Durante mucho tiempo se había considerado a la pita ventrirroja una especie que podía avistarse en diferentes lugares del sudeste asiático. Pero una reciente evaluación de su estado de conservación revela que en realidad esta pequeña ave cantora, protagonista esta semana de #Cienciaalobestia, comprende doce especies, cuatro de ellas amenazadas.
La última actualización de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha incluido el pasado mes de diciembre a 742 nuevas especies de aves, todas ellas consideradas hasta ahora subespecies de otras.
Entre ellas destaca el caso de la pita ventrirroja (Pitta erythrogaster). Este pequeño y rechoncho pájaro de pico estirado y vientre rojo, parecido a un petirrojo pero con la cola muy corta, habita los bosques tropicales de Filipinas, así como otros lugares de suelos volcánicos en otras islas del sudeste asiático como Indonesia, Sula o Papúa Nueva Guinea. Se le ha llegado a avistar incluso en el extremo noroccidental de Australia.
La revisión taxonómica realizada por BirdLife Internacional, autoridad de la Lista Roja de la UICN, a través de un nuevo método propuesto en 2010 en la revista IBIS que garantiza mayor objetividad y consistencia, ha permitido demostrar que no es la misma ave la que se observa en todas estas localizaciones, sino doce especies diferentes.
“Llevamos muchos años con un amplio debate sobre la delimitación entre subespecies y especies de aves. Hasta ahora se venía haciendo con métodos morfológicos, genéticos, entre otros, pero sin un consenso de cómo hacerlo”, asegura a Sinc Juan Carlos Atienza, director de conservación de SEO/BirdLife, organización representante de BirldLife International en España. El hallazgo permite redefinir el estado de conservación de las doce nuevas especies de aves.
Las doce especies de pita ventrirroja. / BirdLife International/Andrea Canfora
Recién descubiertas y ya en peligro
Hasta este momento, la pita ventrirroja, que ahora adopta el nuevo género científico Erythropitta, había sido considerada como ‘preocupación menor’ dado el número de subespecies con las que contaba. Sin embargo, con la actualización, muchas de las nuevas especies quedan restringidas a una sola isla o archipiélago, y “por tanto con una probabilidad de extinción mucho mayor”, recalca Atienza.
Así, Erythropitta caeruleitorques (de las islas Sangihe en Indonesia) y Erythropitta palliceps (de las islas indonesas de Siau, Tagulandang y Ruang) empiezan a considerarse como ‘en peligro’; y E. inspeculata (islas Talaud en Indonesia) y E. splendida (en las islas Tabar en Papúa Nueva Guinea) como ‘vulnerable’.
“Ahora sabemos que muchas de estas especies están muy amenazadas y que tenemos que hacer algo si no queremos perderlas, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de sus amenazas son debidas a actividades humanas”, confiesa el experto.
Las doce especies han evolucionado de un ancestro común al estar aisladas en islas diferentes, pero dependiendo de las condiciones de las islas, su evolución ha sido dispar. “Podemos encontrar distintas coloraciones, cantos, tamaños y longitud de pico. Es un fenómeno muy similar al que ocurrió con los pinzones de Darwin en las islas Galápagos”, concluye Juan Carlos Atienza.