Detectada una galaxia formada 200 millones de años después del Big Bang

Un equipo internacional, con participación del CSIC y la Universidad del País Vasco, ha descubierto una galaxia de la época de la reionización, una inexplorada etapa del universo temprano. El hallazgo ha sido posible gracias a los mejores telescopios espaciales y al efecto de lente gravitacional de un cúmulo de galaxias.

Una joven galaxia vista a través de una lente cósmica. Foto: The CLASH team / The Space Telescope Science Institute

Un equipo internacional, con participación del CSIC y la Universidad del País Vasco, ha descubierto una galaxia de la época de la reionización, una inexplorada etapa del universo temprano. El hallazgo ha sido posible gracias a los mejores telescopios espaciales y al efecto de lente gravitacional de un cúmulo de galaxias.

La Imagen muestra el cúmulo MACS1149 2223. Su enorme fuerza de gravedad actúa como una 'lente cósmica' que magnifica la galaxia muy distante del fondo.

Esta semana se publica en Nature una investigación que ha hallado una galaxia que data de la reionización, una época del universo aún inexplorada (se encuentra fuera de la sensibilidad de la mayoría de los telescopios), pero cuyo conocimiento resulta esencial para trazar la historia cosmológica. Científicos del CSIC y la Universidad del País Vasco han participado en el proyecto.

El hallazgo, realizado con los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, ha sido posible gracias al efecto de lente gravitatoria producido por un cúmulo de galaxias situado en la trayectoria de la luz de MACS1149‐JD, la galaxia recién detectada, cuya luminosidad se vio magnificada.

"La mayor parte de los objetos de este tipo que se conocen son extremadamente débiles y no se puede decir mucho sobre ellos más allá de que existen. Sin embargo, la luz que nos llega de MACS1149‐JD está amplificada casi 15 veces por el efecto de lente gravitatoria del cúmulo que se encuentra en su camino y que actúa como una lupa cósmica”, señala uno de los autores, Txitxo Benítez, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA, CSIC).

“Esto nos permitirá estudiarlo en detalle con otros telescopios y, por tanto, caracterizar las propiedades de las primeras galaxias que aparecieron después del Big Bang", añade el científico.

La luz llega amplificada casi 15 veces por el efecto de lente gravitatoria

La observación del universo lejano implica adentrarse en su pasado: debido al tiempo que la luz tarda en alcanzar la Tierra, vemos el Sol cuando era ocho minutos más joven. Así, si la luz de una galaxia ha tardado 13.200 millones de años en llegar, estamos viéndola tal y como era en el universo primitivo (el universo tiene una edad estimada de 13.700 millones de años). Ese es el caso de MACS1149‐JD, una galaxia muy débil que se halla entre las galaxias conocidas más distantes.

“Calculamos que esta galaxia pudo formarse hace unos 13.500 millones de años, lo que la sitúa en una etapa verdaderamente interesante: se estima que las primeras estrellas surgieron entre los 100 y los 250 millones de años tras el Big Bang y que fueron las responsables de la reionización del medio interestelar, poniendo fin a la ‘era oscura’, explica el investigador Alberto Molino, también del IAA.

“La luz ultravioleta de aquellas primeras estrellas comenzó a ionizar los átomos de hidrógeno neutro que poblaban el universo (y que absorbían la radiación, de ahí la ‘era oscura’) y el universo fue, paulatinamente, haciéndose transparente a la radiación, es decir, observable”, añade el experto.

Este trabajo se enmarca en el proyecto CLASH (Cluster Lensing and Supernova survey With Hubble, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo principal reside en aportar luz sobre la materia y la energía oscuras. CLASH lleva a cabo un estudio en detalle de 25 cúmulos de galaxias. Uno de ellos, MACS J1149+2223, causante de la amplificación de la luz de MACS1149‐JD, constituye una de las lentes más poderosas conocidas.

Referencia bibliográfica:

Wei Zheng et al. “A magnified young galaxy from about 500 million years after the Big Bang. Nature, 20 de septiembre de 2012. DOI: 10.1038/nature1144

Fuente: CSIC
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