Un nuevo estudio muestra que la forma en que las madres hablan con sus hijos cuando son pequeños tiene un efecto duradero en sus habilidades sociales. Los investigadores encontraron que los niños cuyas madres solían hablarles de los sentimientos, las creencias, los deseos y las intenciones de la gente desarrollaban una mejor comprensión social que los niños cuyas madres no les hablaban “sobre el estado de ánimo”.
La investigación, realizada en la Universidad de Sussex (Reino Unido), midió la comprensión social en niños de entre 3 y 12 años. Para ello, los expertos observaron la forma en que cada madre hablaba con sus hijos de tres años mientras miraban juntos una serie de imágenes, y encontraron que los niños cuyas madres habían descrito a menudo el estado de ánimo de las personas de las imágenes hicieron los ejercicios de comprensión social especialmente bien.
La relación entre las charlas sobre el estado de ánimo a edades tempranas y el desarrollo de la comprensión social era más significativa en la niñez temprana y era independiente del coeficiente intelectual o la comprensión social de la madre. Sin embargo, cuando los niños tenían entre 8 y 12 años, la influencia de las conversaciones con la madre era menos fuerte, probablemente, como indican los investigadores, porque los niños mayores tienen más tendencia a verse influenciados por sus compañeros y otros adultos.
Otra de las tareas del experimento, financiado por el Consejo de Investigación Económica y Social de Gran Bretaña, desarrollada por los investigadores para comprobar la comprensión social en la niñez intermedia (de 8 a 12 años), empleaba vídeos de la comedia de televisión The Office.
“El personaje de Ricky Gervais, David Brent, es un ejemplo típico de alguien que es muy insensible y hace unas lecturas incorrectas de las situaciones sociales. Sentimos vergüenza ajena al verlo porque nos incomoda esa absoluta falta de comprensión social”, explica la doctora Nicola Yuill, que ha dirigido las etapas finales de la investigación.
Así, a partir de los ocho años, los niños del estudio también empezaban a sentir vergüenza ajena. Consideraban las escenas en las que aparecían las meteduras de pata de David Brent más embarazosas que las demás y mostraban una buena comprensión de lo que estaba haciendo mal. Al final del estudio, los niños medían la comprensión social igual que sus madres, lo que demuestra que a los 12 años los niños pueden ser tan complejos desde el punto de vista social como los adultos.
La comprensión social no implica un buen comportamiento
El estudio también demostró que comprender a otros y comportarse bien con ellos son cosas distintas. Los investigadores se sorprendieron al encontrar que los niños con una comprensión social más compleja también mostraban los comportamientos más negativos hacia sus madres cuando conducían un coche de juguete por un circuito (un ejercicio en el que tenían que trabajar los dos en equipo).
“A partir de los resultados de nuestro estudio, yo no diría que tener una buena comprensión social sea garantía de un buen comportamiento. Tener una buena comprensión social es solamente una parte del conjunto; tiene que utilizarse de una forma socialmente beneficiosa", sostiene Yuill.
Aunque su relación con el comportamiento es compleja, la comprensión social es una habilidad esencial para interactuar con otros tanto en el trabajo como en el juego, y según este estudio, las conversaciones sobre el estado de ánimo en edades tempranas parecen ser un buen punto de partida. Tal y como afirma la investigadora, esto tiene implicaciones muy interesantes para todos los responsables de la educación de los niños.
“El empleo de charlas sobre el estado de ánimo no es difícil. No requiere unas habilidades lingüísticas destacadas ni una comprensión social compleja, y parece algo sumamente didáctico. Sería realmente interesante trabajar con personas que dirigen programas de aprendizaje familiar para averiguar si el enseñar a los padres a emplear las charlas sobre el estado de ánimo tiene un efecto beneficioso sobre la comprensión social de sus hijos", concluye Yuill.
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Referencia bibliográfica:
Nicola Yuill et al. “The relation between parenting, children's social understanding and language”.
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