El Titanic naufragó en la noche del 14 de abril de 1912 en el Atlántico Norte al chocar contra un iceberg. Transcurridos cien años desde su naufragio, el barco hundido estará protegido a partir del sábado por la Convención de la UNESCO para la defensa del patrimonio cultural subacuático.
“A partir de ahora, los Estados Partes en la Convención podrán prohibir la destrucción, los pillajes, la venta y la dispersión de objetos hallados en el Titanic. Podrán también tomar todas las medidas a su alcance para proteger el pecio y hacer que los restos humanos hallados en su seno reciban un trato digno”, ha explicado en un comunicado la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencias y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés).
La directora general de la organización, Irina Bokova, expresó su satisfacción por el hecho de que el Titanic esté ahora protegido por la Convención y manifestó también su inquietud frente a la destrucción y el pillaje que sufren numerosos pecios antiguos, algo que hacen posible las tecnologías, cada vez más sofisticadas.
Los restos del Titanic yacen a 4.000 metros de profundidad frente a las costas de Terranova (Canadá). Al hallarse en aguas internacionales, ningún estado puede reivindicar la jurisdicción exclusiva del sitio. Los países sólo pueden ejercer su jurisdicción en los navíos con pabellón nacional de esas aguas.
Hasta ahora, el barco no podía beneficiarse de la protección de la Convención, adoptada por la UNESCO en 2001. Esta solo se aplica a los vestigios sumergidos desde hace al menos un siglo y proporciona un marco de cooperación a los Estados Partes para impedir exploraciones cuyo carácter científico o ético sea dudoso. Los países también pueden decomisar los objetos sacados ilegalmente del agua y cerrar sus puertos a cualquier navío que realice actividades de exploración no conformes con sus principios.
“El naufragio del Titanic está anclado en la memoria de la humanidad, me alegro de que pueda en adelante beneficiarse de la Convención de la UNESCO. Pero existen muchos miles de pecios y lugares arqueológicos cuyo valor científico también hay que proteger”, ha declarado Bokova, que exhortó a los submarinistas a no depositar residuos ni placas conmemorativas en el pecio del Titanic.
Evitar el expolio de los 'cazatesoros'
La Convención para la protección del patrimonio subacuático, adoptada en 2001 por la Conferencia General de la UNESCO, tiene como objetivo proteger los pecios, los sitios arqueológicos, las grutas ornamentadas y otros vestigios culturales que yacen bajo las aguas. Este tratado es una respuesta de la comunidad internacional a la creciente destrucción del patrimonio subacuático a manos de cazadores de tesoros.
“Hemos de proteger los tesoros sumergidos del mismo modo que no toleramos el pillaje del patrimonio cultural terrestre”, ha añadido la directora general.
La Convención, destinada a preservar in situ el patrimonio sumergido, también se propone favorecer el acceso del público a este tesoro y alentar la investigación arqueológica. Por el contrario, no tiene como vocación solucionar la cuestión de la propiedad de los vestigios ni cuestiona los derechos soberanos de los Estados.
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