Los nuevos descubrimientos en el yacimiento arqueológico de La Bastida (Totana, Murcia) han revelado un impresionante sistema de fortificación. El hallazgo reafirma que la ciudad fue el asentamiento más desarrollado de Europa en términos políticos y militares durante la Edad del Bronce hace 4.200 años, solo comparable con la civilización minoica de Creta.
Las excavaciones arqueológicas realizadas este año en el yacimiento arqueológico de La Bastida (Totana, Murcia) han sacado a la luz un sistema de fortificación único en su época. Constaba de una muralla de dos a tres metros de grosor, construida con grandes piedras trabadas con argamasa y reforzada por torres macizas troncopiramidales distribuidas a escasa distancia entre sí y de unos cuatro metros de lado.
La altura original del complejo defensivo rondaría los seis o siete metros. Hasta ahora se han descubierto seis torres a lo largo de un tramo de 70 metros, aunque el perímetro de la fortificación habría alcanzado los 300 metros. La entrada al recinto se realizaba a través de un pasillo flanqueado por potentes muros, que quedaría cerrado con portones encajados entre gruesos postes de madera.
Uno de los elementos arquitectónicos más relevantes que se han descubierto es un arco apuntado que remata una poterna, o puerta secundaria, próxima a la entrada. El arco se ha conservado completo y es inédito en la prehistoria europea. Sus precedentes se hallan en la segunda ciudad de Troya (Turquía) y en el mundo urbano del Próximo Oriente (Palestina, Israel y Jordania), influido por las civilizaciones de Mesopotamia y Egipto.
Esto indicaría la participación de gente de Oriente en su construcción, llegada a La Bastida tras la crisis que asoló sus regiones hace 4.300 años. Hubo que esperar entre 400 y 800 años para que civilizaciones como la hitita y la micénica, o grandes ciudades-estado mediterráneas como Ugarit adoptasen esta innovación en su arquitectura militar.
Una obra pensada por y para el combate
La fortificación de La Bastida impresiona por su monumentalidad, por los conocimientos de arquitectura e ingeniería que exhibe, por su antigüedad y porque ayuda a conocer un pasado tan lejano en el tiempo como reconocible en el presente.
Supone además una innovación en el arte de atacar y defender fortificaciones, específicamente militar. Fue una obra pensada en exclusiva por y para el combate, a cargo de personas bregadas en unas lides desconocidas hasta entonces en Occidente.
Las torres y los lienzos de muralla revelan conocimientos muy avanzados en arquitectura e ingeniería, salvando desniveles de hasta el 40%. Las argamasas utilizadas proporcionaron una enorme solidez a la obra, trabando con fuerza las piedras, haciendo impermeables sus paredes y negando así cualquier asidero a los asaltantes.
La poterna como acceso recóndito y cubierto exigiría para su encaje en la muralla una planificación previa de todo el conjunto defensivo y los conocimientos adecuados de ingeniería para lograrlo.
La primera ciudad de Europa continental en la Edad del Bronce
Las últimas excavaciones y el resultado de varias dataciones de carbono 14 indican que La Bastida fue probablemente la ciudad más poderosa de Europa continental durante la Edad del Bronce y una plaza fortificada desde sus comienzos, hacia el 2200 antes de nuestra era, con un sistema defensivo insólito en la Europa de su tiempo.
La fortificación no ha sido el único hallazgo. Entre 2008 y 2011, las excavaciones ya habían sacado a la luz grandes residencias de más de 70 metros cuadrados que se distribuían por las 4 hectáreas de la ciudad. Estas grandes casas, viviendas y edificios públicos se alternaban con otras construcciones de menor tamaño separadas mediante accesos, corredores y plazas.
Una gran balsa dotada de un dique de 20 m de longitud capaz de almacenar casi 400.000 litros de agua expresa igualmente una complejidad y unas necesidades de la población sin parangón en aquel tiempo.
Los descubrimientos de La Bastida revelan una ruptura militar, política y social: la instauración de un poder violento y clasista, que perduró durante siete siglos y que condicionó el desarrollo de las comunidades del resto de la Península. En conjunto, replantean lo que se sabe sobre el origen de las desigualdades económicas y políticas en Europa, la formación del estamento militar y el papel de la violencia en la formación de tradiciones identitarias.
Hacia un parque arqueológico único en España
Las excavaciones en La Bastida están dirigidas por el equipo de investigación del Grupo de Arqueoecología Social y Mediterránea (ASOME) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), formado por los profesores Vicente Lull, Rafael Micó, Cristina Rihuete y Roberto Risch. Cuentan con el apoyo y patrocinio de la Consejería de Cultura de la Región de Murcia, la UAB, el Ayuntamiento de Totana. Los ministerios de Industria, Comercio y Turismo, y de Economía y Competitividad también han apoyado el proyecto.
La Bastida pretende ser excavada sistemáticamente para ofrecer al público un Parque Arqueológico único en España, que aúne un museo monográfico, un centro de investigación y documentación, y un yacimiento acondicionado para su visita. Su apertura y mantenimiento dependerá del compromiso entre diferentes instituciones públicas y agentes sociales.