Ingenieros y científicos españoles llevan quince años desarrollando uno de los instrumentos más sofisticados con que el vehículo robótico de ExoMars debía buscar indicios de vida en el planeta rojo. Ahora no creen que llegue a volar.
“Lo esperábamos, pero es un palo”, dice a SINC Andoni Moral, del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA), jefe de proyecto del instrumento científico español a bordo de la nave ExoMars, cuyo lanzamiento acaba de ser suspendido. Varias decenas de ingenieros y científicos llevan unos quince años desarrollando en España este Espectrómetro Láser Raman (RLS), uno de los instrumentos más sofisticados con que el vehículo robótico de ExoMars debía buscar indicios de vida en Marte.
Moral es pesimista respecto a que la misión, o al menos su parte europea, llegue a volar. ExoMars es una colaboración de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Rusia, y estaba ya a punto de ser trasladada al cosmódromo ruso de Baikonur, en Kazajistán, para ser lanzada en septiembre.
El director general de la ESA Josef Aschbacher ha asegurado el jueves por la tarde en rueda de prensa que “estudiarán otras opciones” para que el vehículo robótico o rover Rosalind Franklin llegue a la superficie marciana, “sin descartar una cooperación con la NASA”. Pero Moral ve serios inconvenientes.
En dos años no da tiempo a cambiar de lanzador, a hacer un nuevo sistema de entrada, descenso y aterrizaje… Hacen falta seis años como mínimo. La única opción era esperar que la guerra acabara y que en dos años hubiera paz, pero es improbable
La colaboración de Europa y Rusia en ExoMars no era una mera subcontrata. “Es una colaboración en toda regla, muy estrecha”, dice Moral. La plataforma sobre la que va montado el rover —llamado Rosalind Franklin— es rusa, como también el lanzador —un cohete Soyuz—, y también partes críticas de la misión, como el sistema de entrada, descenso y aterrizaje.
“Sin la participación de Rusia habría que desarrollar este sistema prácticamente desde cero, costaría miles de millones y llevaría cinco o seis años”, explica Moral. Además, la plataforma de aterrizaje lleva una unidad de radioisótopos para proporcionar energía al rover, y esta es una tecnología que Europa no posee.
“En dos años no da tiempo a cambiar de lanzador, a hacer un nuevo sistema de entrada, descenso y aterrizaje… Tampoco en cuatro años. Hacen falta seis años como mínimo”, dice Moral. “Y mantener todo el equipo de la misión hasta 2029 sería costosísimo. La única opción era esperar que la guerra acabara y que en dos años hubiera paz… Pero es improbable. La decisión es bastante evidente”.
Instrumentos del Espectrómetro Raman y del Espectrómetro Mossbauer Miniaturizado II (MIMOS II) probados en Río Tinto, España. / ESA
La misión se diseñó hace veinte años y había sufrido ya varios retrasos. El jefe científico de la misión en la ESA, Jorge Vago, ha remitido a los numerosos investigadores que participan en la misión un mensaje comunicándoles “con inmensa tristeza” la decisión de los Estados Miembros de ESA de suspender ExoMars.
El instrumento tiene un objetivo muy orientado a la astrobiología: buscar evidencias de vida pasada en la superficie de Marte
En España, otros grupos del INTA colaboran en instrumentación de la plataforma de aterrizaje de ExoMars para medir el polvo y las condiciones ambientales de la superficie de Marte. Pero el instrumento más costoso, complejo y novedoso es el espectrómetro RLS, en el que han trabajado entre 10 y 30 ingenieros y científicos en diferentes periodos.
En RLS participan también instituciones de Francia, Reino Unido y Alemania, integradas en un consorcio internacional que comenzó a trabajar conjuntamente en el 2005. España lidera el consorcio, que tiene por jefe científico a Fernando Rull, investigador del Centro de Astrobiología en la Unidad Asociada al Grupo de Espectroscopía en Cosmogeoquímica y Astrobiología de la Universidad de Valladolid.
El Espectrómetro Láser Raman (RLS) de Exomars, desarrollado en España. / INTA
“En el INTA desarrollamos todas las fases del RLS: el concepto, la fabricación y la verificación y entrega”, dice Moral. El instrumento tiene “un objetivo muy orientado a la astrobiología: buscar evidencias de vida pasada en la superficie de Marte”, explica Olga Prieto Ballesteros, científica de la misión, del Centro de Astrobiología (CAB).
La colaboración internacional es esencial en el espacio. La diplomacia científica sigue existiendo y a nivel personal la relación se mantiene, pero institucionalmente debemos alinearnos con las sanciones impuestas a Rusia por nuestros Estados Miembros
RLS debía analizar con alta sensibilidad muestras también del subsuelo marciano, de hasta 2 metros de profundidad. Prieto, que lleva unos tres años en el proyecto, entiende “la gran frustración” de los miembros más veteranos del equipo, así como la de los científicos rusos, “que no son culpables”.
Anna Rathsman, presidenta del Consejo de la ESA, ha dicho en la rueda de prensa: “La colaboración internacional es esencial en el espacio. La diplomacia científica sigue existiendo y a nivel personal la relación se mantiene, pero institucionalmente debemos alinearnos totalmente con las sanciones impuestas a Rusia por nuestros Estados Miembros”.