Las herramientas de observación actuales no pueden informar sobre la mitad del calentamiento que se ha acumulado en la Tierra durante los últimos años. Según publica hoy Science, los sensores de los satélites, las plataformas oceánicas, y otros instrumentos no son adecuados para seguir la pista al calentamiento “perdido”. Éste podría estar acumulado en los fondos marinos.
Para determinar cuánta energía del calentamiento global permanece en la atmósfera existen dos métodOS: los satélites, que miden la radiación en la parte superior de la atmósfera, y la obsevación de los océanos, la principal reserva de energía.
Sin embargo, “existen discrepancias entre los métodos que teóricamente deberían estar de acuerdo. Al menos uno de estos dos métodos, sino ambos, contienen significantes errores porque los dos deberían ser capaces de estimar la energía acumulada en el sistema”, explica a SINC John Fasullo, coautor e investigador en el Centro Nacional para la Investigación Atmosférica (NCAR, por sus siglas inglés) en EE UU.
La energía del calentamiento global se distribuye por todo el sistema climático. El 90% se concentra en los océanos. Parte de la energía derrite la nieve y el hielo de Groenlandia, la Antárdida y el Ártico, calienta la superficie del suelo, y cambia la temperatura del aire. Pero “las profundidades marinas por debajo de 700 metros podrían estar implicadas de alguna forma en ese almacenamiento pero son difíciles de monitorizar”, advierte Fasullo.
Dónde está la energía perdida
“Los dos métodos no han congeniado del todo en los últimos cinco años. Sospechamos de un gran error en las estimaciones de la energía en el océano, pero algunos errores también podrían estar en las mediciones de la radiación. La energía ‘perdida’ es suficiente para provocar perturbaciones mayores en el clima, por eso necesitamos saber donde está”, declara a SINC Kevin Trenberth, autor principal e investigador en la Sección de Análisis del Clima en el NCAR.
Los dos autores se han centrado en este misterio sobre el cambio climático porque, aunque los instrumentos de satélites indican que los gases de efecto invernadero siguen atrapando la mayoría de la energía solar o el calentamiento, los científicos han sido incapaces de determinar desde 2003 dónde va gran parte de este calor.
El estudio, que hoy publica la revista Science, sugiere que con la rápida llegada de El Niño el año pasado, los eventos periódicos en los que las aguas superiores del océano atraviesan gran parte del Océano Pacífico se ha calentado “de forma significativa”. Esto podría ser una de las maneras en las que la energía solar ha reaparecido.
“El calentamiento volverá para atormentarnos tarde o temprano”, asegura Trenberth. “La prórroga que hemos tenido en los últimos años por parte del aumento de las temperaturas no continuará. Es necesario hacer un seguimiento de la acumulación de energía en nuestro sistema climático para comprender lo que está sucediendo y predecir el futuro clima”, añade el investigador estadounidense.
Mejorar la instrumentación
Para los científicos es “imperativo” mejorar las medidas del flujo de energía en el sistema climático de la Tierra. Además, la mejora de los análisis de la energía en la atmósfera y los océanos ayudaría a los científicos a comprender y anticipar patrones inusuales del tiempo, como brotes de frío a lo largo de EE UU, Europa y Asia el pasado invierno.
Como los gases de efecto invernadero se acumulan en la atmósfera, los satélites muestran el desequilibrio de la energía que entra en la atmósfera por el Sol y la energía que sale de la superficie de la Tierra. Este desequilibrio es la fuente del calentamiento global a largo plazo. Sin embargo, para los científicos, hacer el seguimiento del creciente calor en la Tierra es más complicado que medir las temperaturas de la superficie del planeta.
“Hacer el seguimiento del flujo de la energía es clave para interpretar y validar los modelos actuales del clima usados para la predicción”, señala a SINC Fasullo. Los científicos insisten en la necesidad de mejorar la precisión de las diferentes bases de datos para permitir “el desarrollo de variaciones del clima coherentes”.
Para ello, los autores piden sensores oceánicos adicionales, así como más análisis sistemáticos de datos y nuevos enfoques para calibrar los instrumentos satelitales, y resolver el misterio.
------------------------------------
Referencia bibliográfica:
Kevin E. Trenberth y John T. Fasullo. “Tracking Earth’s Energy” Science Vol 328, 16 de abril de 2010.