Salman Hameed, profesor asistente de Ciencia y Humanidades Integradas y astrónomo en el Hampshire College de Massachusetts (EEUU), revisa hoy en la revista Science la situación actual y las perspectivas de futuro del creacionismo en el mundo islámico.
Durante los últimos 20 años el debate sobre la enseñanza de la evolución en las aulas se ha centrado en Estados Unidos, pero algunos expertos opinan que el creciente nivel de educación y la importancia cada vez mayor de las ciencias biológicas en los países islámicos –y también en aquellos con una población musulmana extensa– trasladarán la discusión, en el curso de la próxima década, a la opinión pública con este credo.
Percepción actual de la teoría de evolución de Darwin
Dentro del Islam la opinión de la evolución no es homogénea, señala Hameed en su artículo de Science, sino que refleja el amplio espectro cultural y político existente dentro de los territorios donde predomina esta doctrina. Una diversidad que han mostrado algunos estudios recientes sobre la aceptación pública de la evolución.
El primero de ellos, de 2006, recogía la opinión sobre la cuestión de la evolución en 34 países, entre los cuales se contaba Turquía. En este país, el 25% de los adultos encuestados respondió estar de acuerdo con la afirmación “Los seres humanos, tal y como los conocemos, se desarrollaron a partir de especies animales más tempranas”, un resultado que Hameed califica de “preocupante” ya que Turquía es uno de los países, dentro del mundo islámico, con mayores niveles de educación y laicismo.
El segundo estudio, publicado en 2007, analizaba los datos recogidos entre 1996 y 2003 en seis países musulmanes. En esta ocasión, la pregunta a la que los participantes debían responder era: “¿Está de acuerdo o en desacuerdo con la teoría de la evolución de Darwin? Sólo el 16% de los indonesios, el 14% de los paquistaníes, el 8% de los egipcios, el 11% de los malasios y el 22% de los turcos la consideraban como probable o la más cierta. En la República de Kazajstán, este porcentaje se acercaba al 40%, y sólo el 28% consideraba la teoría falsa. Una fracción de la población, apunta Hameed, muy por debajo del aproximadamente 40% de población estadounidense con esa opinión.
Hameed cree que estos resultados dibujan un “panorama deprimente”, un “problema” que atribuye al hecho de que “en el mundo islámico, mucha gente, sino la mayoría, confunde la evolución con el ateísmo y la consideran inherentemente en contra de la religión”.
A pesar de todo, ciencia y religión pueden convivir
En muchos países musulmanes, el itinerario curricular en la escuela secundaria incluye la biología evolutiva pero, en general, la evolución humana queda excluida de los libros de textos. Éstos enfatizan, en cambio, los aspectos prácticos de la biología en los ámbitos sanitarios, medioambientales y de la biotecnología, y los estudios que se han realizado sobre la percepción de la ciencia en algunos de estos países no muestran una actitud ‘anticientífica’.
Hameed cree que la teoría de la evolución en el mundo islámico debería apoyarse en esos aspectos prácticos, y mostrarse como los “cimientos” de la biología moderna. No obstante, la realidad social y cultural en estos países hace necesario tener en cuenta el papel de la religión en el debate público.
Es posible que las ideas evolutivas sobre los orígenes del hombre tengan que hacer frente a serios obstáculos, pero también es posible un acuerdo pacífico, dice el profesor, y recuerda que los científicos musulmanes, especialmente los biólogos, cuentan con un gran prestigio en sus países. Por eso, dice, “deberían sacar provecho y escribir artículos en prensa y revistas con audiencia musulmana”.
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Referencia bibliográfica:
Salman Hameed. "Bracing for Islamic Creationism". Science 322: 1637-1638. 11 de diciembre 2008.