela agrícola nocturna a la que asistían los hijos de los labradores.
El encuentro con los hermanos López Suárez fue decisivo porque Xoán, que ya estaba ampliando estudios de Medicina en el Rockefeller Institute de Nueva York, consiguió que la Junta para Ampliación de Estudios le concediera una beca a Gallástegui, que llegó a Manhattan la finales de 1917, después de hacer el servicio militar en San Sebastián y realizar viajes de estudios a Dinamarca, Noruega y Suecia. López Suárez lo orientó hacia la Genética y, después de acompañarlo a visitar a los profesores Thomas H. Morgan y Edward M. East, los más célebres genetistas de aquella época en América, lo ayudó a instalarse en Boston para estudiar Genétic Vegetal en la Universidad de Harvard.
Después trabaja en la Agricultural Experiment Station de Connecticut sobre la fecundación del maíz híbrido, vive una temporada en New Haven y a partir de 1919 pasa a Ithaca (Nueva York) para proseguir sus estudios en el Departamento de Mejora Vegetal de la Universidad de Cornell. Al final de su estadía en EEUU y con el doctorado por Harvard y Cornell bajo el brazo, aún permanece un año en México, en la explotación agrícola de su tío Teodoro Gallástegui, poniendo en práctica lo que había aprendido. Mientras tanto, López Suárez gestionaba con la Junta Directiva de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago que solicitara la creación de un centro en el que se estudiara y trabajara sobre la mejora de la riqueza agrícola y ganadera de Galicia.
A su regreso de América, a principios de 1921, Gallástegui se une al proyecto acompañando a su amigo a Madrid para preparar la puesta en marcha de la Misión Biológica de Galicia. La propuesta fue aceptada rápidamente y en abril de 1921 nace la Misión Biológica con sede en Santiago, Gallástegui de director y un presupuesto anual de 10.500 pesetas. El centro se instaló en el espacio que le cedió la Escuela de Veterinaria, actual edificio del Parlamento de Galicia, y se hizo con la media hectárea de huerta que lo rodeaba para plantar maíz.
Los experimentos con esta planta, destinados a mejorar su productividad, y la búsqueda de soluciones a los problemas del castaño fueron las principales áreas de trabajo del centro en sus inicios, en los que se decidió intensificar esfuerzos en investigaciones de aplicación inmediata a la agricultura gallega. En esa etapa Gallástegui completa su formación sacando el título de veterinario. En 1924, Gallástegui casa con Elisa Fraiz y Tafall, con la que tiene dos hijos, María Lourdes y Juan Antonio.
Apoyo de Pontevedra, Lugo y Ourense
La desaparición de la Escuela de Veterinaria en el año 1926 dejó a la Misión sin instalaciones y abrió un período de incertidumbre, pero en 1927 el presidente de la Diputación de Pontevedra, Daniel de la Sota, hizo posible su traslado a Pontevedra, primero en la finca de Tablada y posteriormente en la granja y pazo de Gandarón, en Salcedo, donde se instaló definitivamente, con importantes mejoras en su plantilla y en las subvenciones anuales, también apoyadas por las Diputaciones de Lugo y de Ourense.
En Pontevedra, aunque su función básica continuó siendo la mejora del maíz por medio de la hibridación iniciada en Santiago, la Misión intensificó el contacto con los agricultores; repartió gratuitamente híbrido y propició la creación del Sindicato de Productores de Semillas; mejoró la baja productividad de las patatas; seleccionó y mejoró las plantas hortícolas; y orientó los trabajos de selección y nutrición del ganado porcino y la creación de una piara de la raza Large White.
A pesar de las incertidumbres que provocó la guerra civil, en 1939 la Misión Biológica pasa a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), lo que le permite la Gallástegui y a sus colaboradores mantener las líneas de trabajo en marcha e incluso se iniciaron nuevas tareas y se mejoraron las instalaciones. Y aunque el Ministerio de Educación fue imponiendo las normas directivas y administrativas de la Misión, en ningún momento se cuestionó la figura de Gallástegui, miembro del Seminario de Estudos Galegos y del Partido Galeguista y reconocido por sus contemporáneos como una gran personalidad científica.
Gallástegui dirigió la Misión hasta el mismo momento de su muerte, muy cerca de su mesa del laboratorio, en 1960. El espíritu práctico de su visión sobre la investigación científica, siempre pegada a las necesidades del agricultor y del ganadero, sigue guiando la labor del centro en la actualidad. Además, su legado continúa vigente a través de sus numerosas publicaciones, folletos divulgativos y artículos en la prensa, dirigidos a acercar sus conocimientos a la gente que los precisaba en su trabajo diario.