Los resultados aparecen en el último número de la revista 'Eye'

Crean un protocolo para facilitar el tratamiento de un tipo de inflamación ocular

Especialistas del Complejo Asistencial de León han creado un protocolo de cribaje para facilitar el diagnóstico y tratamiento de la uveítis, una inflamación en la parte interna del ojo ocasionada por diferentes factores.

Crean un protocolo para facilitar el tratamiento de un tipo de inflamación ocular
Foto de fondo de ojo en un paciente afecto de uveítis posterior presuntamente secundaria a tuberculosis.

Los oftalmólogos e inmunólogos de la Unidad de Uveítis, en el Complejo Asistencial de León, han conseguido mejorar el tratamiento de un grupo de pacientes cuya inflamación en el ojo estaba presuntamente relacionada con la tuberculosis al considerar que está relacionado con una reacción hipersensible al bacilo que causa la enfermedad. Según los expertos, la uveítis no está causada por un motivo específico, sino que pueden incidir diferentes factores: traumatismos, neoplasias, infecciones o reacciones autoinmunes.

Descartar las enfermedades infecciosas, que pueden incluso empeorar de no recibir el adecuado tratamiento, resulta fundamental. En concreto, la ocasionada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que origina la enfermedad del mismo nombre, "una enfermedad infecciosa compleja de la que se ha demostrado que afecta a muchos órganos, no solamente a los pulmones", explica el oftalmólogo Miguel Cordero, uno de los coordinadores del trabajo, que aparece en el último número de la revista Eye.

Los autores del estudio clínico han demostrado cómo algunos pacientes pueden desarrollar uveítis secundaria al bacilo de la tuberculosis, pero lo hacían no como causa de la infección, sino como una reacción extraña del sistema inmune. "Hasta ahora se pensaba que la uveítis partía del agente infeccioso. La hipótesis que planteamos es otra: se trata de un mecanismo de hipersensibilidad de ciertas personas", indica el médico. Sería, simplificando la explicación, como una especie de alergia que los individuos padecen después de haber entrado en contacto con el bacilo.

Para realizar el estudio clínico, los especialistas identificaron a una serie de pacientes con una serie de premisas. En primer lugar, debería existir una infección previa por el bacilo. En segundo, el tipo de uveítis debía de ser clínicamente compatible con el estudio. En tercer lugar, el paciente debía ser de reciente diagnóstico o resistente a los tratamientos previamente aplicados. Por último, el origen de la uveítis no debía de atribuirse a otro factor como un traumatismo u otra infección. Los investigadores encontraron a 31 pacientes con estos rasgos, todos tratados en el Hospital de León y procedentes en su mayoría de misma provincia.

El protocolo de actuación incluyó una prueba en sangre (denominada serología), un cribaje autoinmune, un estudio de imagen por radiografía de tórax o escáner torácico y la prueba de Mantoux. Los médicos incluyeron un ensayo denominado de liberación de interferón gamma, que facilitó el diagnóstico. Gracias a este sistema, se pudo detectar la relación de la uveítis y el bacilo en 8 de esos pacientes. Después de nueve meses de tratamiento con fármacos destinados al tratamiento de la tuberculosis, la mayoría de los pacientes tratados mostraron disminución de la inflamación intraocular y mejora en la agudeza visual. Los médicos confirmaron que el uso de la liberación de interferón gamma era útil para la toma de decisiones de tratamiento antituberculoso en pacientes con uveítis originada por el bacilo.

La investigación proseguirá, afirma Cordero, con la caracterización de los pacientes que padecen esta inflamación con origen en esta bacteria. "¿Por qué reacciona el organismo ocasionando la uveítis y qué motivos son los que existen para que estos pacientes estén predispuestos a esta reacción?", se pregunta el médico.

Para ello, la unidad de Uveítis, que forma parte de los servicios de Oftalmología e Inmunología, comenzará un estudio inmunológico. Por ese carácter de unidad compartida por dos servicios, la investigación contó con el trabajo de un equipo bidisciplinar, en la que Miguel Cordero coordinó la parte oftalmológica y el doctor José María García Ruiz de Morales la inmunológica.

Fuente: DiCYT
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